Y lo gritó desaforado, prácticamente a la par de la corrida que estaban pegando los suplentes para salir del banco a festejar. Una pegada que tiene bastantes similitudes a la suya (de hecho, el Muñeco gritó en dos Súper diferentes de tiro libre) y que, en ese momento, seguro le recordó aquellos días en los que le enseñaba al pibe zurdo cómo darle la rosca justa a la pelota. Todo en una tarde en la que el DT salió al campo junto a Benjamín, su hijo menor.
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