Con gestos de cercanía, humildad y una fe comprometida con los más vulnerables, el Papa cultivó un fuerte vínculo con el Señor y la Virgen del Milagro, y conmovió a sacerdotes salteños que hoy lo recuerdan con gratitud y admiración.
Oscar Ossola, cura párroco de San Lorenzo Mártir y vocero del Arzobispado de Salta, trazó un repaso del legado del Sumo Pontífice: “El Papa de la Misericordia, de la apertura de la Iglesia a los más pobres, a los más carenciados, a los marginados. Iba a las periferias. Ya lo hacía como obispo en Buenos Aires y antes, como sacerdote en jesuitas, iba a los hospitales a celebrar un jueves santo, el lavatorio de los pies en las cárceles. O sea, gestos muy desafiantes. Apenas asumió como Papa fue a la isla de Lampedusa, hizo una ofrenda floral al mar Mediterráneo, lo llamó directamente un cementerio de tantos migrantes que no pueden llegar a una vida mejor. Sobre todo eso, el rostro misericordioso de Dios y la fraternidad, más allá de la creencia o no de las personas, todos hijos del mismo Dios”.
El sacerdote compartió una experiencia personal ocurrida el 24 de abril de 2022 en el Vaticano. En la audiencia pudo entregarle al Papa una imagen del Señor y la Virgen del Milagro, como presente por el día de San Jorge. “Cuando él se sorprendió porque le dije es para usted por el día de San Jorge, el 23 de abril, hizo una sonrisa hermosa y me repitió mis palabras, dijo: ‘¿Para mí? en serio, gracias’. Una sencillez, una humildad, una inocencia, me animo a decir”.
Ossola recordó que ya conocía a Francisco desde antes de su pontificado: “Yo simplemente lo saludé incluso para acercarme. No le dije Papa, sino padre Jorge, y cuando él giró la cabeza y yo di unos pasos y le pude entregar sus propias manos el presente, besarle la mano, por supuesto. Yo ya lo había conocido cuando era sacerdote jesuita, obispo de Buenos Aires.”
También destacó su vocación de unidad. “Siempre se mostró un pastor de todos, de todos, y que todos tienen un lugar en la Iglesia: este cuerpo, una sola familia”, afirmó.
De cara al futuro, Ossola expresó esperanza: “El Espíritu Santo guía a los cardenales. Cuando llegó Francisco, fue evidentemente, aquí están las muestras de que era el Papa que necesitábamos en ese momento, y antes lo fue Benedicto, y antes lo fue Juan Pablo II, y así llegaríamos hasta San Pedro hace dos mil años. Así que tranquilidad, serenidad y confianza. Es el año de la esperanza, incluso el jubileo de 2025, de que el Espíritu Santo siga actuando, guiando a la Iglesia.”
El sacerdote subrayó el lazo especial de Francisco con Salta. “El amor que él tenía desde su época de jesuita, por el Señor y la Virgen del Milagro. Él vino en una oportunidad, pero no ingresaban seminaristas, y un sacerdote jesuita, el padre Juan Jacques, que vivió y murió aquí en Salta, le dijo que viniera y que le pidiera al Señor y a la Virgen del Milagro. Cuando al año siguiente ingresaron cinco o seis seminaristas, empezó a venir por varios años a la novena, y empezó a venir a la fiesta. Y de ahí el cariño. Y bueno, hasta el gesto este, que ahora de nuevo reaparece, de un colegio cantando el himno del Milagro en la Plaza San Pedro, que era algo totalmente fuera de protocolo, y sin embargo él repite de memoria las frases del estribillo: ‘No se olviden del Señor, el amor del Señor, buscando el amor de un pueblo’. Eso marca el aprecio, el cariño que tenía también por el Señor y la Virgen del Milagro.”
Inspiración
En tanto, el presbítero Raúl Méndez sintetizó: “Nos deja dos grandes cosas: una inspiración, modelo de sacerdote y de cristiano que pone en el centro la atención, la apertura al otro sin reservas. El Papa decía: ‘a todos, todos’ y sin hacer un paso por aduana, es decir, una apertura, un encuentro, un abrazo a todos.”
Y agregó: “En segundo lugar, poner en el centro siempre al más desfavorecido, al pobre y al que está sufriendo por enfermedades, por estar en la cárcel, por la miseria. Otro rasgo que también nos queda es la unidad de todos los aspectos de la vida humana, desde lo más profundo de la espiritualidad a lo más terrenal y a lo más cotidiano y también desde lo social, lo político, a lo espiritual, todo en una sola realidad humana”.
Presbítero