River, un equipo de diván: las urgencias de Gallardo para no sufrir en el Mundial de Clubes

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Un equipo de diván, River tuvo una evidente recaída. Y necesita, otra vez, una urgente terapia de grupo. Al cerrar el semestre doméstico de la misma manera en que lo empezó, haciéndose un gol y sufriendo horrores para meterle alguno al rival, certificó que su problema, como su ciclotimia, es circular: aparece, desaparece y vuelve a reaparecer mostrando los mismos síntomas que lo llevaron a analizarse en profundidad para salir del pozo.

De todos modos, con la varita alta o sin ella, Marcelo Gallardo ya pudo comprobar que más allá de sus altibajos y desequilibrios, en el equipo hay un sustento que le permite ilusionarse con que en la faceta ofensiva el juego le vuelva a fluir en el Mundial de Clubes como lo hizo en ese veranito de siete partidos en el que le brotaron el fútbol y los goles.

Aunque si el entrenador quiere ir a medirse en el palo y palo con los rivales de fuste que le va a oponer el torneo que se llevará la atención del planeta fútbol en menos de tres semanas, necesitará que urgentemente se terminen los errores (y horrores individuales) a la hora de defender.

Porque River se fue de minivacaciones sabiendo que, antes que todo, es un equipo indefenso. Acomplejado por los severos complejos de sus marcadores centrales (y en los últimos días de su lateral izquierdo), en los 26 partidos que jugó en el año jamás pudo encontrar la solidez y la robustez que caracterizó a los grandes equipos del Muñeco.

Pezzella y una imagen desconocida. EFE.

En esta montaña rusa futbolística que resultó su temporada, el River 2025 logró reponerse de todos sus problemas menos del que supone el desconocido nivel de Germán Pezzella, Lucas Martínez Quarta y, en menor medida, de Paulo Díaz. Una cuestión a la que, por más remanida y evidente que resultó, el entrenador deberá encontrarle la vuelta al regreso del trabajo si no quiere sumar más disgustos a los ojos del mundo en Estados Unidos, en donde tendrá que contener a delanteros de la talla de Lautaro Martínez (Inter) o Serhou Guirassy (Borussia Dortmund), entre tantos otros.

Paulo Díaz llegará con lo justo al Mundial de Clubes por lesión. FOTOBAIRES.

Acaso no haya sido exclusiva responsabilidad de ellos que en los últimos ocho partidos el equipo haya podido mantener el arco en cero en una sola oportunidad, ante Barracas, y le hayan convertido diez goles. Porque en algunas oportunidades hubo fallas individuales (Armani frente a Universitario, la más fresca) y en otras, errores colectivos en el retroceso.

Aunque lo que fue una constante antes y después de eso fue el nivel de futbolistas que supieron ser de Selección y que hoy padecen un bajón tan pronunciado que es para un psicólogo…

Fuente: https://www.ole.com.ar/

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