El país que más vino consume del mundo no es España, tampoco Francia, Italia ni Estados Unidos. El país con mayor consumo de vino per cápita es Ciudad del Vaticano, donde la liturgia eclesiástica y el reducido número de habitantes provoca que el consumo promedio alcance los 54 litros por persona al año, unas 72 botellas en total. Pero en el país más pequeño del mundo no se bebe cualquier vino, se bebe, cómo no, vino de misa.
Cuando hablamos de vino de misa o vino litúrgico, hablamos de una variedad que tiene que seguir unos parámetros de pureza específicos para considerarse apto para la celebración de la eucaristía. Según el Concilio de Florencia de 1438, este debe ser elaborado exclusivamente a partir de uva madura; libre de aditivos como conservantes, colorantes, clarificantes o azúcares; con un grado alcohólico no superior a 18º. Y, por supuesto, debe ser preferentemente tinto, en alusión al simbolismo bíblico de la sangre de Cristo.
Todos estos criterios los cumple a raja tabla la bodega riojana Heras Cordón, la única española que cuenta con el honor de ser proveedor oficial de la Santa Sede. Esta colaboración fue concedida en 2001 por el Papa Juan Pablo II gracias a la intermediación de la periodista Paloma Gómez Borrero y del enólogo Benigno Polo. Desde entonces, la distinción ha sido renovada tanto en el pontificado de Benedicto XVI como en el de Francisco I, cuyo reciente fallecimiento deja en el aire la continuidad de este permiso papal.
Tras el cónclave, que tendrá lugar en los 15 o 20 días posteriores al fallecimiento del Papa, esta será una de las decisiones que el nuevo pontífice deberá tomar. “Confiamos en continuar y esperaremos el tiempo que haga falta”, ha señalado un portavoz de la bodega española al periódico El Confidencial.
Documental Papa Francisco
Heras Cordón, afincada en la pequeña localidad de Fuenmayor (La Rioja), está especializada en la producción de tinto de alta gama, elaborado con uvas seleccionadas manualmente de sus viñedos en Rioja Alta y Alavesa. Cada año, 2.000 botellas de su producción se envían exclusivamente a la Santa Sede, botellas marcadas con el escudo de armas del Vaticano, el nombre del Papa vigente y la frase bíblica en latín “Misericordias Domini in aeternum cantabo” traducida como “Cantaré eternamente las misericordias del Señor”. Estos vinos se consumen principalmente en los eventos oficiales.
Ser proveedor oficial de la Santa Sede obliga a las bodegas a mantener total confidencialidad. Es por ello que se desconocen los detalles sobre este caldo; se sabe que es tinto, pero no se conoce su añada, su graduación alcohólica ni tampoco su precio. Solo se podría hacer una mera estimación, teniendo en cuenta que los vinos tintos disponibles para compra en su web tienen un rango de costes de entre 11,50 € y 36,90 € por botella.
La primera bodega proveedora de la Santa Sede es de Tarragona
También española fue la primera bodega de todo el mundo en obtener el título de Proveedores Pontificios de la Santa Sede. Se trata de la bodega tarraconense De Müller, que recibió este título en 1883 y lo recibió periódicamente de todos los pontífices desde Pío X hasta Juan XXIII.
Mantuvo esta distinción hasta que, con el Concilio Vaticano II, celebrado en 1959, se decidió abolir este título de proveedores de materiales eclesiásticos. Su vino de misa, que puede comprarse en su bodega y en webs especializadas, aún se elabora siguiendo las prescripciones de la Sagrada Congregación Romana, con una composición 50% Macabeo y 50% Garnacha blanca.