Momento constitucional y democracia en Salta capital

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Nos acercamos lentamente a un momento de importancia constitucional en la ciudad de Salta que, aunque parece lejano (hacia el primero de marzo del 2026 recién comenzarían las sesiones del Convención Municipal), está a la vuelta de la esquina. Pienso que no obstante la apatía ciudadana, va siendo tiempo de preparar los temas del debate. Se reformará nada más ni nada menos que la carta orgánica. ¿Qué mejor que comenzar a hablar de valores constitucionales para la Ciudad?

Nos acercamos lentamente a un momento de importancia constitucional en la ciudad de Salta que, aunque parece lejano (hacia el primero de marzo del 2026 recién comenzarían las sesiones del Convención Municipal), está a la vuelta de la esquina. Pienso que no obstante la apatía ciudadana, va siendo tiempo de preparar los temas del debate. Se reformará nada más ni nada menos que la carta orgánica. ¿Qué mejor que comenzar a hablar de valores constitucionales para la Ciudad?

La decisión tomada por el pueblo de la Ciudad de Salta, en este turno electoral ha sido darle una mayoría circunstancial al partido del Gobierno Nacional, La Libertad Avanza, un partido de tendencia conservadora en lo social y libertario en lo económico. ¿Qué valores pretenderán incorporar, con esa mayoría que ya detentan, en la ciudad?

Se destaca en su campaña el tema de la transparencia y la participación ciudadana. Dos valores en boga, que celebramos, cualquiera fuese el partido que lo propusiera.

Sin temor a ser tildado de Woke en la terminología del líder de ese partido, me atrevo a sugerir que otros valores deben ser también incorporados en la regulación constituyente, como manifestación de la evolución democrática de los salteños y salteñas. Me refiero a valores tan o más importantes que la libertad -que tanto propugnan-, como la igualdad (entre los que destaca la igualdad entre hombres y mujeres), la justicia (entre otras manifestaciones, en lo social) y esa forma de la fraternidad que asume el pluralismo político, en todos los sentidos de la vida, manifestándose en materias de inclusión, respeto a la diversidad, vigencia de los DDHH, protección del medio ambiente, para gestionar los intereses de los vecinos en la Ciudad Capital.

Lamentablemente no es grande el número de ciudadanos que están íntimamente consustanciados con la seriedad o importancia de los temas a debatir. Hay algo de desatención, pero también de menosprecio al tema constituyente. Una carta orgánica parece pasar como un tema menor entre tantas preocupaciones que nos abordan día a día. No se advierte que las decisiones tomadas por el pueblo en un momento constitucional no son moneda corriente y deben ser ampliamente deliberadas. Raramente ocurren (formalmente cada tanto con una convención constituyente), pero puede ser preparado el debate en torno a qué valores imprimir a la vida ciudadana, la organización del Estado Municipal y los derechos de los vecinos. Recuerdo aquí lo expuesto en una declaración a la francesa de derechos: “la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos”.

Queda para pensar cuales son además los grandes objetivos a cumplir en la organización institucional para una vida pública común y feliz en la ciudad. ¿Máximos controles cruzados al Departamento Ejecutivo? ¿Una determinada forma de gestionar los servicios públicos de la ciudad? ¿Exigentes requisitos de idoneidad a cumplir en el acceso a cargos públicos? ¿Mayorías calificadas para tomar ciertas decisiones que necesitan de fuertes acuerdos políticos con todas las fuerzas con representación parlamentaria en el Concejo?

La deliberación y el debate están abiertos, siempre teniendo en miras que la dignidad de los vecinos y los derechos fundamentales que le son inherentes, en esta comunidad del Valle de Lerma, también comienzan con la reforma de una vieja Carta para un remozado Estado Social y Democrático de Derecho Municipal, para aggiornarla a los tiempos que corren. Serán el fundamento de una posible vida armoniosa y feliz (repito feliz, la felicidad es un valor), con orden político en la organización, paz social en la comunidad y libre desarrollo de la personalidad de sus habitantes.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/salta

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