En la frontera norte de la Argentina, donde el país se funde con Bolivia, el emprendedurismo no es solo una elección: muchas veces, es una necesidad. El comercio fronterizo late con fuerza, marcando el ritmo de la vida diaria. En esa línea difusa entre dos países, se levantan historias de lucha, ingenio y supervivencia donde los desafíos son más que las oportunidades.
El emprendedor del norte no la tiene fácil. A la inestabilidad económica del país se suman los vaivenes del tipo de cambio, la inflación y los controles aduaneros, que a veces se endurecen sin previo aviso. El comercio informal es parte del paisaje, y muchas veces es la única forma de sostener una actividad económica en zonas donde el Estado llega poco y la inversión privada, menos.
En los últimos años, algunas organizaciones sociales y programas estatales han buscado acompañar estos procesos, ofreciendo capacitaciones, microcréditos o acceso a herramientas digitales. Pero la realidad es que la mayoría de los emprendedores siguen dependiendo de su propia fuerza y del apoyo de sus redes familiares y comunitarias.
El futuro…
El comercio en la frontera con Bolivia no va a desaparecer. Al contrario, crece y se transforma. Cada vez más jóvenes apuestan a emprender desde lo propio, usando redes sociales, plataformas digitales y canales de venta alternativos. Lo que antes era una feria improvisada, hoy puede ser un negocio online con alcance nacional.
Eso sí, para que ese crecimiento sea sostenible, se necesita más que voluntad: hace falta un Estado presente, que entienda la dinámica del comercio fronterizo y lo acompañe, en lugar de ponerle trabas. Hace falta infraestructura, conectividad, financiamiento, y sobre todo, políticas públicas pensadas desde el territorio.
Emprender en el norte argentino es mucho más que un trabajo: es un acto de resiliencia diaria. Hoy, miles de mujeres y hombres en el norte argentino emprenden con lo que tienen a mano. Se enfrentan a la informalidad, a la incertidumbre, y aún así, generan trabajo, sostienen familias, y mantienen viva una economía que muchas veces no figura en las estadísticas, pero es real y fundamental.
Un futuro que necesita apoyo… y herramientas del presente
El comercio entre ambos países es histórico, sí. Pero también está en transformación. La digitalización y el acceso a nuevas tecnologías ya no son una opción: son una necesidad para que los pequeños y medianos emprendedores puedan competir, crecer y sostenerse en un mercado que cambia rápido.
En este contexto, herramientas como el comercio electrónico, la inteligencia artificial (IA) y el marketing digital se convierten en aliados poderosos para los emprendedores, incluso en zonas alejadas de los grandes centros urbanos. El problema es que muchos todavía no acceden a ellas, no por falta de interés, sino por barreras concretas: falta de conectividad, desconocimiento, escasa capacitación, o simplemente porque no saben por dónde empezar.
¿Qué se puede hacer?
1. Capacitar para la era digital
Desde talleres básicos de uso de redes sociales hasta cursos más avanzados sobre e-commerce o inteligencia artificial aplicada a negocios, la formación es clave. La mayoría de los emprendedores del departamento San Martin y zonas aledañas tienen una experiencia valiosísima con el cara a cara, el trato directo con el cliente. Si a eso se le suma el conocimiento del mundo digital, el crecimiento puede ser exponencial.
2. Mejorar la conectividad
Todavía hay muchas zonas donde la señal es inestable o el acceso a Internet es costoso y limitado. Sin conexión, no hay venta online, no hay pagos digitales, no hay acceso a plataformas de capacitación ni canales de venta como WhatsApp Business, Instagram Shopping o Mercado Libre.
3. Promover el uso de herramientas accesibles
No hace falta ser experto para usar la tecnología. Hoy existen herramientas simples y gratuitas para hacer catálogos, manejar redes, automatizar respuestas o diseñar un logo. Incluso la inteligencia artificial ya puede ayudar a escribir posteos, calcular precios o planificar publicaciones. Pero hay que difundirlas y enseñar a usarlas.
4. Fomentar redes de emprendedores
Cuando los emprendedores se organizan, se potencian. Crear redes locales de colaboración, grupos de compra conjunta o alianzas para mejorar la logística puede hacer una gran diferencia.
5. Acompañar con políticas públicas reales
Las instituciones deben mirar hacia la frontera con una política de desarrollo productivo, no solo de control. Eso significa acompañar con créditos accesibles, capacitaciones, espacios de venta formales y digitales, acceso a tecnología, y asesoramiento legal y contable para formalizar lo que hoy está en la informalidad
Emprender con raíces y futuro
Emprender no es moda: es historia, cultura y presente. Pero si queremos que también sea futuro, hay que ayudar a esos emprendedores a dar el salto digital
Porque en los bordes del mapa, donde a veces parece que el Estado llega tarde, lo que no falta es talento, creatividad y voluntad. Solo hace falta abrir puertas, tender puentes y acercar herramientas. El comercio en la frontera ya está en marcha. Ahora hay que ayudarlo a despegar.