9° Coloquio Internacional de Bioética en Brasil: Fishel Szlajen propuso un nuevo paradigma ético frente a las tecnologías convergentes

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El rabino Fishel Szlajen, uno de los bioeticistas más influyentes de Argentina.

Del 28 al 30 de abril de 2025, la Pontificia Universidad Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS), considerada la más prestigiosa de las universidades privadas de Brasil, fue sede del 9° Coloquio Internacional de Bioética, Neuroética y Ética de la Inteligencia Artificial. Organizado por la Red de Inteligencia Artificial Ética y Segura (RAIES), el evento reunió a más de cincuenta especialistas provenientes de América, Europa, Asia y África, reafirmando su carácter global e interdisciplinario en el abordaje de los dilemas éticos emergentes del desarrollo científico-tecnológico.

Entre las múltiples intervenciones, destacó con especial fuerza la del Rabino Dr. Fishel Szlajen, uno de los bioeticistas más influyentes de Argentina, miembro de la Pontificia Academia para la Vida (Vaticano) y referente internacional en el diálogo entre ciencia, ética y religión. Su ponencia, titulada “IA y Transhumanismo: contribución de la sabiduría bíblica a la dignidad humana”, presentó una tesis desarrollada durante su estancia postdoctoral en la Universidad de Oxford, la cual publicó también en español en el journal “Vida y Ética” de la UCA, y en la que articula los fundamentos bíblicos con la bioética y la filosofía moral contemporánea para repensar el lugar del ser humano y resolver los desafíos de la era biotecnológica, la edición genética y la IA.

Szlajen advirtió sobre los riesgos del transhumanismo.

Szlajen advirtió sobre los riesgos del transhumanismo como forma extrema de optimización biotecnológica que, bajo una apariencia de racionalidad progresista, puede terminar por desdibujar los fundamentos mismos de la dignidad humana. Definió al transhumanismo como un “radicalizado utilitarismo operativo del bíblico precepto de mejora continua”, pero sin teleología y que omite lo constitutivo y específico del ser humano, proyectando un horizonte donde el homo sapiens sería reemplazado por un homo cyborg. En su enfoque, las tecnologías deben concebirse como herramientas subordinadas a una ética del cuidado, no como fines en sí mismos ni como vehículos de una pseudo-redención tecnocrática.

En ese marco, Szlajen presentó un innovador criterio bioético que comienza a adquirir relevancia en el debate académico internacional. En primer lugar, Szlajen destacó las deficiencias e inconsistencias del actual criterio bioético donde las biotecnologías sólo son permitidas cuando cumplen un fin terapéutico y prohibidas ante propósitos desiderativos u optimizantes, bajo ciertos criterios de normalidad y funcionalidad. Luego, en lugar de evaluar una intervención médica basado en la naturaleza de la condición patológica tratada, como tradicionalmente lo ha hecho la bioética clínica, permitiendo lo terapéutico y prohibiendo la mejora artificial, propone enfocar la evaluación de dicha intervención desde la naturaleza de la condición humana, independientemente de lo terapéutico o mejora artificial. Este desplazamiento del eje desde la patología hacia la antropología permite evaluar no sólo si una biotecnología “cura” o “mejora”, sino por sobre todo si desvirtúa o potencia lo que somos, focalizando en la dignidad humana.

La Pontificia Universidad Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS) fue sede del 9° Coloquio Internacional de Bioética, Neuroética y Ética de la Inteligencia Artificial.

Esta perspectiva se articula en tres niveles: individual, profesional y social. Szlajen define un criterio ético para las intervenciones biotecnológicas sobre cuerpos sanos, ya sea con fines desiderativos, estéticos, de optimización operativa o cualquier práctica fuera del paradigma terapéutico, así como también la justicia distributiva de estas biotecnologías, alertando sobre la posibilidad de nuevas formas de exclusión o eugenesia elitista. Por otro lado, también evalúa las prácticas actualmente definidas como terapéuticas pero que conllevan el socavamiento de los factores constitutivos de la dignidad humana como la autonomía, voluntad, razón, libertad y capacidad de tomar decisiones morales. Consultado por Infobae, Szlajen dijo “la ética no puede limitarse a lo técnicamente posible o legalmente permitido; debe interrogar el sentido y los fines últimos de nuestras acciones, especialmente cuando están mediadas por tecnologías que afectan y reconfiguran lo humano”.

Complementando su innovador enfoque bioético basado en la naturaleza de la condición humana más que en la condición tratada, el Rabino Dr. Fishel Szlajen incorpora estos principios a la manipulación o edición genética. Tal como expresó a Infobae, el uso de tecnologías como CRISPR para fines terapéuticos, como corregir enfermedades genéticas, infecciones bacterianas resistentes, cánceres, patologías psiquiátricas, o realizar xenotrasplantes y potenciar terapias antivirales, se encuentra ampliamente justificado siempre que se preserve la dignidad humana y los beneficios superen los riesgos. Mientras que aquellas dirigidas al diseño genético no terapéutico, como seleccionar rasgos estéticos, requieren una evaluación más estricta por sus implicancias morales y sociales. Esta postura fortalece su propuesta bioética de considerar la intervención biotecnológica no sólo en función del resultado técnico, sino del respeto integral a la condición humana. En este sentido, Szlajen presentó pautas para el desarrollo de quimeras en investigación para tratar enfermedades neurológicas degenerativas y en un futuro cercano, trasplantes ante muerte cerebral. Pero con el cuidado de no producir híbridos, y que estas quimeras neuronales no mejoren la cognición en animales o aportes otras características pudiendo alcanzar un estado humanoide, ni degrade al humano otorgándole mayores rasgos animales, ya que en cualquiera de ambos casos se transgrediría la dignidad humana.

“Debemos disfrutar del progreso de las tecnologías convergentes, pero salvaguardando la dignidad humana”, sostuvo el rabino.

El Coloquio reafirmó también su espíritu plural y cooperativo al convocar a académicos de renombre mundial como Chiara Gallese (European AI Office, Italia), Carol Yassa (UCLA, EE.UU.), Steven Gouveia (Universidad de Porto, Portugal), Nicholas Kluge Corrêa (Universidad de Bonn, Alemania), Nythamar de Oliveira y Joaquim Clotet (PUCRS, Brasil), Mahlet Hailu (Universidad de Addis Abeba, Etiopía), Reiko Akiyama (Keio University, Japón), Claudia Passos (New York University, EE.UU.), Xudong Zheng (Universidad de Pekín, China), Sergio Litewka (Universidad de Miami) y Siti Nurazlina (Universiti Malaya, Malasia), Mikhail Kohrkov (Academia Rusa de Ciencias) y John Tziminadis (Universidad de Erfurt), entre otros. Además de los paneles de debate sobre neurociencia, neuroderechos, organoides, justicia algorítmica, regulación de la IA en medicina, en financias y en aplicaciones militares, el encuentro incluyó espacios interreligiosos donde académicos de diversas confesiones compartieron perspectivas éticas y multidisciplinarias frente al avance de la inteligencia artificial.

La destacada participación del Rabino Dr. Szlajen no sólo posicionó a la Argentina en el debate global sobre bioética y tecnología, sino que ofreció una voz crítica y profundamente humanista en un escenario muchas veces seducido por la ilusión del control total algorítmico. En tiempos donde la IA amenaza con sustituir el juicio ético por la eficiencia algorítmica, su reflexión se erige como brújula que recuerda que el progreso genuino no puede desligarse del respeto y la responsabilidad por la dignidad humana.

Como expresó en su ponencia: “Debemos disfrutar del progreso de las tecnologías convergentes, pero salvaguardando la dignidad humana. Para ello, es menester no olvidar el carácter instrumental de la técnica. De lo contrario, el ser humano ya no mejora, se disuelve”. Una advertencia sobria y necesaria para este tiempo bisagra en la historia de la civilización.

Fuente: https://www.infobae.com/america/

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