La visita del Papa Francisco a Ecuador en julio de 2015 marcó un hito espiritual y social que aún resuena en el país. Millones de fieles se volcaron a las calles para recibir al primer pontífice latinoamericano, en un momento de tensiones políticas y demandas de diálogo. Su mensaje de unidad, justicia social y cuidado de los más vulnerables dejó una huella imborrable. A lo largo de los años, Francisco continuó mostrando su cercanía con el pueblo ecuatoriano en momentos de crisis.
El papa Francisco falleció el 21 de abril de 2025 en el Vaticano, a los 88 años de edad, tras más de una década de pontificado marcado por su cercanía con los pueblos de América Latina y su defensa incansable de los más vulnerables. Su muerte ha sido especialmente sentida en Ecuador, donde su figura dejó una huella espiritual profunda desde su histórica visita en 2015 y sus constantes muestras de solidaridad hacia el país.
La visita de 2015: multitud, fe y mensajes de unidad
El papa Francisco viaja en el papamóvil después de una reunión con los líderes políticos, económicos y cívicos en la iglesia de San Francisco AFP 162
Entre el 5 y el 8 de julio de 2015, el papa Francisco realizó su primera visita a Ecuador (segunda de un pontífice al país desde Juan Pablo II en 1985). El arribo ocurrió la tarde del 5 de julio en el aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, donde fue recibido con honores por el entonces presidente Rafael Correa, autoridades y una multitud entusiasta. En medio de un clima político tenso por protestas contra el gobierno, Francisco pidió “compromiso y cooperación” para que el Estado garantice el “progreso y desarrollo para todos”, instando a atender “a los más vulnerables” porque “Latinoamérica todavía tiene una deuda con los pobres”. Estas palabras iniciales fueron interpretadas como un espaldarazo a las políticas sociales de Correa, que afrontaba manifestaciones desde semanas atrás y dieron un tono esperanzador al inicio de la visita.
Al día siguiente, 6 de julio, Francisco voló temprano a Guayaquil, donde fue acogido por cientos de miles de fieles bajo un sol abrasador. Primero visitó el Santuario de la Divina Misericordia, donde oró con enfermos de cáncer, ancianos y personas en pobreza extrema, incluso bromeando con ellos para aliviar tensiones. Luego, en el Parque Samanes, celebró una misa campal histórica ante unos 600.000 feligreses según cálculos oficiales (otros estimaron más de un millón).
Los recuerdos de la visita del Papa Francisco. (EFE)
En su homilía, el Papa centró el mensaje en la familia como “núcleo clave” de la sociedad, exhortando a “encontrar soluciones y ayudas concretas para muchas dificultades e importantes desafíos que la familia hoy debe afrontar”. Francisco definió a la familia como “la gran riqueza que otras instituciones no pueden sustituir”, señalando que los servicios sociales “no son limosna, sino una deuda social” hacia el bienestar familiar. Sus palabras, interrumpidas por aplausos, conmovieron a los presentes, muchos de los cuales habían acampado la noche anterior para ver al Pontífice. Al finalizar la misa, recorrió el parque en el papamóvil entre cánticos y banderas de Ecuador y el Vaticano ondeando con júbilo.
El 7 de julio, de regreso en Quito, la capital vivió otra jornada multitudinaria. Desde primeras horas de la mañana, aproximadamente 900.000 personas se congregaron en el Parque Bicentenario para la segunda misa campal. Bajo una ligera llovizna y clima frío – contrastante con el calor costeño del día anterior – Francisco habló ahora de la evangelización, la justicia social y la paz. En su homilía, que calificó la misión evangelizadora de la Iglesia como “nuestra revolución”, instó a los ecuatorianos a mantener la unidad en la diversidad: “La inmensa riqueza de lo variado (…) nos aleja de la tentación de propuestas más cercanas a dictaduras, ideologías o sectarismos”, afirmó en referencia a la importancia de incluir a todos. Pidió “diálogo, unión e inclusión en medio de las diferencias”, un mensaje concordante con el momento convulso que vivía el país.
El Papa Francisco en su recorrido por Quito. (Reuters)
La frase “solo con diálogo se podrá encontrar –espero que pronto– la paz social”, pronunciada ante la multitud, resonó fuertemente en la sociedad. No pocos asistentes interpretaron estas palabras como un llamado tanto al gobierno como a la oposición: un suave recordatorio de respetar las voces discordantes y buscar la reconciliación nacional. Paradójicamente, en ese mismo acto se evidenció una tregua tácita: Correa asistió a la misa entre la multitud y “no se escucharon abucheos ni se vieron carteles de desaprobación” en su contra, un contraste notable con las protestas de días previos.
Tras la misa en Quito, el Papa continuó su agenda con un encuentro masivo con educadores y estudiantes en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, donde enfatizó la necesidad de una formación en valores humanos y cuidado del medioambiente, eco del documento papal Laudato Si’. Por la tarde, en la emblemática Iglesia de San Francisco, recibió de manos del alcalde de Quito las Llaves de la Ciudad como símbolo de amistad.
Francisco recorrió el centro histórico quiteño –visitando también la Iglesia de La Compañía– mientras miles de personas lo aclamaban a su paso. Finalmente, en su último día (8 de julio), el pontífice se despidió de Ecuador con gestos de humildad: visitó un hogar de ancianos de las Misioneras de la Caridad en el valle de Tumbaco y oró en el Santuario de la Virgen de El Quinche junto a sacerdotes, religiosas y seminaristas locales. Desde allí impartió la bendición final “para este gran y noble pueblo ecuatoriano”, sellando una visita breve pero intensa antes de partir hacia Bolivia.
Cercanía del Papa en las crisis de Ecuador
El papa Francisco, en 2022, llamó a la calma a todas las partes ante la sangrientras protestas indígenas registradas en Ecuador.
Después de 2015, la conexión entre Francisco y el pueblo ecuatoriano no se diluyó, sino que se reforzó a distancia. El Papa ha demostrado reiteradamente su cercanía en momentos difíciles para el país, enviando mensajes de aliento, oraciones y llamamientos a la paz.
Cuando un devastador terremoto de magnitud 7,8 sacudió a Manabí, en la costa ecuatoriana, en abril de 2016, provocando cientos de fallecidos y enorme destrucción, Francisco reaccionó de inmediato. “Oremos por los pueblos de Ecuador y Japón que han sufrido violentos terremotos. Que Dios y los hermanos les ayuden, fortalezcan y consuelen”, publicó en un emotivo tuit apenas dos días después del sismo. Sus palabras de consuelo trascendieron las redes: fueron leídas en misas y vigilias, y muchos ecuatorianos las sintieron como un abrazo a la distancia. Del mismo modo, tras otro fuerte temblor en marzo de 2023 que afectó el sur del país, el Papa manifestó su solidaridad pública.
Francisco también alzó su voz ante episodios de violencia en Ecuador, condenando la barbarie y pidiendo caminos de paz. En octubre de 2021, cuando una sangrienta revuelta entre bandas rivales dejó 119 reos fallecidos en la Penitenciaría del Litoral de Guayaquil, el Papa se declaró profundamente “entristecido”. “Dios nos ayude a curar las llagas del crimen que esclaviza a los más pobres. Y (que) ayude a cuantos trabajan cada día para hacer más humana la vida en las cárceles”, fue su súplica pública tras la masacre.
El Papa Francisco pidió que cesaran las protestas en Ecuador, en 2022. POLÍTICA/ Europa Press/Contacto/Juan Diego Montenegro
Asimismo, en junio de 2022, en plena oleada de protestas indígenas y paro nacional contra el gobierno del ex presidente Guillermo Lasso, Francisco dedicó unas palabras al país durante el Ángelus. “Pido a todas las partes que se abandone la violencia y las posiciones extremas. Solo con el diálogo se puede conseguir, espero que pronto, la paz social”, instó el Papa con preocupación desde Roma . Añadió que seguía de cerca la situación y aseguró su oración por Ecuador. Este mensaje papal, difundido mientras las tensiones llegaban a su pico, fue bien recibido tanto por autoridades como por manifestantes, e incluso sirvió de base para que la Iglesia local mediara en la búsqueda de una solución pacífica .
Encuentro en 2024: Francisco y el presidente Noboa en el Vaticano
El vínculo entre Ecuador y el Papa Francisco alcanzó un nuevo hito el 13 de mayo de 2024, cuando el pontífice recibió en audiencia privada al joven presidente ecuatoriano Daniel Noboa, de 35 años, en la Ciudad del Vaticano. Se trató del primer encuentro cara a cara entre Francisco y Noboa, quien acababa de asumir la presidencia en noviembre de 2023. La reunión, de aproximadamente 30 minutos, se llevó a cabo en el Palacio Apostólico en un ambiente cordial y protocolar.
En 2024, el papa Francisco recibió en audiencia al presidente de Ecuador, Daniel Noboa, y a su esposa, Lavinia Valbonesi. (EFE/ Oficina de Prensa del Vaticano).
El mandatario acudió acompañado de su esposa, Lavinia Valbonesi, y una pequeña comitiva oficial. Para Noboa –católico confeso–, estrechar la mano del líder de la Iglesia significó no solo un honor, sino también la oportunidad de presentarle la realidad nacional y pedirle su bendición para el pueblo ecuatoriano.
Durante la reunión, Francisco y Noboa abordaron temas de interés común y desafíos que enfrenta Ecuador. Según informó la Santa Sede, en el coloquio se expresó satisfacción por las “buenas relaciones entre Ecuador y la Santa Sede” y se resaltó la colaboración positiva entre la Iglesia y el Estado. Ambos dialogaron sobre la situación socioeconómica del país –con especial referencia al desempleo juvenil–, sobre la seguridad pública en un contexto de incremento de la violencia, y sobre la cuestión de la migración. También se mencionaron las oportunidades para la juventud y la necesidad de trabajar por el bien común y la paz social, temas en los que el Papa mostró particular interés dada la coyuntura ecuatoriana.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, le regaló al Papa Francisco una reproducción de la Virgen del Cisne, realizada por artesanos de su país. EFE/ Vaticano.
El encuentro estuvo cargado de simbolismo. En el tradicional intercambio de regalos, Francisco obsequió al presidente varios documentos pontificios (incluido el Mensaje por la Paz de ese año) y una escultura de bronce de una paloma con un olivo, inscripta con la frase bíblica “Sed mensajeros de la paz”. Por su parte, Noboa entregó al Pontífice un regalo muy representativo de la fe popular ecuatoriana: una imagen de la Virgen del Cisne, patrona de la provincia de Loja, elaborada por artesanos ecuatorianos. El Papa observó con agrado la pequeña escultura mariana –a la que calificó de “bellísima”– mientras Noboa le explicaba que “la gente es muy devota en el sur” del Ecuador a esta advocación religiosa.