Doña Blanca Azucena Maturana cumplió 100 años y hubo un gran festejo de familiares y amigos en el Centro de Jubilados “Posta de Yatasto” de Metán, el fin de semana pasado. “Yo la verdad que me admiro de haber cumplió 100 años. Todo parece haber pasado muy rápido”, dijo a El Tribuno, cuando tejía con lana, sentada en una silla, mientras le daba el sol en una tarde fresca en Metán Viejo, donde actualmente reside con una de sus hijas.
“Yo me siento muy bien, como de todo, hago mis tejidos, como lo hice siempre, porque yo le vendía a una señora de Metán. También tengo mis gallinas y vivo feliz en esta zona rural”, dijo doña Blanca.
La mujer nació el 20 de mayo de 1925 en La Viña, es hija de Ramón Maturana y de Juana Martínez. “Nosotros fuimos tres hermanos. Mi padre era mecánico y llegó a la zona de Metán porque vino a trabajar arreglando motores de la energía eléctrica. Esta zona estaba en pleno crecimiento. Yo era muy chiquita”, relató.
Blanca vivió con su familia en Yatasto y en Metán Viejo, donde actualmente tiene su casa a un costado de la ruta nacional 9/34. Se casó con Bruno Emilio Gallardo, con quien tuvo cinco hijas.
Sobre las recomendaciones para poder llegar a los 100 años dijo que: “La verdad no sé decirle, yo como de todo, pero no tomo alcohol porque a mi padre nunca le gustó eso. Me cuido mucho y ahora salgo muy poco. Pero hago muchas actividades en mi casa. Tengo problemas de visión, nada más”, dijo la amable vecina de Metán Viejo. “Veo que ahora estamos un poco mal, no como antes, porque está todo muy caro. Yo soy jubilada, cobro la mínima, y no me alcanza”, señaló la abuela sobre la actual situación económica.
Un gran festejo
El fin de semana pasado festejaron los 100 años de doña Blanca con una gran fiesta en el Centro de Jubilados “Posta de Yatasto” de Metán. “La pasé muy lindo y estoy muy agradecida con todos porque estuvieron mis familiares y amigos”, destacó.
La mujer vive en Metán Viejo con una de sus cinco hijas, Irene Gallardo. “La verdad que mi madre está muy bien, se baña sola y camina con la ayuda de un bastón, me ayuda a cocinar, humitas, por ejemplo, y come de todo. Tiene sus gallinas y también a veces agarra la azada y corta los yuyos”, dijo Irene.
“La verdad que no parece que tuviera 100 años. Está muy bien y tranquila y eso es lo más importante para nosotros”, remarcó.