Ezequiel Vallejos, director de Asuntos Corporativos de Toyota Argentina, será uno de los participantes destacados del ciclo Hablemos de lo que viene, que se realizará este jueves en el Centro de Convenciones de Salta. El ciclo, organizado por El Tribuno, propone debatir en profundidad sobre el presente y futuro de la transición energética, con una consigna clara: ¿En qué punto estamos?
Vallejos detalló cómo Toyota se posiciona como un actor clave en la movilidad sustentable, cómo es su producción en Argentina y cuál es la visión tecnológica de la automotriz japonesa que domina el mercado local y global.
Toyota está en un gran momento en el país. ¿Cómo describiría la operación actual en Argentina?
Toyota está presente en Argentina desde 1996 y desde entonces ha crecido de forma sostenida. Nuestra planta está en Zárate, provincia de Buenos Aires, y desde allí producimos tres modelos: la Hilux, la SW4 y desde 2023, también la van HiAce. Estamos produciendo cerca de 180.000 unidades anuales, lo que implica operar prácticamente al máximo de nuestra capacidad.
La clave de nuestro modelo es que más del 70% de lo que fabricamos se exporta a 23 países de Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. Esto genera un flujo productivo que, además de dinamizar el empleo directo, arrastra a toda una cadena de proveedores y servicios en el país.
¿La Hilux sigue siendo el corazón del negocio?
Sí, sin duda. La Hilux lleva 19 años consecutivos siendo la pickup más vendida en Argentina, y muchas veces ha sido el vehículo más vendido en general, por encima de modelos más económicos. Es nuestro modelo insignia y el “caballito de batalla” con el que comenzamos a construir esta historia. A partir de ese éxito, fuimos ampliando progresivamente nuestra presencia.
¿Cuál es el rol de la automotriz en la transición energética?
La industria automotriz es un actor clave en la transición energética. En Toyota, este camino lo venimos recorriendo desde hace muchos años. En 1997 lanzamos el Prius, el primer vehículo híbrido producido en serie del mundo. Y en 2009 comenzamos a venderlo en Argentina. Desde entonces fuimos ampliando nuestra oferta de vehículos electrificados. Hoy tenemos híbridos enchufables, eléctricos a batería y también trabajamos con vehículos a hidrógeno.
“La clave de nuestro modelo es que más del 70% de lo que fabricamos se exporta a 23 países de América del Sur, Centro y el Caribe”.
Lo importante es que nuestra estrategia no se basa en una sola tecnología, sino que apostamos a la multitecnología. Entendemos que no existe una solución única válida para todos los mercados. Hay países con infraestructura para eléctricos puros, otros donde la red aún no lo permite, y hay usuarios con diferentes necesidades de uso. Nuestra visión es ofrecer la tecnología más adecuada para cada contexto.
¿Qué ventajas ofrece esta estrategia de múltiples tecnologías?
La ventaja es la flexibilidad. Un híbrido, por ejemplo, no requiere infraestructura externa porque se recarga solo, recuperando energía en frenado o desaceleración. Es ideal para ciudades como Buenos Aires, donde se circula mucho y se frena bastante. En cambio, en lugares donde hay incentivos o estaciones de carga, el eléctrico a batería puede ser más viable.
Además, estamos desarrollando vehículos a hidrógeno, como el Mirai, que en Argentina usamos con fines de investigación y demostración. Estos autos pueden recorrer hasta 700 km con una carga de hidrógeno, siempre que provenga de fuentes limpias.
¿Cómo se vincula esto con la minería?
La minería es fundamental. Litio, cobre, níquel y otros minerales críticos son esenciales para fabricar baterías, motores y sistemas eléctricos. La industria automotriz es una de las grandes demandantes. Vimos una explosión en la demanda de autos eléctricos en los últimos años, que provocó subas enormes en el precio del litio. En poco tiempo pasó de costar 18.000 dólares a más de 70.000 dólares la tonelada, y luego volvió a bajar a unos 20 o 30 mil. Es un mercado muy sensible a las proyecciones de consumo.
También se están desarrollando nuevas tecnologías como las baterías de estado sólido, que prometen mayor autonomía y recarga rápida. Pero todo esto requiere minerales, innovación y una cadena de suministro eficiente.
¿Cómo trabaja Toyota la sustentabilidad desde la fábrica?
En Toyota entendemos la sustentabilidad como un proceso integral. No se trata solo del auto que no contamina, sino de cómo se fabrica, cómo se transporta, cómo se usa y cómo se recicla. A eso le llamamos el ciclo de vida del producto.
“La minería es fundamental. Litio, cobre, níquel y otros minerales críticos son esenciales para baterías, motores y sistemas eléctricos”.
En la planta de Zárate, por ejemplo, el 100% de la electricidad proviene de fuentes renovables, gracias a un acuerdo con YPF Luz. Utilizamos energía eólica y solar, y estamos analizando la incorporación de biometano para reemplazar el gas natural. Además, cuidamos el consumo de agua, reciclamos materiales y trabajamos con proveedores para que también reduzcan su huella ambiental.
¿Qué es el “Toyota Production System” y por qué es tan reconocido?
Es el modelo de producción que Toyota desarrolló para optimizar eficiencia, reducir desperdicios y mejorar la calidad. Nació en nuestras fábricas textiles, pero se aplicó a la industria automotriz y revolucionó el sector. En vez de acumular stock innecesario, se produce “justo a tiempo”, eliminando pasos inútiles. Fue tan influyente que empresas como Volkswagen adoptaron parte del sistema, reconociendo su efectividad.
¿Por qué es importante participar de espacios como “Hablemos de lo que viene”?
Porque permiten salir del día a día y reflexionar a fondo sobre el futuro. La minería, la energía, el transporte, el desarrollo industrial: todo está conectado. Los autos no son solo herramientas de movilidad, también son parte de nuestra vida social, económica, familiar. Participar de este debate nos permite aportar nuestra visión, aprender de otros sectores y trabajar en conjunto para una transición energética justa y sustentable.
¿Cómo ve el futuro de Toyota en la región?
Con mucha responsabilidad. América Latina tiene un rol estratégico en la cadena de suministro global, especialmente en minerales críticos. En Argentina, queremos seguir produciendo, exportando y generando empleo.