Cientos de personas se congregan en la histórica Basílica de Santa María la Mayor, en pleno corazón de Roma, para conocer el que será el lugar de descanso final del papa Francisco, quien falleció este lunes a los 88 años.
Vista panorámica del interior de la basílica, con su mezcla de estilos arquitectónicos del paleocristiano al barroco (Propia: Marilyn Corrales).
El pontífice argentino, en un gesto que rompe con una tradición de más de tres siglos, eligió ser sepultado en esta imponente iglesia del siglo V, en lugar de la cripta de la Basílica de San Pedro.
Los mosaicos de la nave central y del arco triunfal datan del pontificado de Sixto III (432-440) (Propia: Marilyn Corrales).
En la entrada de la basílica, un libro de condolencias acompañado por una fotografía del Santo Padre recibe las firmas de los visitantes que llegan para rendir homenaje.
La foto del Papa Francisco junto al libro de condolencias en la entrada del templo. (Propia: Marilyn Corrales).
Mientras tanto, en el interior del templo se celebra una misa en la capilla donde el pontífice estuvo por última vez, un momento de recogimiento donde las fotografías no están permitidas durante la celebración litúrgica.
Basílica Papal de Santa María la Mayor, en Roma (Propia: Marilyn Corrales).
La elección de Francisco para su sepultura quedó clara en su testamento, publicado por el Vaticano horas después de su fallecimiento. “Sintiendo que se acerca el ocaso de mi vida terrenal y con una viva esperanza en la vida eterna, deseo expresar mi voluntad testamentaria únicamente en lo que respecta al lugar de mi sepultura”, escribió el jesuita argentino en el documento fechado el 29 de junio de 2022.
Francisco visitaba regularmente este templo para rezar, especialmente antes o después de sus viajes al extranjero. (Propia: Marilyn Corrales).
El papa eligió personalmente el sitio exacto donde descansarán sus restos: “el nicho ubicado en la nave lateral entre la capilla Paolina (capilla de Salus Populi Romani) y la capilla Sforza de la mencionada basílica papal”.
Files se sacan una foto frente a la capilla Paolina, cerca de lugar que el papa eligió para ser sepultado (Propia: Marilyn Corrales).
En una conversación recogida por el vaticanista español Javier Martínez-Brocal en su libro “El Sucesor”, Francisco describió cómo encontró el lugar: “Justo después de la escultura de la Reina de la Paz (la Virgen) hay un pequeño recinto, una puerta que da a un cuarto que usaban para guardar los candelabros. Lo vi y pensé: ‘Ese es el lugar’. Y ya está preparado ahí el lugar de la sepultura. Me han confirmado que ya está listo”.
La estatua de la Reina de la Paz, cerca del lugar seleccionado por Francisco para su descanso eterno. (Propia: Marilyn Corrales).
El pontífice también dejó instrucciones precisas sobre la sencillez que deseaba para su tumba: un “sepulcro de tierra, sencillo, sin ninguna decoración particular y con una única inscripción: Franciscus”.
La venerada icona de la Salus Populi Romani, ante la cual el Papa Francisco oraba con frecuencia. (Propia: Marilyn Corrales).
La elección de Santa María la Mayor no es casual. Jorge Bergoglio, profundamente devoto de la Virgen María, visitaba regularmente este templo para rezar, especialmente antes o después de sus viajes al extranjero.
Interior de la basílica con sus 40 columnas jónicas provenientes de templos paganos (Propia: Marilyn Corrales).
Esta basílica, que forma parte oficialmente del territorio del Vaticano, alberga algunas de las reliquias más veneradas del catolicismo, como un icono atribuido a San Lucas que representa a la Virgen María con el niño Jesús en brazos, y fragmentos de madera que, según la tradición, proceden de la cuna del niño Jesús.
Estatua de Ignazio Jacometti que representa al Papa Pío IX rezando ante el Relicario del Santo Pesebre. (Propia: Marilyn Corrales).
Estudios recientes han fechado científicamente estos fragmentos del período del nacimiento de Jesús, según informa la web oficial de la basílica. Estas reliquias están conservadas en un relicario de cristal de roca en forma de cuna.
Fieles rezan frente al relicario de cristal en forma de cuna que guarda los fragmentos de madera atribuidos a la cuna del niño Jesús. (Propia: Marilyn Corrales).
Santa Maria la Mayor es la única de las grandes basílicas paleocristianas de Roma que ha mantenido intacto su aspecto original (Propia: Marilyn Corrales).
La basílica tiene una rica historia que se remonta al siglo V. Según la tradición, la Virgen se apareció ante un rico patricio romano, Giovanni, y ante el papa Liberio (352-366), solicitando la construcción de una iglesia en su honor. El lugar elegido fue señalado con una nevada milagrosa el 5 de agosto. De esa primera iglesia, financiada por Giovanni, no queda nada, según el Vaticano. El templo actual fue construido hacia el año 432 a instancias del papa Sixto III en el monte Esquilino.
Las numerosas capillas como la Paulina, la Sistina, la Sforza, la Cesi, la Capilla del Crucifijo y la Capilla de San Miguel atestiguan la riqueza artística del templo. (Propia: Marilyn Corrales).
Una de las intervenciones más destacadas tuvo lugar en el siglo XVIII, cuando se reformó su imponente fachada. En ella sobresale la Logia de las Bendiciones, ubicada en lo alto del pórtico, con tres arcos sostenidos por seis columnas. Este espacio está adornado con una galería de estatuas de santos y papas, y mosaicos que ilustran la construcción del templo.
(Propia: Marilyn Corrales).
El interior de la basílica conserva una estructura similar a la original: la nave central está rodeada de 40 columnas jónicas y adornada con mosaicos excepcionales que representan escenas bíblicas.
La Capilla Sixtina de la basílica, también conocida como la Capilla del Belén (Propia: Marilyn Corrales).
Estos mosaicos bizantinos que decoran el ábside y la nave central están adornados con oro traído de América tras la llegada de los españoles, lo que les otorga un brillo casi celestial.
Altar de la capilla Sistina y el oratorio de la natividad en la basílica de Santa María Mayor en Roma (Propia: Marilyn Corrales).
La iglesia también conserva un Belén encargado por el Papa Nicolás IV a Arnolfo di Cambio a finales del siglo XIII. Este Belén escultórico es probablemente el más antiguo conocido, una obra de incalculable valor histórico y artístico.
Francisco se suma a la lista de siete papas que fueron inhumados en esta basílica a lo largo de la historia, siendo el último Clemente IX, en 1669. (Propia: Marilyn Corrales).
Una fiel reza frente al relicario de cuna de Jesús (Propia: Marilyn Corrales).
La Capilla Cesi, otra de las capillas notables de la iglesia (Propia: Marilyn Corrales).
Otra capilla lateral de la Basílica de Santa María la Mayor. Es una de las cuatro únicas iglesias que ostentan el título de basílica mayor en Roma (Propia: Marilyn Corrales).
El altar de una de las capillas laterales. La elección de Francisco para su sepultura quedó clara en su testamento, publicado por el Vaticano horas después de su fallecimiento (Propia: Marilyn Corrales).
Con esta elección, Francisco se suma a la lista de siete papas que fueron inhumados en esta basílica a lo largo de la historia, siendo el último Clemente IX, en 1669. También descansan en este templo figuras ilustres como el arquitecto y escultor Gian Lorenzo Bernini, famoso por diseñar la columnata de la plaza de San Pedro.