Más allá del ajustado triunfo de los Pacers, fue Tyrese Haliburton quien acaparó todas las miradas. Su doble agónico en los minutos finales del último cuarto encendió al público, pero lo que realmente generó repercusión fue su celebración: imitó el icónico “choke sign” de Reggie Miller, gesto cargado de historia y rivalidad frente a los Knicks. Mientras sus compañeros festejaban como si el juego ya estuviera sellado, Haliburton reavivó una vieja herida en el Madison, generando tanto ovaciones como controversia.
De dónde salió el “choke sign” de Tyrese Haliburton
La historia se remonta a 1994, cuando Reggie Miller, ídolo eterno de los Indiana Pacers, protagonizó uno de los momentos más recordados de los playoffs. En el Juego 5 de las Finales de la Conferencia Este frente a los Knicks, Miller anotó 25 puntos solo en el último cuarto, liderando una remontada histórica y dejando a su equipo 3-2 en la serie. Durante esa actuación, le dedicó el ya legendario gesto del “choke” al fanático más célebre de los Knicks, Spike Lee. La escena se volvió icónica, aunque generó rechazo entre seguidores de ambos equipos.
Reggie Miller, el “Asesino de los Knicks” con la camiseta de Indiana Pacers. (Olé)
Ese gesto no solo quedó grabado en la memoria del Madison Square Garden, sino que también cimentó una de las rivalidades más intensas de la NBA. Décadas después, Tyrese Haliburton reavivó ese fuego al repetir el mismo gesto en el mismo escenario y en una instancia similar. Más que una provocación, fue un guiño al pasado que recordó por qué los cruces entre Knicks y Pacers siguen siendo tan apasionantes, cargados de historia, emociones desbordadas y momentos que trascienden el deporte.
Una celebración que encendió el drama en Madison
Rick Carlisle en la victoria de su equipo ante New York Knicks. (REUTER)
Aunque Indiana Pacers logró una victoria épica, el entrenador Rick Carlisle no ocultó su incomodidad por el festejo de Tyrese Haliburton. Calificó el gesto como “innecesario” y señaló que no representa los valores que busca inculcar en su equipo. Sus palabras encendieron el debate entre los fanáticos sobre los límites entre la expresión individual y la provocación, en una liga donde el espectáculo y la teatralidad conviven a diario con el juego técnico y lo que ocurre fuera en lo extradeportivo.
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