El equipo argentino está integrado por Clara Telesca, Pedro Monczor, Pilar Risso, Santiago Pérez Garber y Juan Valle, que tienen 20 años y son alumnos de las carreras de Ciencias Físicas y Químicas de la Facultad de Exactas de la UBA. Se conocieron en las aulas del Colegio Nacional Buenos Aires -secundario del que son egresados- y desde entonces sueñan con participar de esta competencia aeroespacial.
En diciembre de 2024 formaron el equipo Hornero (en homenaje al ave nacional argentina) y se anotaron en el certamen. Luego de superar las primeras 4 etapas, siempre clasificando entre las mejores 10 posiciones, el 26 de mayo recibieron la premiación que los ubicó entre los mejores 5 equipos de la competencia.
CanSat viene de “can” (lata en inglés) y “sat” (satélite). “El tamaño del satélite no puede exceder los 20 cm de altura y tiene que estar fabricado en madera”, explica Clara Telesca, integrante del equipo. “Contiene sensores electrónicos que le permiten medir velocidad, aceleración, presión, temperatura y dióxido de carbono; y su tripulación consiste en un huevo de gallina, semillas y agua, que deben sobrevivir al impacto del lanzamiento”, agrega la estudiante. Este sábado, el satélite será lanzado con un drone desde 400 metros de altura y un sistema de autogiro le permitirá desplegarse y descender de manera controlada.
La edición CanSat 2025 contó con la participación de más de un centenar de equipos de todo el mundo, de los cuales alrededor de 40 llegaron a la instancia final. Por Argentina, la representación estará a cargo de los jóvenes de la UBA, que llegan con muchas expectativas a la última instancia dado que en la clasificación de lanzamientos, Hornero obtuvo un puntaje global de 98.2, ubicándose en el puesto 2. A lo largo del concurso, el equipo Hornero dividió las tareas, desde la elección de qué tipo de madera usar, qué computadora de vuelo, con qué material reciclable recubrir el huevo, o la placa de electrónica, que fue armada de manera casera. Dentro del CanSat se definió cómo poner los componentes para optimizar el espacio y cumplir con el peso máximo requerido. Por último, con una impresora 3D diseñaron los elementos de unión entre las partes.
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