Inflación de expectativas

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Los datos difundidos por la consultora Focus Market, a través del sistema Scanntech, exponen con crudeza una de las dinámicas más complejas que atraviesa hoy la economía argentina: la persistencia de aumentos de precios que no están impulsados por una mayor demanda, sino por el temor al futuro y la necesidad de resguardar márgenes ante posibles shocks macroeconómicos. En abril de 2025, esa lógica quedó en evidencia con un doble comportamiento que dividió el mes en dos partes bien diferenciadas.

Los datos difundidos por la consultora Focus Market, a través del sistema Scanntech, exponen con crudeza una de las dinámicas más complejas que atraviesa hoy la economía argentina: la persistencia de aumentos de precios que no están impulsados por una mayor demanda, sino por el temor al futuro y la necesidad de resguardar márgenes ante posibles shocks macroeconómicos. En abril de 2025, esa lógica quedó en evidencia con un doble comportamiento que dividió el mes en dos partes bien diferenciadas.

En la primera quincena, muchas empresas remarcaron precios al alza, anticipando un escenario de devaluación tras el levantamiento del cepo cambiario. Lo hicieron incluso sobre mercadería ya comprada, lo que refleja una dinámica defensiva, especulativa y, a la vez, muy peligrosa: se intenta cubrir un eventual incremento de costos futuros con aumentos actuales, en un contexto en el que la demanda todavía no muestra capacidad de acompañar esa evolución.

La segunda parte del mes evidenció el efecto de esa sobreestimación: el mercado no convalidó los precios. Es decir, el consumo no respondió. Lo que debía ser un nuevo punto de equilibrio para las empresas se convirtió en un techo. Y en un país donde la inflación no da tregua, esta realidad resulta doblemente alarmante: los precios siguen subiendo, pero la gente ya no puede pagar. La elasticidad de la demanda ha tocado un límite sensible.

Los productos que más aumentaron en el mes lo reflejan: huevos (+19%), premezclas, chocolates, crema de leche y achocolatados, entre otros. Son artículos que atraviesan tanto lo esencial como lo cotidiano. Y cuando un alimento tan básico como el huevo se encarece un 65% en un año, la señal es clara: el acceso a la alimentación se está volviendo una dificultad para millones.

El informe también muestra que, a pesar del ajuste, existen algunos productos que bajaron su precio en abril. Pero en general se trata de productos estacionales o de promociones específicas (enlatados de pescado, flanes, arroz, puré de tomate). Son excepciones que, si bien sirven de ancla en los promedios, no modifican la percepción ni la realidad del consumidor que asiste a cada vez más remarcaciones.

A nivel agregado, la canasta básica relevada por Focus Market aumentó un 2,9% respecto a marzo, y acumula un alza del 3,5% en lo que va del año. El dato interanual es más contundente: un incremento del 33,4%. En un contexto en el que el Gobierno nacional destaca como logro la desaceleración inflacionaria, estos valores evidencian que el fenómeno persiste con fuerza en rubros sensibles, sobre todo cuando la formación de precios responde más a temores empresariales que a condiciones reales del mercado.

Si bien el orden fiscal y monetario pueden estar logrando una baja en los índices generales de inflación, la falta de coordinación entre política económica y precios de góndola sigue generando distorsiones fuertes. La inflación, dice, es la combustión de una economía con un motor descoordinado. Y ese motor, en este caso, está compuesto por expectativas, márgenes de ganancia, concentración de mercado y falta de regulación efectiva.

En definitiva, el informe muestra una economía que busca estabilizarse, pero cuyos actores aún se mueven con una lógica de incertidumbre crónica. Las empresas remarcan “por las dudas”; los consumidores recortan gastos como pueden. En el medio, los precios se disparan.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

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