Fue uno de los refuerzos más extravagantes del Boca de Bianchi y hoy dio un giro en su vida para dedicarse a la agricultura en Japón

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Naohiro Takahara jugó en Boca en 2001, disputó el Mundial de Alemania 2006 con Japón, se retiró a los 44 años y hoy cultiva café

En vísperas de la segunda final intercontinental consecutiva que el Boca de Carlos Bianchi disputaría en Tokio frente al Bayern Múnich en 2001 -había ganado la edición anterior contra el Real Madrid-, Naohiro Takahara llegó al equipo como refuerzo en una suerte de apuesta marketinera de Mauricio Macri. Por diversas cuestiones, el japonés que había participado en las juveniles de la selección de su país y después disputaría el Mundial de Alemania 2006 con la mayor, no rindió en el Xeneize. Sin embargo, dejó huella. Su carrera profesional se dilató más de la cuenta y se retiró como futbolista recién a los 44 años. Hoy cultiva café en su tierra natal, enfocó su vida en la agricultura y contó detalles de sus proyectos de vida.

No es que Takahara llegó a Boca sin pergaminos en el fútbol, aunque sí era desconocido en este sector del globo terráqueo. El oriental venía de ser goleador y campeón con el Júbilo Iwata de su país, de integrar la selección Sub 17 y ser subcampeón mundial Sub 20. En aquel Mundialito de Nigeria 1999, estuvo a punto de enfrentar en cuartos de final a la Argentina de José Pekerman, que cayó en octavos de final contra México. Los japoneses perdieron 4-0 en la final de ese certamen contra España. Taka se ganó un lugar en la consideración para participar de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, donde anotó tres goles hasta la eliminación en cuartos, por penales, ante Estados Unidos.

El por entonces presidente de Boca creyó que era una buena chance de sumar una alternativa al plantel del Virrey, que tenía en su delantera a Guillermo Barros Schelotto, Marcelo Delgado, Antonio Barijho, Ariel Carreño, el Chango Alfredo Moreno, Roberto Colautti y un juvenil Carlos Tevez, que recién empezaba a pedir pista. El nacido en Shizuoka arribó a Buenos Aires a principios de agosto y a los pocos días tuvo su debut oficial: fue en la derrota 3-1 con Belgrano de Córdoba en la Bombonera por la primera fecha del Torneo Apertura. A falta de 16′ para el final, reemplazó al pelado Omar Pérez cuando el match todavía estaba 1-1 y Boca se había quedado con un hombre menos por la expulsión de Sebastián Battaglia. Después de su estreno, presenció otros seis encuentros más (solo completó 90 minutos en un triunfo ante Huracán) y solamente anotó un tanto (goleada 6-1 ante Lanús).

Takahara, el día de su debut con la camiseta de Boca (FotoBaires)

“Era un chico bárbaro, con mucha técnica. Tenía unas condiciones muy buenas pero el Mundo Boca lo superó, entraba y se paralizaba. No plasmaba sus condiciones en la cancha por lo que implica Boca. Pero en el día a día mostraba cosas interesantes. Tenía muy buen control, le pegaba con los dos perfiles y tenía buen cabezazo”, contó hace un tiempo el Chavo Gustavo Pinto, ex compañero de Takahara en ese plantel. Además, el ex mediocampista recordó que el público japonés esperaba con ansias verlo en cancha en la final contra Bayern Múnich y se enojó cuando finalmente no jugó: “Eso se sintió desfavorable”.

Uno de los futbolistas que en aquel entonces era referente del plantel de Bianchi, Cristian Traverso, reveló hace algún tiempo una anécdota con Takahara en un almuerzo en la Bombonera en medio de la jornada de doble turno planificada por el DT: “Organizamos un asado. Takahara vino con su traductor, tenía ganas de tomar, tenía sed, y le dimos una botella de plástico cortada a la mitad con mucho hielo y Gancia. No nos dio tiempo a ponerle soda, él agarró y se la tomó. No lo podíamos despertar para entrenar en el segundo turno. Lo llevamos al vestuario de Primera y le pusimos el ventilador. Casi se nos muere”. En aquellas comidas entre turnos de entrenamiento solían participar Traverso, Juan Román Riquelme, el Chelo Delgado, Hugo Ibarra, el preparador físico José Altieri y los cancheros. “Bianchi nunca supo de esto, estaba en la casa. Taka quería vivir lo nuestro. ‘Esto es Boca’, decía Takahara. Quedó planchado en el vestuario, no se podía despertar. Tenía el lechón en el cuello y el Gancia en la cabeza”, completó Traverso la desopilante historia.

Naohiro Takahara durante un entrenamiento de Boca junto a Riquelme y el Chelo Delgado (Fotobaires)

Más allá de haber creado alguna amistad efímera en Argentina, su historia en Boca no terminó bien y se marchó por la puerta de atrás luego del trago amargo que simbolizó la derrota en la final intercontinental contra Bayern Múnich. Completó un semestre en Júbilo Iwata, ganó el premio MVP de la J-League y fue máximo goleador. Fue transferido a mediados de 2002 al Hamburgo de Alemania, donde registró buenos números a lo largo de cuatro temporadas y se encaminó a disputar la Copa Mundial en ese país. Después de militar dos años en Eintracht Frankfurt, también en suelo germano, retornó al fútbol asiático para vestir las camisetas de Urawa Red de Japón, Suwon Samsung Bluewings de Corea del Sur y los otros conjuntos nipones Shimizu S-Pulse, Tokyo Verdy y SC Sagamihara, estos últimos dos, en el ascenso. A fines de 2015 fundó la empresa Okinawa SV Co., Ltd y formó un equipo representativo de la compañía donde fue jugador, entrenador y capitán desde 2018 hasta su retiro, con 44 años, en 2023. ¿Los colores y diseño? Inspirados en el modelo de Boca Juniors. Transcurrieron siete años para llevarlo a la JFL, máxima categoría del fútbol amateur japonés.

En los últimos días, los sitios web japoneses Crossover y Mynavi Agriculture contaron detalles de los proyectos de Takahara como agricultor en una isla tropical situada en el Océano Pacífico. El plan del ex futbolista es desarrollar a los jóvenes jugadores y que también tengan salida laboral como caficultores. Así, mixturan entrenamientos y labores en las plantaciones. Para aumentar los recursos financieros de su equipo y contribuir a la comunidad local, puso su mirada en tierras de cultivo abandonadas, que estaban aumentando debido a la escasez de mano de obra entre los agricultores. “Si logramos que el café crezca adecuadamente en tierras agrícolas abandonadas y lo cosechamos, Okinawa podría convertirse en una región productora de café”, explicó.

Naohiro Takahara entre las plantaciones de café (Foto: Mynavi Agriculture)

La isla de Okinawa está situada en el límite más septentrional del “cinturón cafetero”, donde se encuentran la mayor parte de las zonas productoras de granos de café del mundo, por lo que no hay duda de que tiene un gran potencial. Sin embargo, lucha contra algunas adversidades: los granos de café tardan cinco años en dar frutos después de ser plantados y, en ocasiones, tuvieron que hacer frente a la caída de árboles a causa de los tifones y a los daños provocados por la fuerte luz solar que hacía que los árboles se marchitaran.

Actualmente, con la cooperación de los principales fabricantes de alimentos, la comercialización del cultivo de café está avanzando de manera constante. Uno de los futbolistas del equipo contó: “He plantado unos 460 cafetos en esta finca. Si todo va bien, seguro que podremos cosechar el café el año que viene. Si en el futuro logramos entrar a la J-League (máxima división en Japón), creo que podré concentrarme exclusivamente en el fútbol, pero (el cultivo del café) apenas está sentando las bases hasta entonces, y trabajo duro con la convicción de que podemos expandir el Okinawa SV con nuestras propias manos. También disfruto del trabajo agrícola, así que estoy agradecido por mi entorno actual”.

Manipulando los granos de café cosechados en la isla tropical donde planea vivir el resto de su vida (Foto: Mynavi Agriculture)

En diálogo con Mynavi Agriculture, un sitio de información agrícola, Takahara confesó: “Originalmente no vine a Okinawa para dedicarme a la agricultura. Cuando decidí fundar un equipo de fútbol, quería hacer algo para la revitalización regional y cómo ofrecer segundas carreras a los jugadores. La empresa que gestiona el equipo decidió dedicarse a la agricultura como una actividad que podría convertirse en un negocio viable en el futuro. Ninguno de los miembros del equipo sabía cultivar y allí tuve la oportunidad de experimentar lo que es la agricultura ayudando en las granjas. Comencé a ver los desafíos que enfrentaba la industria principal de Okinawa, como la escasez de trabajadores y las tierras de cultivo abandonadas. Esto no es sólo un problema de Okinawa, sino de todo Japón. Pensamos que como personas que nos ganamos la vida con el deporte, podríamos resolver estos problemas involucrándonos”.

Takahara también adelantó que las primeras plantas de café que sembraron están empezando a crecer: “A partir de ahora, la producción de café en Okinawa aumentará año tras año. Creo que pronto veremos una situación en la que la gente podrá beber café producido localmente cuando venga a Okinawa. Puedo ver que lo que imaginé cuando conocí el café de Okinawa poco a poco se está convirtiendo en realidad. Haremos todo lo posible para que el café sea la razón por la que muchas personas en Japón vienen a Okinawa”. Sus posteos en redes sociales lo muestran constantemente trabajando en las plantaciones en asociación con una reconocida marca de café y hasta probando con la apicultura: “La apicultura es buena”.

El ex delantero se mostró en sus redes haciendo apicultura

Así pasa sus días en una isla japonesa el “cafetero” Naohiro Takahara, goleador que alguna vez vistió la camiseta de Boca Juniors, viajó a Tokio para disputar la Copa Intercontinental contra Bayern Múnich, disputó una Copa del Mundo con su seleccionado nacional, fundó una compañía que tiene su propio equipo de fútbol y hoy ayuda a la comunidad local a hacerse fuerte en el mercado del café de su país.

El ex Boca muestra en sus redes el paso a paso del proyecto

Fuente: https://www.infobae.com/tag/policiales

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