Desde marzo último, cuando la crecida del río Bermejo dejó aislados a muchos parajes de Rivadavia Banda Sur, los alumnos de la escuela de El Divisadero 4230 “Fortín Argentino”, transitan un penoso éxodo que también sufren sus padres, porque parte de su matrícula fue acomodada en un aula de La Unión, localidad distante a 25 kilómetros del núcleo educativo que quedó bajo agua hace más de un mes, mientras que otros chicos “tienen clases tres veces a la semana, de dos horas, apoyados con cartillas”, en sus hogares dispersos en el monte chaqueño.
Así lo señaló Gloria Alzogaray, quien destacó los encomiables esfuerzos de “dos buenas maestras, Betiana Sardina y Angelina Vázquez”, y otros miembros de esa comunidad educativa para achicar brechas y ampliar oportunidades en medio de tantas carencias, dificultades y obstáculos.
Como en otros veranos, la escuela situada a un kilómetro de la margen sur del Bermejo, terminó inundada. Con los días, las aguas bajaron, pero su aislamiento persiste, porque el camino que la conecta con La Unión sigue intransitable con sus lodazales, acumulaciones sedimentarias y árboles caídos. “Esto es de todos los años”, aclaró Alsogaray, tras remarcar que en los últimos cuatro años esa comunidad educativa, con notas acompañadas por la totalidad de vecinos de parajes aledaños, insistió ante la Intendencia y el Concejo del Municipio de Rivadavia Banda Sur por un camino vecinal y de acceso a la Escuela 4230 que ponga fin a las odiseas de niños, niñas, padres y docentes. En esas presentaciones, reiteraron que la deplorable transitabilidad de la vía que conecta a El Divisadero con la ruta 13 se traduce en prolongados aislamientos que impiden tanto el normal desarrollo de las clases, como evacuaciones de urgencia.
Hicieron notar que con dos gotas de lluvia las escorrentías cortan el actual paso en el paraje El Chorro por diez a quince días, en los que es imposible cruzarlo con motocicletas y otros vehículos, salvo arriba de un tractor, como tantas veces debieron hacerlo maestras.
Mucho más que espacios educativos
La escuela en el monte chaqueño es más que un espacio de enseñanza. El patio abierto, los juegos de la tarde, hacen que tengan características similares a la doble escolaridad. Con la escuela cerrada, no sólo se pierden conocimientos, sino también lo lúdico y la contención alimentaria con el desayuno y almuerzo.