Además, determinó que, bajo este contexto, “es más necesario que nunca mantenernos unidos en la defensa del derecho a una vida digna, con el trabajo como herramienta de progreso”. Para finalmente “volver a soñar con un país donde la movilidad social ascendente permitió que, durante décadas, los argentinos tuvieran la certeza de que sus hijos iban a vivir mejor que ellos”.
Y concluyó: “Recuperar esa Argentina debe ser el compromiso de los que creemos en Dios y en la Patria”.
El mensaje resuena especialmente en la interna del peronismo en la provincia de Buenos Aires, donde el sector liderado por CFK está enfrentado al del gobernador Axel Kicillof. Recientemente, luego de que Kicillof decidiera desdoblar las elecciones, el kirchnerismo amagó con una factura que finalmente no se concretó, sin embargo la relación continúa siendo tensa entre ambos sectores.
Esta semana, Andrés Larroque, ministro de la gestión bonaerense, aseguró que en realidad la discusión no es con Cristina Kirchner sino “con la bandita de Máximo”, en alusión al diputado nacional y presidente del PJ bonaerense Máximo Kirchner.
De acuerdo a la mirada de Larroque, el hijo de la ex mandataria tiene de rehén a la organización para obedecer a intereses “muy particulares”.