El 21 de abril de 2025, el Vaticano confirmó el fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años. El sumo pontífice murió en su residencia de la Casa Santa Marta. Durante sus 12 años de papado, Francisco fue reconocido por su énfasis en una serie de problemáticas latentes en el planeta, entre ellas, la defensa del medioambiente y el llamado urgente a la acción frente a la crisis climática.
En 2015 divulgó su encíclica Laudato si’, un texto fundamental que ha marcado el legado verde de su pontificado, al referirse a “nuestra casa común”, el planeta Tierra. El significado profundo del escrito se inspiró en San Francisco de Asís, el santo de la pobreza, la paz y la humildad por el cual el Papa eligió su nombre.
“«Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba San Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos”, introdujo el Papa en este texto, en el que propuso -entre otras cosas- un cambio que permitiera garantizar la sostenibilidad del desarrollo para las generaciones futuras.
Bajo estos preceptos, en Laudato si’, Francisco escribió que la violencia que hay en el corazón humano, “herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes”. En este sentido, el Papa destacó cómo las acciones humanas, motivadas por el abuso y el descuido de los recursos naturales, han afectado al planeta de manera irreversible. Además, llamó a todos los seres humanos, no solo a los católicos, a reflexionar sobre la fragilidad de la Tierra y la urgente necesidad de actuar.
El Papa Francisco urgió a la humanidad a reflexionar sobre la fragilidad de la Tierra /REUTERS/Yara Nardi
Francisco también subrayó en su encíclica que “la hermana (la Tierra) clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella”. Este enfoque denuncia el trato al planeta como una propiedad a ser explotada, más que como un hogar que debe ser protegido y cuidado. Para el santo padre, este cambio de mentalidad era fundamental para preservar el medioambiente. En Laudato si’, expresó que el desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, ya que “sabemos que las cosas pueden cambiar”.
En 2015, en el marco de la Cumbre sobre el Clima de París, pidió a los líderes mundiales alcanzar un acuerdo global y transformador basado en la solidaridad, la justicia, la igualdad y la participación
En 2024, Francisco fue incluido en la lista de los 100 latinos más comprometidos frente a la crisis climática. En ese listado, se destacó su trabajo en promover la concienciación sobre el cuidado del planeta de este modo: “El papa Francisco, mediante su encíclica ‘Laudato Si’, ha promovido la concienciación sobre el cuidado de nuestra ‘casa común’, el planeta, advirtiendo sobre los graves problemas de la crisis ambiental y responsabilizando al sistema económico global de llevar a la humanidad al borde del colapso debido a su falta de fundamento ético. En su opinión, la avaricia del capitalismo de mercado y el ‘dios dinero’ también están llevando a la humanidad a la contaminación del alma y a la corrosión de su espíritu”.
La encíclica Laudato si’, por si fuera poco, inspiró la creación del movimiento Laudato Si’, que coordina activismo climático en todo el mundo y, actualmente, agrupa a casi 1000 organizaciones comprometidas con el cuidado del planeta. Además, a lo largo de los años, Francisco intervino en foros internacionales para promover un cambio en la forma en que el mundo aborda la crisis climática.
En 2024, el Papa Francisco fue incluido en la lista de los 100 latinos más comprometidos frente a la crisis climática
En una exhortación posterior, Laudate Deum (2023), antes de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, en Dubai, Francisco expresó: “A pesar de tantas negociaciones y acuerdos, las emisiones globales siguieron creciendo. Es verdad que se puede afirmar que sin estos acuerdos habrían crecido todavía más. Pero en otros temas relacionados con el medio ambiente, cuando hubo voluntad, se obtuvieron resultados muy significativos, como ocurrió con la protección de la capa de ozono. En cambio, la transición que se necesita, hacia energías limpias como la eólica y la solar, abandonando los combustibles fósiles, no tiene la velocidad necesaria. Por consiguiente, lo que se está haciendo corre el riesgo de interpretarse solo como un juego para distraer”.
En la misma línea, ya durante su intervención en la COP28 de Dubai, el santo padre reiteró que “la destrucción del medioambiente es una ofensa a Dios, un pecado no solo personal sino también estructural, que pone en grave peligro a todos los seres humanos, especialmente a los más vulnerables, y amenaza con desencadenar un conflicto entre generaciones”. En esa cumbre, el Papa urgió a los líderes mundiales a escuchar el “gemido de la tierra” y a dar “oídos a las esperanzas de los jóvenes y a los sueños de los niños”, al destacar la responsabilidad de las generaciones actuales en asegurar el futuro del planeta.
La Amazonía según el Papa Francisco
En relación con la Amazonía, uno de los temas que más preocupó a Francisco, en su exhortación Querida Amazonia (2020), el Papa reflexionó sobre la necesidad de integrar a los pueblos originarios en un proyecto de desarrollo sostenible y respetuoso con la biodiversidad de la región. En ese tono, el sumo pontífice subrayó que “un verdadero planteo ecológico se convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en las discusiones sobre el ambiente, para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”.
El Papa Francisco subrayó en sus reflexiones que la crisis climática no es solo un problema ambiental, sino también una cuestión ética (AFP)
Otra de sus profundas descripciones al respecto puso sobre la mesa los derechos de los pueblos originarios de esta región: “Notoriamente, desde las últimas décadas del siglo pasado, la Amazonia se presentó como un enorme vacío que debe ocuparse, como una riqueza en bruto que debe desarrollarse, como una inmensidad salvaje que debe ser domesticada. Todo esto con una mirada que no reconoce los derechos de los pueblos originarios o sencillamente los ignora como si no existieran o como si esas tierras que ellos habitan no les pertenecieran”.
“Aun en los planes educativos de niños y jóvenes, los indígenas fueron vistos como intrusos o usurpadores -profundizó Francisco en la exhortación- Sus vidas, sus inquietudes, su manera de luchar y de sobrevivir no interesaban, y se los consideraba más como un obstáculo del cual librarse que como seres humanos con la misma dignidad de cualquier otro y con derechos adquiridos”.
En ese sentido, otro de los momentos más destacados de su pontificado fue su propuesta de incluir el “pecado ecológico” en el Catecismo de la Iglesia Católica. A fines de 2019, durante un encuentro con los participantes del 20º Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Derecho Penal, Francisco destacó que este pecado debe ser reconocido como un deber moral.
En ese contexto, dijo que “un sentido elemental de la justicia requeriría que ciertas conductas, de las que las empresas suelen ser responsables, no queden impunes”. En particular, el Papa se refirió a “todas aquellas que pueden ser consideradas como ‘ecocidio’: la contaminación masiva del aire, de los recursos de la tierra y del agua, la destrucción a gran escala de flora y fauna, y cualquier acción capaz de producir un desastre ecológico o destruir un ecosistema”.