Cuando Robert Grafton empezó a sentir náuseas, pérdida del apetito, picazón y orina oscura, no pensó de inmediato que los culpables pudieran ser sus suplementos herbales. El extecnólogo en radiología, de 54 años y residente de Turnersville, Nueva Jersey, atribuyó inicialmente los síntomas a una posible gripe, pero la rápida progresión del malestar y su conocimiento médico –así como el de su esposa, enfermera– le hicieron sospechar un fallo hepático.
Grafton dejó de tomar todos los suplementos por precaución. “Si no hubiese sabido, si no trabajara en el campo de la salud, quizás habría pensado: ‘Estoy enfermo, necesito más suplementos para sentirme mejor’”, dijo. Pero los síntomas empeoraron. Para mediados de semana acudió a su médico de cabecera, quien consideró la posibilidad de hepatitis A. Sin embargo, las pruebas de laboratorio indicaron otra cosa: “Mis enzimas hepáticas estaban altísimas, mi bilirrubina también, todos los signos de fallo hepático estaban ahí”, explicó Grafton.
Fue hospitalizado en Thomas Jefferson University Hospital en Filadelfia. Allí le diagnosticaron una lesión hepática inducida por fármacos, causada por los suplementos que consumía con regularidad, entre ellos fenogreco, DHEA, ashwagandha, L-carnitina, óxido nítrico y, más recientemente, cúrcuma en forma de píldoras y extracto líquido.
El uso sin supervisión médica de productos de origen vegetal ha sido vinculado a un aumento de toxicidad hepática en adultos. (Crédito: Medical News Today)
El auge de los suplementos impulsa los casos de daño hepático en la población adulta estadounidense
El caso de Grafton no es aislado. Según una investigación publicada en 2022 en la revista Liver Transplantation, los casos de fallo hepático vinculados a suplementos que requerían incluir a los pacientes en listas de espera para trasplantes se multiplicaron por ocho entre 1995 y 2020. Otra revisión de 2017 en Hepatology estimó que el 20% de los casos de toxicidad hepática en el país están ligados a suplementos herbales y dietéticos.
Los productos implicados suelen ser suplementos nutricionales de múltiples ingredientes, lo que dificulta identificar con precisión cuál o cuáles causaron el daño. “Creo que la gente asume que estas cosas son seguras”, afirmó la hepatóloga Dra. Dina Halegoua-De Marzio, quien trató a Grafton. “La razón número uno por la que vemos que los toman es para estar saludables o complementar su salud, y no creo que comprendan que existe un riesgo real”.
El Council for Responsible Nutrition, asociación de la industria, informó en una encuesta de 2024 que tres de cada cuatro adultos mayores de 18 años consumen suplementos. Casi el 80% de ellos afirmaron preferirlos sobre medicamentos con o sin receta. En comparación, la encuesta National Health and Nutrition Examination Survey de 2017–2018 reportó que solo el 58% de los adultos mayores de 20 años habían consumido suplementos en los 30 días previos.
Expertos advierten que dosis elevadas o combinaciones de suplementos pueden saturar la capacidad del hígado para metabolizarlos. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Ingredientes naturales de alto riesgo: cúrcuma, té verde, ashwagandha y otros en la mira médica
Entre los ingredientes más consumidos y relacionados con daño hepático destacan la cúrcuma (curcumina), el extracto de té verde, la ashwagandha, la Garcinia cambogia, la levadura roja de arroz y el cohosh negro, según un estudio de 2024 en la revista JAMA Network Open. Aproximadamente 15,6 millones de estadounidenses toman suplementos que contienen al menos uno de estos componentes.
En el caso de Grafton, todo apunta a una sobredosis de cúrcuma agravada por un potenciador de absorción. Las píldoras que tomaba contenían 2.250 miligramos de curcumina más extracto de pimienta negra, lo que multiplica por 20 su absorción. Además, había comenzado a ingerir un concentrado líquido promocionado en redes sociales como beneficioso para la salud hepática. Según Halegoua-De Marzio, esta combinación saturó la capacidad de su hígado: “Cuando cocinas con cúrcuma, eso puede ser seguro, pero algunos suplementos tienen más de 2.000 mg. Si lo mezclas con pimienta negra, el hígado no puede descomponerlo y se enferma”.
La cúrcuma, el té verde y la ashwagandha figuran entre los ingredientes más consumidos en suplementos asociados a daño hepático. (Imagen Ilustrativa Infobae
Sin control previo: la FDA actúa solo cuando ya hay un riesgo para el consumidor
La Food and Drug Administration (FDA) no tiene la facultad de aprobar ni verificar la seguridad o eficacia de los suplementos antes de que salgan a la venta. Solo puede intervenir una vez que un producto está en el mercado y se considera adulterado o mal etiquetado. Esto se debe a la Dietary Supplement Health and Education Act de 1994, que limitó su capacidad de acción. Actualmente, hay unas 20 veces más variedades de suplementos en el mercado que hace tres décadas.
En declaraciones a NBC News, la FDA advirtió que los suplementos pueden contener ingredientes con efectos potentes en el cuerpo, incluso si son naturales o derivados de plantas. “Los eventos adversos son más probables cuando los consumidores toman dosis altas, múltiples suplementos o los combinan con medicamentos”, indicó la agencia.
Steve Mister, presidente del Council for Responsible Nutrition, recordó que estos productos no pueden hacer afirmaciones sobre prevención, diagnóstico o cura de enfermedades. “No pueden decir que curan tu resfriado ni que previenen el Alzheimer o el cáncer. Si lo hacen, es ilegal”.
La percepción de que lo natural es seguro ha llevado a millones de personas a consumir suplementos sin conocer sus riesgos. (Imagen Ilustrativa Infobae)
La percepción de lo “natural” y la falta de consulta médica, factores clave en el problema
La preferencia del público por remedios naturales se basa, muchas veces, en la desconfianza hacia los medicamentos convencionales. “Eso es lo que siempre escucho de los pacientes: ‘Quiero algo natural’”, dijo Halegoua-De Marzio. “Pero los medicamentos con receta, aunque tienen sus propios riesgos, han pasado por rigurosos ensayos clínicos. Los suplementos no”.
El profesor Robert Fontana, internista de la Universidad de Michigan y coautor del estudio de JAMA Network Open, coincide. Según sus investigaciones, los usuarios de suplementos herbales suelen ser mayores, con más recursos económicos y mayor nivel educativo que quienes no los consumen. “Cuando eres el paciente, piensas: ‘¿Por qué me pasó esto? ¿Cómo que esto no es seguro?’”.
Fontana participa en la red Drug-Induced Liver Injury Network, respaldada por los Institutos Nacionales de Salud, que ha reclutado más de 1.800 pacientes desde 2004. El 19% de esos casos estuvieron vinculados a suplementos.
Grafton, tras dejar los suplementos, se recuperó por completo. Los análisis de sangre volvieron a la normalidad semanas después de su hospitalización. “Ahora tengo una nueva oportunidad de vida”, dijo. “Pero no tomo ningún suplemento, ninguno”.