En el marco del Día de la Minería, el doctor en Geología Ricardo Alonso ofreció una visión amplia y reflexiva sobre el presente y el futuro del sector en Salta. Con un enfoque histórico, técnico y geopolítico, el especialista trazó un diagnóstico sobre la importancia de los minerales críticos, el rol del litio y el potencial que aún permanece latente en la región.
“Los minerales críticos son la nueva fuente de materia prima, es la nueva moda, por decirlo de alguna manera”, señaló Alonso. En ese conjunto estratégico se encuentra el litio, cuya explotación ha marcado una nueva etapa en la minería argentina, pero también ha expuesto su vulnerabilidad a las fluctuaciones del mercado.
Uno de los aspectos que remarcó el geólogo fue la caída abrupta del precio del carbonato de litio. “Pasó de valer casi 80 mil dólares la tonelada a menos de 10 mil. Esto generó un parate tremendo a nivel internacional. Muchos productores, como los que operan en Australia o Europa, están al borde de ni siquiera cubrir los costos del procesamiento”, explicó.
A pesar del enfriamiento del mercado, Alonso sostuvo que la situación puede revertirse si surgen nuevas aplicaciones o crece la demanda. “Cuando la oferta se equilibra con la demanda, el precio se estabiliza o baja. Pero si aparecen nuevas necesidades, como baterías para transporte público o motos eléctricas, puede volver a cambiar”, señaló. Y recordó que fenómenos similares ya ocurrieron en la historia minera de América del Sur, como en los cerros de Potosí o las salitreras del norte de Chile, que vivieron ciclos alternados de riqueza y pobreza.
Al referirse específicamente a Salta, el doctor Alonso destacó su rol estratégico dentro de la región litífera. “Salta es muy importante porque tiene la mayoría de los salares relevantes del país. Si la sumamos a Jujuy y Catamarca, ahí está todo el litio argentino”, dijo. Y propuso ampliar la mirada sobre el llamado “triángulo del litio”, tradicionalmente referido a Bolivia, Argentina y Chile, para reconocer una zona más amplia que incluye también a México y Perú. “A eso lo llamamos la provincia litífera centroandina. Es una definición metalogénica, porque se trata de una región donde hay una anomalía importante de un elemento químico, en este caso, el litio”, explicó.
Esa franja —que abarca desde el sur de Perú, pasando por el altiplano boliviano y el norte argentino hasta llegar a Chile— concentra las principales reservas mundiales de salmueras de litio. “Y nuestras provincias comparten esa primera reserva mundial”, remarcó.
Consultado sobre el proceso de extracción del litio, Alonso explicó que existen distintos métodos. El tradicional consiste en evaporar la salmuera extraída del salar para concentrar el litio, que se encuentra en cantidades muy bajas. “Se pasa de 600 partes por millón a 60 mil partes por millón por evaporación. Luego se lo trata para obtener, por ejemplo, carbonato de litio o de sodio”, indicó.
Pero aclaró que hoy hay múltiples tecnologías, algunas basadas en membranas o métodos de extracción directa. “Cada empresa tiene su propia tecnología. No es lo mismo lo que usan los franceses, que lo que usan los coreanos o los chinos”, agregó, dejando entrever que la innovación tecnológica es clave en la competitividad de los proyectos.
“Potencial metalífero enorme”
Remarcó que no la provincia tiene mucho por explotar.
En cuanto a la legislación que permitió el desarrollo de la minería moderna en el país, Alonso recordó la sanción de la Ley de Inversiones Mineras de 1993. “Fue votada por unanimidad durante el gobierno de Menem. A partir de allí comenzó la actividad, sobre todo en Catamarca, y luego fueron apareciendo otros proyectos”, repasó.
Sin embargo, consideró que todavía hay mucho por hacer. “Nos falta el gran yacimiento salteño, que es Taca Taca. También están las minas de Abrasilver, y la mina de plata del Cerro del Volcán Quevar. Tenemos que seguir desarrollando Linderos. Hay un potencial metalífero enorme que no está explotado aún”, aseguró.
“En Salta hay minería desde hace 500 años. Los incas eran grandes mineros. En la Colonia, la región salteña fue proveedora para Potosí, primero con mulas, después con ganado en pie. Todo eso está documentado. La historia a veces se pierde, pero existió”, remarcó.
Y concluyó con una definición: “Tenemos recursos mineros para seguir desarrollando por los próximos 500 años. Así que no hay que preocuparse por los recursos. Recursos es lo que sobra”.