El yate, de 33 metros de largo, fue fabricado por el astillero italiano Overmarine y entregado en Viareggio. Verstappen lo encargó hace dos años y recibió la llave a principios de este. Lo acompañó su pareja, Kelly Piquet, en el momento de la entrega. Según el fotógrafo Kym Illman, “mantenerlo cuesta más de 1,2 millones de dólares al año”.
A diferencia de otros pilotos que eligen el clásico puerto de Montecarlo, Max prefirió atracar en Cap d’Ail. Este puerto, está a pocos minutos del circuito y ofrece más privacidad. Illman explicó que “es una elección inteligente; está cerca de su casa y evita el ruido mediático innecesario”.
Las imágenes del interior sorprendieron a todos. El comedor tenía vista al mar, la habitación principal contaba con iluminación tenue y cada espacio mostraba un diseño exclusivo. “Es una casa flotante de lujo”, contó un fanático. En redes, lo compararon con un hotel cinco estrellas en medio del Mediterráneo.
LOS LUJOS DE VERSTAPPEN
También posee un jet privado Dassault Falcon 900EX, que compró a Richard Branson. Aunque se habló de un simulador a bordo, el piloto lo negó. “Eso fue algo que dijo Helmut, pero yo planeo instalar uno en una casa rodante”, aclaró en una entrevista.
La vida del tricampeón parece moverse entre circuitos y lujos. Mientras se prepara para otra temporada intensa, duerme rodeado de lujo. Sus seguidores celebran cada nueva adquisición como un gran paso en su carrera. Y como él mismo dice qué mejor que dormir en un yate.
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Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/