Desde el 8 de mayo de 2025 y con la fumata blanca más rápida de los últimos cónclaves, el Papa de la Iglesia Católica es León XIV, el cardenal Robert Prevost, agustino estadounidense-peruano, de 69 años y a quien lo precede una trayectoria que permite anticipar tanto unidad como continuidad en la diversidad de la vida eclesial global.
Para conocer más al nuevo Papa, entrevistamos para Infobae a un verdadero amigo de León XIV, el sociólogo y teólogo peruano —más específicamente “chiclayano”— César Piscoya quien con su primera frase ya nos da la dimensión de su alegría: “Mi pueblo está viviendo la experiencia que han vivido ustedes en Argentina, sentirse bendecidos porque el Papa salió de su gente”.
Nacido en Chiclayo, departamento de Lambayeque, en el año 1974, César se formó en la orden agustina en Trujillo y en ese contexto conoció a quien hoy es el Papa: “Con mis padres nos fuimos a vivir a Trujillo, allí hice mi formación tanto primaria como secundaria y universidad, estudié durante 4 años Ciencias Biológicas. Casi terminando mi formación universitaria, la dejé porque entré en la comunidad agustina. Esto lo viví con Roberto quien fue a casa a invitarme a vivir esta experiencia con ellos”, suelta con naturalidad ese “Roberto” que se refiere a quien era en ese tiempo el sacerdote agustino Robert Francis Prevost Martínez.
—¿…Roberto es Robert Prevost (el actual Papa León XIV)?
—“Roberto”, dicho con mucho cariño, porque hemos compartido juntos desde el año 96. En ese entonces estuve en la comunidad con los agustinos, luego el proceso de formación me llevó a Bolivia, allí –por situaciones más personales y de salud– tuve que dejar la orden. En Bolivia culminé mis estudios en Filosofía y Teología, me especialicé en Espiritualidad y acompañé a monseñor Tito Solari, arzobispo de Cochabamba, por 10 años. Armé mi familia con mi pareja y mis tres hijos pero mi esposa fallece luego de 10 años de matrimonio, en el 2015.
Robert Prevost, hoy papa León XIV, en su diócesis de Chiclayo, rodeado de amigos y colaboradores, entre los que que se encuentra César Piscoya (Gentileza Piscoya)
El reencuentro con Roberto
Quien hoy es León XIV le hizo una invitación a César confiando en el Espíritu Santo: “En 2016 volví a Perú con mis tres hijos y es allí donde me reencuentro con Roberto. Me hace una invitación, sabiendo el dolor y el sufrimiento que había pasado, conversamos mucho y me dijo ‘yo creo que si esto es del Espíritu, será, pues vente, ayúdame’, sabiendo que tomar distancia de Cochabamba nos ayudaría mucho a todos”.
César confió y en febrero del 2017 retornó al Perú, su tierra: Chiclayo: “Y estuve trabajando con Roberto hasta diciembre del 2022 en nuestra diócesis con la experiencia adquirida en Cochabamba como teólogo pastoral y sociólogo; ahora ya soy padre de cinco hijos”.
Robert Prevost, hoy papa León XIV, en el Perú donde pasó buena parte de su vida (gob.pe)
Francisco y el padre Roberto
—Ya conocimos tu historia, César. Gracias por abrir tu corazón. Y aparece el personaje que nos une para esta conversación: ¿qué hacía el padre Robert en Chiclayo en 2017, cuando te convoca nuevamente?
—Roberto como tal está con nosotros en Trujillo hasta el 1999, allí lo invitan como agustino a ser provincial de Chicago, en Estados Unidos. Termina ese servicio y la orden lo elige como Prior general y permanece en ese cargo por 12 años…
—… y ahí se va a Roma, ¿verdad?
—Sí, porque allí está la Curia General de los agustinos y desde allí acompaña a la orden en todos los países en los que está. Esa experiencia debe haber sido algo que agradó a Francisco. Pero, cuando Roberto está volviendo a Chicago para asumir otra vez un compromiso que le da su provincia como agustino, desde allí Francisco lo llama para nombrarlo Obispo de Chiclayo. En noviembre del 2014 lo nombra administrador apostólico de Chiclayo e inicia su episcopado en diciembre del 2015. Durante 2016 conoce la diócesis, nos reencontramos a fin de año y en el 2017 iniciamos todo el proyecto Pastoral que Implementamos con él en el tiempo que le tocó estar en Chiclayo.
El entonces obispo Robert Prevost junto al papa Francisco
Más Concilio Vaticano II
—Vos realmente lo conocés en el día a día, en el codo a codo. ¿Cómo era monseñor Roberto en esos tiempos de obispo de Chiclayo?
—Primero creo que es importante recoger y hacer memoria de que la invitación que él me hace es para animar un proceso pastoral de renovación misionera. Él sabía que el contexto de Iglesia del Concilio Vaticano II no estaba presente aún en Chiclayo. Chiclayo no estaba viviendo esa experiencia porque teníamos más de 60 años del Opus Dei. Había una presencia de Iglesia –si quieres– un poquito más centrada en lo sacramental, lo litúrgico, más dentro de la sacristía como Francisco también lo expresa, una Iglesia que tiene como temor de salir de su contexto, de su entorno. Roberto ve que la diócesis necesitaba conocer un poco más el Concilio y necesitaba ser una Iglesia del Concilio; por eso iniciamos el proyecto diocesano de renovación y evangelización, pero también porque en ese contexto de Iglesia el tema del patriarcado, del machismo, del clericalismo estaba muy muy presente. Hombres y mujeres estaban convencidísimos de que la Iglesia se sostenía solamente en el sacerdote y que lo que él decía o hacía era palabra de Dios.
Tres obispos agustinos en Chulucanas en la vida de Roberto
“Creo que Roberto buscó que fuésemos más conscientes del compromiso que tenemos como cristianos. A partir de su experiencia en Chulucanas donde llegó como misionero en el 85, 86, 87, él vuelve impregnado de todo lo allí vivido que ya los agustinos habían logrado porque durante todo ese tiempo tanto monseñor McNabb OSA, como monseñor McKniff OSA y monseñor Daniel Turley OSA, habían asumido este proyecto de diócesis que desarrollaba fundamentalmente dos orientaciones –que son las mismas que Roberto me pidió al llevarme a Chiclayo–: primero ser una iglesia de comunión y, como buen agustino, ser una iglesia que se esfuerza en la unidad; y segundo, la comunión tenemos que expresarla en la corresponsabilidad que, en términos Francisco, sería la sinodalidad. Así que comunión y corresponsabilidad son esos soportes teológico-pastorales que sostienen todo el dinamismo de Iglesia en su trabajo como pastor de la diócesis”, explica César señalando este rico espejo retrovisor que nos muestra cómo se construyen las comunidades eclesiales y cuánto determinan en ellas las presencias de laicos, sacerdotes y obispos con amplitud de miradas sobre sus realidades.
El papa León XIV, en sus tiempos de obispo de Chiclayo, recorriendo a caballo su diócesis
La mirada social: clave en el pontificado de León XIV
Cuando se supo que el cardenal Prevost había elegido el nombre de León XIV para su pontificado, inmediatamente nos remitió a León XIII quien en mayo de 1891 publicó la carta encíclica “Rerum novarum – Sobre la situación de los obreros”, determinante impulsora de la Doctrina Social de la Iglesia católica.
En esta línea, César Piscoya sigue haciendo memoria del padre Roberto cuando marca que su acción en Chiclayo “no se sesgó allí”. “Así como había un desafío evangelizador, junto con él aparecía el desafío de la promoción humana. La diócesis particularmente tampoco había desarrollado esta dimensión más que con una que otra comisión que por allí existía que se preocupaba por la movilidad humana interna y un poco por la salud”, dice.
“Con Roberto, a través de este proyecto, implementamos comisiones como la de colegio integral, la de trata y tráfico, la pastoral carcelaria, la de salud. Con ellas y algunas que ya existían, como catequesis, liturgia, las propias y ordinarias, constituimos equipos de trabajo. Y esto es clave para su pontificado y estoy seguro de que así lo será”, sostiene.
César Piscoya, Robert Prevost y otros fieles en Chiclayo (gentileza Piscoya)
Conociendo a Chiclayo y su gente
—¿Cómo es el pueblo de Chiclayo, cómo son las personas que viven allí y que recibieron este mensaje de Iglesia renovada?
—Nos caracteriza el ser personas muy expresivas, muy alegres, muy entusiastas. Chiclayo es definida como “capital de la amistad”. Gentes emotiva y afectuosamente muy expresivas y muy cariñosas: así somos los chiclayanos, hombres y mujeres, chicos y grandes. Ahora bien, vivimos una realidad social, política y económica un poquito compleja y difícil ya que los últimos tres alcaldes están presos. Eso ya dice mucho. El tema de la corrupción está muy presente y eso deteriora todos los servicios públicos. Todas las vías o accesos terrestres están muy descuidados, la gente sobrevive con el comercio ya que por su situación geográfica es una de las actividades que más ingresos genera en la ciudad.
Un poco de geografía
“Chiclayo se encuentra en el centro de aquellos que bajan de la parte alta de la sierra de Cajamarca, de aquellos que vienen de lo que llamamos ‘ceja de selva’, Jaén, Baguas, y de los que vienen del Sur. Históricamente fue un lugar de paso y de descanso que se transformó en una gran ciudad que ahora tiene 1 600 000 habitantes pero también con todo el deterioro de la falta de atención política de los gobiernos de turno. Aquí la identidad también es un desafío porque… ¿quiénes somos los chiclayanos cuando hay gente de la sierra, de la selva, de otros departamentos? Incluso, por tener una Universidad Nacional, muchos emigran a la capital que es Chiclayo”, explica César.
Misa en la Catedral de Santa María de Chiclayo para celebrar el nombramiento del Papa León XIV, quien fue obispo de Chiclayo entre 2015 y 2023, en Chiclayo, Perú, el 10 de mayo de 2025 (REUTERS/Sebastian Castaneda)
—¿Chiclayo está sobre el mar, es más andina, es más selvática?
—Está dentro del departamento de Lambayeque, a 8 horas de la capital peruana, casi 750 km hacia el norte. Nosotros estamos más cerca del Ecuador. Es Costa Norte, eso quiere decir que estamos a nivel de mar. Pero Lambayeque tiene también parte de sierra. Ahí hay dos parroquias en la diócesis: Incahuasi y Cañaris que son parroquias quechuas porque tienen referencia y frontera con la ciudad de Cajamarca. Y también tiene Lambayeque una parte de ceja de selva que es Jaén y Baguas. En tanto Chiclayo está en el centro y cerca de la costa de mar.
—Hemos visto en estos días varias fotos de monseñor Prevost a caballo, con botas de lluvia y en inundaciones. ¿Qué sucedió en esos lugares donde la Iglesia estuvo presente a través de su obispo?
—Roberto nunca dejó de preocuparse por toda esa situación y contexto social. En sus tiempos, nos tocó, en 2017, 2018, el fenómeno del Niño que generó inundaciones, desbordes de ríos, “huaicos” como decimos nosotros [corrimientos de tierras], o mazamorra de piedra y lodo que se desprende de las montañas. Esa realidad tocó muy fuerte a la costa Norte, a Chiclayo y a Piura, que fueron los departamentos más golpeados. Roberto movilizó a Cáritas y con su cooperación se intervino en la emergencia. Estuvo presente en esas situaciones de desastres naturales y además acompañó involucrándose en la misma entrega de alimentos, escuchando a la gente, yendo en la camioneta, en el helicóptero, estando presente en el lugar de la emergencia, era propio de su ser misionero, de su ser pastor.
Robert Prevost, hoy papa León XIV, en sus tiempos de administrador apostólico de Chiclayo, durante una celebración del Corpus Christi en un estadio, en Chiclayo, Perú, el 19 de junio de 2015 (AP Foto/Julio Reano)
“Roberto no es progresista, no lo es ni lo será, es muy equilibrado”
—Ya vamos conociendo varios aspectos de la personalidad del Papa León: su profundidad, concentración en el otro, factor de unidad, sereno, ¿qué le podés sumar vos a la personalidad de tu Roberto?
—Yo he leído por allí que lo van definiendo ideológicamente, incluso dicen que es progresista. Roberto no es progresista, no lo es ni lo será. Roberto es un hombre muy equilibrado en su forma de ser y proceder, y con mucho respeto al magisterio de la Iglesia. Siempre recuerdo que cuando nos acercábamos a las parroquias donde estaba la presencia del Opus Dei muy fuerte, él me decía: “No dejes de citar a Juan Pablo II, siempre cita a Ratzinger y, por supuesto, a Francisco”. Es decir, él daba continuidad al magisterio respetando los espacios y procesos de cada comunidad parroquial. Era una persona muy disciplinada, no faltaba a ninguna reunión, era responsable en los espacios y lugares donde se le convocaba, incluso en espacios de autoridad.
César continúa perfilando al nuevo Papa: una persona calmada, que escucha, muy prudente, prestaba atención al contexto y sacaba de los diálogos las respuestas que le demandaban, “incluso en algún momento lo conversamos, su prudencia hasta podría ser pecado decía él”. También ayudaba a sus colaboradores “a ser conscientes de la capacidad que nosotros teníamos para dar respuesta a los conflictos. Así lo afirmó en su primer discurso citando a san Agustín: ‘Para ustedes, obispo; con ustedes, cristiano’”.
César Piscoya, amigo del papa León XIV, habla de sus tiempos como Obispo de Chiclayo
Roberto: uno más con la gente
“Ese era Roberto con nosotros: uno más, no solamente caminamos juntos sino que su propuesta fue de construcción y vinculación. No es la mediación porque tampoco nos gustaba esa figura porque la Iglesia es ‘parte de’, no está ‘al margen de’, sino ‘adentro’. Entonces él decía: vamos a construir consensos con quienes se involucran en el diálogo y escuchaba a ambas partes, no se parcializaba con uno u otro, siempre encontraba en los dos las razones para superar el conflicto. Y esto era un aprendizaje fabuloso con él cada día”, describe con fervor nuestro entrevistado.
—¿Dónde te tomó la noticia de que tu Roberto iba a ser León XIV y qué sentiste al saberlo?
—Estaba en Bogotá por trabajo. De verdad que fue muy emotivo, llantos de gratitud, y sí tristeza también porque no estaba cerca de mi gente y mi pueblo, pero lo viví con el entusiasmo y la alegría de los compañeros del Celam. Pude vivir la alegría de un Papa realmente dado por el Espíritu. Contentísimo, feliz, feliz de que había sido alguien con quien había compartido gran parte de mi vida y con quien había aprendido mucho pastoralmente. En cuanto al nombre de León XIV, como él lo ha expresado, León XIII, transición del campo a la ciudad, fábricas, derechos de los trabajadores, salario…
—…doctrina social de la Iglesia…
—Así es. Roberto es una persona que está atenta a los signos de los tiempos. Mi reflexión es que su intuición fue “yo acompañaré a mi Iglesia en la historia y en el contexto; en la cultura y en la diversidad” porque esa fue su experiencia en Chiclayo. Luego cuando nos dice el nombre y nos dice que está en el contexto incluso de la Inteligencia artificial y del cambio de época, ah, ok: coherencia. Ese es Roberto. Y a mí me parece fabuloso porque también es una expresión de que no solamente evangelizamos a través de los sacramentos, a través de la liturgia —que está muy bien—, sino que también evangelizamos a través de la promoción humana, del grito de la Tierra, bien preocupados por lo que está aconteciendo globalmente.
Los fieles celebran la elección del papa León XIV en Chiclayo, Perú (REUTERS/Sebastian Castaneda)
Prevost y el magisterio de Francisco
— Compartiste seguramente algunos momentos con Roberto cuando el Papa Francisco emitía documentos que movieron la estantería de la Iglesia: Evangelii gaudium, Laudato si’, Laudate Deum… fueron realmente paradigmáticos en temas sociales y, sobre todo, en sintonía con el mundo. ¿Qué recordás que te haya dicho en su momento monseñor Robert sobre aquel magisterio de Francisco?
— Sobre el magisterio de Francisco, primero la continuidad. Aun cuando nosotros teníamos en mano Fratelli tutti, Laudato si’, Querida Amazonia, él siempre recordaba que era la continuidad de lo que la Iglesia había estado reflexionando y que no había tenido la impronta que le dio Francisco. Ya Juan Pablo II en su momento y Ratzinger en el suyo hablaron de la crisis climática. No se le dio la fuerza que sí le dio Francisco en los documentos porque fueron exhortaciones, pues yo diría, al corazón y Roberto lo conversaba así. Aquí hay una impronta que nos está llamando, una fuerte atención a cada uno de nosotros. “Ese es Francisco y con Evangelii gaudium, César, aquí la clave es el encuentro” (decía Roberto), por eso necesitamos generar esos espacios de corresponsabilidad cuando todavía no se hablaba de sinodalidad.
—Y lo último: si tuvieras a León XIV delante tuyo ahora, ¿qué te gustaría decirle?
—¿Qué yo le diría? Todo ese esfuerzo construido desde la experiencia en Chiclayo es también en chiquito una experiencia de Iglesia: unidad, comunión, corresponsabilidad, interioridad, espiritualidad agustina y, por supuesto, esa experiencia de amistad que es carisma de una sola alma y un solo corazón. Todo orientado hacia Dios, todo en camino hacia Él. León XIV, te diría que no dejes de ser agustino. Eso es lo que nuestra Iglesia necesita, un hombre como Agustín que también en su época, en el siglo V, en esa crisis donde se caía el Imperio Romano, él supo sostener a aquella comunidad, allá en el norte de África, que él acompañaba en Cartago. A partir de esa realidad, donde él muere con el dolor por la destrucción que estaba aconteciendo, pero también con la esperanza –eso es importante también en Roberto– con la esperanza de tiempos nuevos.