El padre Jorge Bergoglio, el superior de los jesuitas argentinos, vivió su extraordinaria vida guiado por la fe en Dios y la voluntad por sembrar conciencia sobre el riesgo que amenaza a los excluidos por la expansión de la pobreza y el huracán tecnológico.
Por eso, su pastoral estuvo signada por la lucha en la construcción de una vida digna para todos. Y al hablar de vida digna queremos señalar una vida en paz, con valores humanos y también con trabajo, con descansos, con salud, con acceso al agua.
Fueron 12 años de mensajes de paz. Incluso, en su último ruego de Pascua de hace apenas dos días. Allí clama por el fin de la guerra en tantos puntos de la Tierra, donde la violencia de todo tipo, los destrozos de culturas y de la vida contaminan la tierra y las aguas y debe cesar.
El mensaje propone una conciliación entre las necesidades humanas y el cuidado de toda la biodiversidad, citando a San Francisco, por su acercamiento y pedido de cuidado y respeto por los animales, por la tierra.
Señalamos, a quiénes nos importa el ambiente, que ya desde el dictado de dos de las Encíclicas se ocupan del ambiente y de la fraternidad entre todos.
Las encíclicas Laudato Si’ y Fratelli Tutti del Papa Francisco comparten similitudes en su enfoque, criticando la “cultura del descarte” y enfatizando la importancia del bien común y la dignidad humana. Sin embargo, se complementan: Laudato Si’ se centra en el cuidado de la casa común, mientras que Fratelli Tutti se enfoca en el cuidado de las relaciones humanas, reconociendo que ambos aspectos son interdependientes.
Esto porque el ambiente es el todo, es la tierra.
Es la demanda de un clima de respeto y libertad en un mundo intolerante y autoritario. Donde, a pesar de la experiencia histórica, se tiende a destruir a todas las personas que piensan distinto, se bloquea la libertad de pensar y de expresar libremente nuestras ideas. El insulto, el agravio, la descalificación son progresivamente erosionan el camino de la paz, que clausuran el sendero que nos conduce a vivir, como Francisco de Asís, en armonía con las personas, los animales, todos los seres vivos. Con la biodiversidad.
El Fratelli tutti propone un corazón abierto al mundo como respuesta a los desafíos de nuestro tiempo, promoviendo la ética de la fraternidad y la amistad, de la buena voluntad y del diálogo, en un esfuerzo por disipar “las nubes Fratelli tutti propone un corazón abierto al mundo como respuesta a los desafíos de nuestro tiempo, promoviendo la ética de la fraternidad y la amistad, de la buena voluntad y del diálogo , en un esfuerzo por disipar “las nubes oscuras sobre un mundo cerrado” (Cap. 1).
Se preocupaba por el consumismo desenfrenado, con lo que no necesitamos, pero sí queremos tener, retener, no compartir, o tener más que el otro, por avaricia, por vanidad. por egoísmo. Todos comportamientos que debemos descartar.
Tenemos como seres humanos, como ciudadanos del mundo, y de un país, repudiar todas las conductas, que signifiquen descartar personas, descartar al otro que no nos gusta, desechar, deportar. así vemos cuantas personas son refugiados políticos, refugiados ambientales
Incentivar el odio, hacia el otro que no comparte nuestras ideas, fomentar la violencia en nombre de una paz ficticia. Actitudes desechables, disvaliosas.
Francisco fue un Papa muy comprometido con nuestro tiempo, con los dolores de nuestro tiempo, por la desigualdad de trato entre ciudadanos, por el incremento de la violencia, individual y social, por la violencia fomentada desde todos los estratos sociales y políticos.
Creo sinceramente que a los que proclamamos la necesidad de cuidar el ambiente, nos acompañó, nos valoró, y pidió cuidarnos, porque el ambiente es el lugar donde vivimos, es la Casa Común, como él la llamó… ¿y qué otra cosa podemos hacer que cuidar la casa de todos?.
Descansa en Paz. Todos escuchamos tu mensaje y algunos nos comprometemos a seguirlo, y a tratar de que todos lo comprendamos. A respetar, ayudar y acompañar al otro, al necesitado de ayuda, de comprensión.
La semilla está sembrada, desde hace tiempo. Desde la encíclica Rerum Novarum, proclamada en 1891 por el Papa León XIII, y desde mucho antes, desde cuando hace veinte siglos el autor sagrado escribió: “ven aquí, bendito de mi Padre, porque tuve hambre y me diste de comer”. La definición de Jesucristo sobre el bien y el mal.