Hasta dónde habrá llegado la descomposición para que una mera normalidad haya pasado a ser un anhelo. Y la pregunta del millón es cómo vas a alcanzar ese modesto estatus cuando dentro de la Comisión Directiva, la única solución que ven los oficialistas es que se vayan todos los opositores, la única que ven los opositores es que se vayan todos los oficialistas…
Y la que claman los hinchas y socios es, como bramaba la gente por las calles en el 2001, “que se vayan todos, que no quede uno solo”.
El paso dado ayer parece una condición básica para mantener la institucionalidad y alejar un poco el riesgo de que San Lorenzo pueda ser carne de una intervención estatal con imprevisibles derivaciones.
Antes de consensuarse su ejercicio de presidencia, Lopardo fue a buscar la bendición de Claudio Tapia, donde de paso tuvo que retroceder de anteriores críticas y escuchar “consejos” y bajo qué condiciones iba a recibir apoyo y acompañamiento de la AFA en la reconstrucción de este despelote.
Cómo serán los próximos pasos, es un misterio. Sí será necesario que la gente, si es que puede y no se le ha agotado toda, tenga un poco de paciencia, sobre todo cuando el equipo del estoico Miguelo Russo sale a la cancha a poner la cara en medio de este caos. Que entienda que si “se van todos” nunca se sabe a quién se la dejan picando, y que el Papa ya no es hincha de San Lorenzo.
Lopardo con Russo (Foto: X | @SanLorenzo).
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