Diversas son las razones por la que muchos residentes optaran por guardar sus excedentes financieros fuera del sistema bancario. El impacto potencial del nuevo marco impositivo en el consumo
Mantener los dólares bajo el colchón o en la caja de seguridad implica, según algunos economistas, una pérdida anual del 3% debido a la inflación en EE.UU. Este costo puede verse como el precio de un seguro frente a la inseguridad jurídica en Argentina, donde el Estado ha violado sistemáticamente la propiedad privada.
Pocas personas tienen la posibilidad de trasladar sus dólares al exterior; no todos cuentan con el monto o el conocimiento para abrir cuentas fuera del país. Muchas personas se ven obligadas a aceptar la pérdida anual del 3% como un costo para protegerse de un Estado con largo historial confiscatorio.
La historia de confiscaciones en Argentina no se limita a un gobierno en particular:
En 1989, el plan Bonex resultó en la confiscación de depósitos: colocaciones en pesos a plazos de 7 a 30 días fueron convertidos compulsivamente por un bono en dólares a 10 años de plazo, con 4 de gracia -sin cobrar el interés-.
A pesar de la Ley de Intangibilidad de 2001 , el “corralito” y posteriormente el “corralón” afectaron severamente la disponibilidad y el valor de los depósitos. Los depósitos en dólares fueron convertidos compulsivamente en pesos a un cambio de 1,40, y a las pocas semanas la divisa ya cotizaba arriba de $4: y se emitieron bonos como el Boden para compensar a largo plazo.
Aunque algunos argumentan que ahora la confiscación no es posible dado el superávit fiscal que registra la Administración Central mes a mes desde enero de 2024, la historia muestra que en 2008, la confiscación de los ahorros en las AFJP ocurrió pese a existir excedentes en las finanzas públicas.
En definitiva, el serio problema que adolece Argentina luego de tantos años de confiscaciones es falta de seguridad jurídica. Esto traba el crecimiento económico porque eleva la tasa de rentabilidad que se le pide a una inversión.
No es lo mismo invertir en los Países Bajos donde las normas son estables que en Argentina donde en cada cambio de gobierno se cambian las reglas de juego (Foto: Comunicación Senado)
No es lo mismo invertir en los Países Bajos donde las normas son estables que en Argentina donde en cada cambio de gobierno se cambian las reglas de juego. Sean impositivas, de controles de precios, apertura de la economía, control de cambios, etc.
De lo anterior se desprende que por más que el gobierno logre que el Congreso le “blinde” las reformas impositivas que acaba de anunciar ARCA, nadie puede estar seguro de que si vuelve el kirchnerismo u otro gobierno populista desconozca las normas.
La experiencia del blanqueo de 2016, al comienzo del gobierno de Mauricio Macri, demuestra que las condiciones pueden cambiar drásticamente, como ocurrió con el aumento de la alícuota del Impuesto a los Bienes Personales.
Para que la gente opte por usar sus dólares ahorrados, se necesita un aumento en la propensión marginal a consumir. Puesto en otras palabras, si alguien consume por un millón de pesos y no ahorra, ¿qué lo llevaría a aumentar el gasto a 1.150.000 utilizando los USD 1.000 que tiene debajo del colchón?
El ministro de Economía, Luis Caputo, argumenta que la economía, aunque crece al 6% anual, requiere más liquidez que no provendrá de la emisión monetaria, sino del desahorro de dólares.
Es probable que sectores de ingresos altos usen dólares que tienen en las cajas de seguridad para cambiar el auto, comprar una moto o darse algún otro gusto
Es probable que sectores de ingresos altos usen dólares que tienen en las cajas de seguridad para cambiar el auto, comprar una moto o darse algún otro gusto, pero eso no sería suficiente para impulsar el consumo general y acelerar el ritmo de reactivación de la economía.
Posiblemente la medida tenga éxito, pero no puede ignorarse la tradición de falta de respeto a las leyes por parte del Estado y de por qué eso puede llevar a mucha gente a no desahorrar para consumir más.