La famosa describió todo el trance que atravesó en su alma, por eso especificó que acudió a un cambio radical de look para transitar el duelo. “Dije ‘voy a sacarme esto que me duele’, agarré la maquinita y me rapé. El pelo me llevaba directo a Garfield, que amaba mis rulos y me quise sacar eso de encima”, contó.
Respecto a las afecciones del pequeño peludo, Daniela explicó en diálogo con Revista Pronto: “Tenía 16 años, estaba mal del estómago, que se le daba vuelta y empezaba a vomitar todo el tiempo. No había forma de que se recuperara. Al último tiempo dije basta porque vivía llevándolo a la veterinaria, le inyectaban cosas, sus venitas eran chiquititas y sufría un montón”.
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Así como iluminó esa despedida muy amorosa y en un entorno cálido: “Se fue en mi casa, conmigo al lado”. En cuanto a esos instantes decisivos, la mamá de Brenda Gandini exteriorizó: “Te lo cuento y se me pone la piel de gallina. El quería estar al lado mío, yo le daba agüita con una jeringa y él no quería más. Estaba cansado. ¿Viste cuando alguien te dice basta? No podía más, pobrecito”.
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Envuelta en esa honestidad maravillosa y liviana, Cardone graficó esos suspiros decisivos del gatito: “Me miraba y se fue ronroneando. Cuando los gatos tienen dolor, producen el ronroneo porque es como un trance. Tiene una frecuencia muy especial y con el ronroneo ellos se relajan y se autoayudan. Estaba así el gordo y así partió”.
A la hora de explicar cómo dimensiona su vínculo con las mascotas, la famosa expresó: “Para mí los gatos son mis compañeros, esos seres que me escuchan y que están. No necesitás hablar con ellos para conectarte. Me dan momentos de felicidad y se los agradezco”.
Daniela Cardone y su gatito Garfield.
Fuente: https://www.paparazzi.com.ar/