Al fallecer el papa Francisco, Javier Milei escribió en X: “Adiós. Con profundo dolor me entero esta triste mañana que el Papa Francisco, Jorge Bergoglio, falleció hoy y ya se encuentra descansando en paz. A pesar de diferencias que hoy resultan menores, haber podido conocerlo en su bondad y sabiduría fue un verdadero honor para mí. Como Presidente, como argentino y, fundamentalmente, como un hombre de Fe, despido al Santo Padre y acompaño a todos los que hoy nos encontramos con esta triste noticia. QEPD”.
La Oficina del Presidente emitió un comunicado que decía: “La República Argentina, un país de larga tradición católica y tierra del papa Francisco, lamenta profundamente la partida de Su Santidad y le envía sus condolencias a la familia Bergoglio. El Presidente de la Nación acompaña en este triste momento a todos aquellos que profesan la fe católica y que encontraron en el Sumo Pontífice un líder espiritual”.
Me cuesta conciliar estas palabras y estos sentimientos de pesar y de dolor. Me suenan a oportunismo político; a falsedad. “Diferencias menores”; dijo. No puedo olvidar cuando, en 2020, Milei -quien dice ser un hombre de fe-, había calificado al papa Francisco de “imbécil”; o que “era el representante del maligno en la Tierra”. También que el papa estaba “parado siempre del lado del mal” porque apoyaba a los impuestos. O cuando, en una entrevista con el expresentador de Fox News Tucker Carlson, dijo que el papa “tiene afinidad por los comunistas asesinos”; o que defendía la “aberración de la justicia social”; esa misma que hoy León XIV reivindica tras la elección de su nombre papal. Tampoco puedo dejar de pensar en las procacidades irrepetibles que dijo sobre el Pastor y su persona. Así que ¿cuál es el verdadero Milei? El que lo insultaba causando una vergüenza ajena infinita o el que, ahora, gime de dolor? No puede ser ambos a la vez.
“Yo le pedí perdón al Papa Francisco cuando lo vi por primera vez y es que yo no tenía orden de magnitudes de lo que implicaba ser el líder de una comunidad. Tenga en cuenta que yo soy filosóficamente anarcocapitalista, esas figuras en mi cabeza no estaban, no existían y tomé conciencia al llegar a ser presidente”; dijo, en una entrevista radial.
El líder
Yo, aún ateo, no puedo dejar de entender y reconocer la importancia del Papa como líder espiritual de una comunidad de más de 1.400 millones de personas. Decir porque “soy filosóficamente anarcocapitalista, esas figuras en mi cabeza no estaban, no existían” es como decir que, por ser católico, se desconozca la importancia de los rabinos como pilares de la comunidad judía. O que no se conozca el valor de un Imán para la religión musulmana. No tiene nada que ver con ser anarcocapitalista. Tiene que ver con ser bruto, inculto y provocativo a propósito; con no tener empatía por las creencias y los valores de los demás. No hay que racionalizar mucho más.
“Estamos hablando de la despedida del que ha sido el argentino más importante en la historia” dijo ante su fallecimiento. De nuevo; ¿cuál es el auténtico Milei? El anarcocapitalista que desconoce en su cabeza todo lo que su doctrina rechaza o el que, por intereses acomodaticios, parece despertar católico y apesadumbrado tras la muerte del papa Francisco?
“Sí, claro que le pedí disculpas. Y me dijo ´No te calentés, son errores de juventud'”, rememoró Milei, entre risas, sobre el encuentro que mantuvo con el Papa el año pasado. Yo no lo contaría. “Errores de juventud” se cometen a los 15, 20, o 25 años. No a los cincuenta y tantos. Si el papa te habla de “errores de juventud” teniendo más de cincuenta años, te está diciendo otra cosa; no lo que él pretendió escuchar.
Pero ni siquiera parece ser lo suficientemente inteligente como para haberlo sabido entender. Como para comprender que es bastante difícil que el papa se lo haya dicho de manera literal; Bergoglio nunca dijo nada lineal en su vida.
Decir, hoy, “Los periodistas son históricamente las prostitutas de los políticos. Si vos odias al político, al periodista ódialo más”; entre otros exabruptos contra periodistas y economistas a los que trata de “mandriles”, “ensobrados” y “lacras inmundas”; ¿es otro “error de juventud”?
El llamado constante al odio despertará demonios que serán difíciles de controlar. Una vez liberado, no se vuelve al genio a la botella con facilidad.
Duda
Entonces ¿cuál es el verdadero Milei? ¿El que le pidió perdón al Papa por sus mensajes soeces y reprochables; o el que ahora nos invita a odiar a todos los periodistas; en particular y en general? ¿Les pedirá perdón también a ellos, después, cuando -como líder de un país- se dé cuenta que no es correcto invitar a odiar a nadie? ¿Quién le va a decir, ahora, “no te calentés; son errores de juventud”?
Apenas anunciado León XIV, posteó una imagen irrespetuosa vinculando el nombre del nuevo Papa con su imagen política. Sigue sin entender nada.
Después de todo tal vez mejor que no haya ido a su ceremonia de asunción y que se haya quedado celebrando -junto a todo el gabinete nacional- el barro de la elección de concejales de la Ciudad.
Pablo Picasso solía decir que “lleva tiempo llegar a ser joven”. A Milei le está llevando una eternidad. Ojalá que cambie. Por el bien de él pero, sobre todo, por el nuestro. Ojalá.