“20 años no es nada”, decía Carlos Gardel en el tango “Volver” y realmente fue “un soplo de vida”, que, con perseverancia y madurez, convirtió a un prestigioso salteño en un ejemplo de muchas generaciones.
Pablo Copa, el peluquero que cambió su vida a los 19 años, mostró que hoy, a los 71, que no hay barreras cuando el sueño tiene raíces armadas de sangre, sudor y mucha pasión.
Foto: Javier Rueda
“Yo rendí hace 20 años para 5º Dan, pero no pude superar la prueba. Me bochó es esa oportunidad el propio creador del instituto”, recordó Copa, quien hace unos días logró la hazaña personal, de la cual nunca bajó los brazos.¿Porqué volvió a intentarlo? “Era un desafío interno. El karate me salvó la vida, porque antes de ingresar a la disciplina a los 19 años deambulaba mucho, la riña y los vicios callejeros me estaban llevando por el peor camino. A eso se sumó una vida familiar autoritaria sin mi papá”, recordó.
Foto: Javier Rueda
Y tras una dura infancia y adolescencia logró hacer un gran giro al asegurar que “así el karate logró cambiarme mucho y hoy, a los 71 años, tengo un balance muy positivo con la gente del karate, que me llevó a meterme de lleno en mi profesión, que es la peluquería”.
Cabe destacar que Copa, además, desde el 2008 hasta el 2018 incursionó por la política, iniciándose con el exgobernador y actual senador nacional, Juan Carlos Romero, después con Juan Manuel Urtubey y con Miguel Isa en el municipio. Y en su creación, se haría cargo de la escuela de Artes y Oficios.Llegar al 5º DAN tuvo mucho esfuerzo. “Soy asmático y después de mi operación me costó la recuperación. Físicamente hubo mucho esfuerzo. Sobre todo porque tenés que estar muy bien físicamente para demostrar que lo merecés. Y a mi edad, es esfuerzo se magnifica por mil”, destacó.Finalmente destacó que con el karate se le abrieron muchas puertas: “Te enseña a ser más seguro de vos mismo y hasta buscar contagiar siempre una vida sana y correcta”.
Copa es parte de la prestigiosa escuela Brinkmann, en Salta dirigida por el sensei Marcos Godoy, en el gimnasio Turnen, de Buenos Aires 749.
Godoy graficó al karate y aseguró que “estos tiempos son complicados por la exigencia disciplinaria que deben tener los alumnos. Hasta las técnicas de aprendizaje están cambiando. Todo va mutando acorde a los tiempos. Y allí es donde también influyen los padres”.
“Las artes marciales en general elevan el autoestima y la autoseguridad. Es una práctica fundamental para los chicos que se manifiestan “introvertidos” o “callados”, concluyó.