Por estos días, Joaquín fue protagonista una vez más de un desopilante momento: una charla delirante, un recuerdo tierno y bizarro, y una historia que mezcla tragedia, risa, enseñanza y hasta una rehabilitación animal digna de película.
Levinton participó en uno de los últimos episodios de Terapia Picante, el ciclo conducido por Alan Parodi en el que los invitados se someten a una serie de salsas ultra picantes mientras responden preguntas personales. Y en ese contexto donde los sentidos se alteran y las verdades salen sin filtro, el cantante no defraudó.
Después de contar que vivió en un PH con 9 habitaciones y una rata a la que bautizó Miguel -que incluso inspiró un corto animado suyo que todavía puede verse en YouTube-, relató otra una historia con un roedor que dejó a todos boquiabiertos: la vez que su hámster murió apenas lo compró… pero revivió.
JOAQUÍN LEVINTON CONTÓ LA HILARANTE ANÉCDOTA CON UN HÁMSTER RECIÉN COMPRADO
“Una vez me compré un hámster. Fui corriendo con él y subí a la cucheta al piso de arriba. Apenas abrí la cajita se cayó muerto abajo. ¡Lo acababa de pagar! No duró ni 30 segundos”, empezó contando Joaquín. Entre risas, explicó cómo lo metió de nuevo en la cajita y salió corriendo al veterinario.
“El tipo, el veterinario le hace así y el hámster movió la patita. Y dice: ‘Este hámster está golpeado’. Yo le decía: ‘No, no, no está golpeado. Te lo juro. Este está golpeado’. Y me dijo: ‘Mirá, flaquito, yo te lo voy a arreglar, te lo voy a enyesar para que veas y aprendas que vas a tener que cuidar un animal’”, continuó el intérprete.
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Por más increíble que parezca, el final de la historia terminó siendo feliz: “Le enyesó la caderita y la patita, y me lo dio. Era el hámster lisiado, el que no iba a poder hacer la ruedita, ¿entendés? Un desastre”. Entre carcajadas, el conductor agregó: “Vos lo único que querías era que haga la ruedita”. Y Joaquín, como un niño ilusionado, cerró: “Era lo único que quería, que gire en la rueda, ¿me entendés?”.
Lo cuidó un año entero, le dio de comer en la boquita y cuando le sacaron el yeso, pasó lo que parecía imposible: “Le sacaron el cochecito y caminó. Y se metió en la ruedita”. Así, entre lágrimas y mucho picante, Levinton contó una historia de película en la que dejó una lección: a veces, hasta los hámsters tienen segundas oportunidades.
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Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/