El padre agustino Pablo Sánchez, a cargo de la Parroquia “Santa Teresa de Jesús”, ubicada en la calle La Florida 812 de la capital salteña, conoció personalmente al nuevo Papa León XIV, antes Robert Prevost. “Fue poco después del 2001, en Montevideo”, recuerda, y lo describe como una persona sencilla, cercana y serena. La elección del primer pontífice surgido de la Orden de San Agustín lo llenó de emoción y sorpresa. Para él, el nuevo Papa representa un ejemplo vivo del carisma agustiniano. Su compromiso con el diálogo y la escucha será clave en este tiempo para la Iglesia. En Salta, esta comunidad comparte el orgullo de que uno de los suyos guíe ahora al mundo católico.
¿Cómo vivió la noticia de que había nuevo Papa y que se trata de Robert Prevost, un agustino?
Me emocionó porque no es que yo lo haya conocido mucho, pero algo lo conocía y evidentemente él es una persona muy tranquila, le gusta mucho escuchar, el valor de la vida, la sencillez, entonces ahora tiene una gran responsabilidad. La verdad no me esperaba la noticia.
¿Cómo es la vida de los agustinos?
La vida de los agustinos, evidentemente, aparte de lo que es típico de nuestra espiritualidad, que depende o está muy relacionada a la vida y los escritos de San Agustín, se caracteriza por nuestra presencia siempre en las parroquias, en los colegios, en las misiones, en actividades educativas, pues nosotros tenemos lo que llamamos un cuarto voto, que es el servicio a la iglesia, y procuramos ir a ella. Además seguimos el ejemplo de la vida de San Agustín, que él fue sacerdote y obispo porque lo eligió el pueblo de Hipona (actual Annaba, Argelia), entonces servimos a la iglesia donde nos puedan necesitar. De ahí, por ejemplo, se desprende toda la parte misionera y que hace, evidentemente, relación a lo que fue el trabajo del nuevo Papa León XIV, en la parte de Perú, que es una zona de misión que tienen los agustinos de Norteamérica, y que se llama Vicariato de las Chulucanas.
¿Cómo eligen sus autoridades?
Nosotros cada seis años elegimos al superior mayor que reside en Roma, una vez que son elegidos y tienen su consejo, suelen intentar visitar todas las comunidades, por lo menos las más que puedan de los Agustinos en el mundo. El (por el nuevo Papa León XIV) estuvo 12 años y en una de sus visitas yo lo conocí.
¿Cómo fue ese momento en que lo conoció?
Fue poco después del 2001, en Montevideo (Uruguay) y la imagen que yo tengo de él es de una persona, como diría yo, de a pie, una persona cercana, sencilla, que escucha, que es atenta, que no es improvisada, que se toma las cosas con tranquilidad. Esa es la imagen que tenemos, creo, la inmensa mayoría. En aquel entonces él vivía en Perú.
¿Cómo nace la orden de San Agustín?
La Orden de San Agustín es una cosa muy curiosa. San Agustín muere allá por agosto del año 430. Evidentemente, San Agustín, cuando expide una regla, funda monasterios, es decir, lugares donde los religiosos vivían, buscando a Dios, siendo una sola alma y un solo corazón, compartiendo la vida de comunidad. Sin embargo, poco tiempo después, la regla de San Agustín se esparce por el norte de África, y algo de Italia, España, pero empiezan a llegar los árabes, lo que se llamó la expansión de los árabes, allá por el siglo VIII, y entonces, desde ahí, los monasterios agustinos empezaron a ser más independientes, quedaron un poco más aislados, porque era toda una persecución, con los árabes en el norte de África, Italia, España, y recién allá por el siglo XIII, en 1243, es cuando comienza la orden, que de alguna manera, la funda la iglesia, es decir, había monasterios que tenían la regla de San Agustín, entonces la iglesia les pide a los monasterios que se unan, que se junten, y que elijan un superior, y que de ahí, hagan sus constituciones, normas, y sigan adelante. Ese es el origen de la orden de San Agustín, y por eso, somos también órdenes mendicantes, es decir, no solo tenemos la comunidad, sino también un poco la fraternidad, que viene a ser el complemento de la comunidad, junto con la de las carmelitas, los franciscanos, y los dominicos.
“La vida de los agustinos, además de estar basada en la espiritualidad de San Agustín, se caracteriza por nuestro servicio a la Iglesia”.
¿Cuántos miembros son en Salta?
Somos ahora cinco: tres sacerdotes, un religioso, y otro que está comenzando. Estamos en los colegios Santo Tomás de Villanueva, y el Milagroso Niño Jesús de Praga, donde justamente estamos ahora celebrando su fiesta, porque fue el 19 de abril pero como caía Viernes Santo la pasamos para ahora. Además tomamos esta oportunidad para celebrar el nombramiento del Papa Robert Prevost, como nuevo Vicario de Cristo, nuevo Pastor de Iglesia mundial.
Él había sido designado responsable de obispos del mundo y era un estrecho colaborador del Papa Francisco. Dicen que tenía su estilo, su impronta ¿no?
Todas las personas cuando tenemos algún puesto de responsabilidad, procuramos tener a alguien de cerca de nosotros, para que nos ayude en nuestro trabajo, pues personas que de una u otra manera nos unen, nos ayudan en nuestra tarea para que pueda ser un poco más llevadera, más fácil, más cómoda.
“En Salta somos actualmente cinco miembros: tres sacerdotes, un religioso y uno que está comenzando su camino”
Evidentemente, el tema del dicasterio, o sea, la congregación de los obispos, es algo que es de todo el mundo, nombrar a los obispos, atender sus necesidades, las dificultades que pueda haber, etc., en los más diversos lugares del mundo, pues es una tarea, yo diría, que implica una persona muy prudente, muy tranquila. No es fácil. Y es una tarea también, pues que implica una relación muy estrecha con aquel que lo dirige, es decir, en este caso, con el Papa, y evidentemente, tanto el Padre Robert Prevost, como el Papa Francisco, tenían prácticamente todas las semanas reuniones, se juntaban, porque las situaciones, pues son complejas, hay que ayudar, y hay que escucharse unos a otros, para tomar siempre las decisiones que se consideren más adecuadas.
¿Cómo lo ve a futuro al nuevo Papa?
Hay una cosa que a mí me llamó poderosamente la atención. Lo primero es que se presentó diciendo yo soy un hijo de San Agustín, y entonces, lo primero de lo que nos habló fue de la paz, y me parece que ese el gran desafío que tenemos, que ha sido el desafío histórico siempre, evidentemente desde que está el pecado en el mundo, pues estamos luchando contra él. El desafío de la paz, me parece que es algo muy marcado, y sobre lo que necesitamos tomar más conciencia, no sólo los políticos, sino fundamentalmente también, lo que podemos llamar las personas de a pie, en nuestra vida de cada día, en nuestras actividades, en nuestras familias, ser, como diría San Agustín, hacedores de paz, y me parece que es un desafío impresionante, y después desde lo Agustiniano, que también viene y es muy típico del Papa León XIV, es la vida en comunidad, vamos a caminar juntos, según su buen saber y entender, vamos a sumar, vamos a unir nuestras fuerzas, vamos a crear puentes, vamos a construir desde el diálogo, desde la escucha, esa yo creo que va a ser la tarea del Papa León XIV, que es, yo diría que una continuación, no sólo de Francisco, sino un poco lo que es la vida de la Iglesia, de los Papas, de cada uno en nuestras actividades, pues eso, si no somos constructores de puentes, pues ya hay demasiados muros, ¿no?, como para seguir poniendo muros en la sociedad, y tenemos que poner puentes, y hacer que las personas nos podamos entender un poquito mejor.