Las minas emblemáticas de los Andes

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La Cordillera de los Andes constituye una de las concentraciones minerales más importantes del planeta Tierra. Ello es producto de su particular origen y evolución geológica. Con cientos de millones de años de magmas reciclando la corteza, de fluidos transportando y depositando metales, de climas erosionando las montañas, en fin, una larga cadena de causalidades y casualidades que convirtió a la región en uno de los más relevantes “metalotectos” (acumulación de minerales) planetarios.

La Cordillera de los Andes constituye una de las concentraciones minerales más importantes del planeta Tierra. Ello es producto de su particular origen y evolución geológica. Con cientos de millones de años de magmas reciclando la corteza, de fluidos transportando y depositando metales, de climas erosionando las montañas, en fin, una larga cadena de causalidades y casualidades que convirtió a la región en uno de los más relevantes “metalotectos” (acumulación de minerales) planetarios.

Grandes depósitos, recursos y reservas, de plata, estaño, oro, cobre, molibdeno, renio, litio, nitratos, fosfatos, boratos, sal gema y otras sustancias metalíferas y no metalíferas se encuentran documentadas a lo largo y ancho del edificio andino.

El Cerro Rico

Tal vez la montaña y mina más emblemática de los Andes y de toda la América del Sur sea el Cerro Rico de Potosí, la mayor concentración geoquímica de plata del planeta. Ríos de tinta, que podrían llenar varias enciclopedias, se han escrito sobre Potosí y su famosa mina descubierta oficialmente por Diego Huallpa en 1545. Emplazado a 4.000 m sobre el nivel del mar, en una región inhóspita e inclemente, pronto se convirtió en el generador de enormes riquezas y en el atractor de un extraordinario flujo comercial.

La metalurgia y amonedación de la plata no daban abasto.

Miles de valiosos y exóticos productos llegaban hasta las gélidas montañas desde los más remotos puntos del globo. Las hojas de coca, elemento sagrado andino, fue liberada para el consumo masivo y cientos de toneladas comenzaron a llegar al cerro para abastecer a los trabajadores mineros.

Los Yungas proveían al cerro de esa hoja vital para el trabajo minero. Las misiones jesuíticas del Paraguay ampliaban sus plantaciones de yerba mate para abastecer de esa hierba diurética. Se fundaban ciudades a lo largo del río Pasaje (hoy Juramento), como las dos Esteco, para abastecer de miel y cera a la montaña argentífera. Turrones, charqui, algodón, tejidos, cueros y otros miles de productos cruzaban desde los cuatro puntos cardinales hacia Potosí para sostener la producción de plata.

Sumalao en Salta se había convertido entonces en la mayor plaza de mulas del mundo como sostiene en su crónica de viajes el funcionario Concolorcorvo en pleno siglo XVIII. Las huayras, pequeños hornos de fundición alimentados por el viento andino ardían por miles y de noche ofrecían un espectáculo dantesco.

El efecto multiplicador

La riqueza de Potosí, que lo llevó a ser nombrado una Villa Imperial, alimentó toda clase de mitos y leyendas. El nacimiento del capitalismo y el Siglo de Oro español han sido relacionados con el cerro.

Una familia salteña, los Ortiz, hicieron grandes fortunas a mediados del siglo XIX beneficiando el mineral de los escoriales que habían abandonado los españoles en las faenas de siglos anteriores. El cerro, lejos de agotarse, lleva hoy casi cinco siglos de producción y miles de obreros organizados en cooperativas siguen extrayendo el metal.

Su icónica forma se ha preservado como patrimonio natural de la humanidad. Esa forma de pecho femenino que dio pie a la famosa frase de los prospectores coloniales: “Cerro con forma de teta, ahí está la veta”.

También en Bolivia se destaca el cinturón estannífero, una concentración extraordinaria de estaño del sistema andino que generó enormes riquezas. Los llamados “Barones del Estaño”, esto es los Aramayo, los Hoschild y Patiño, especialmente este último que se convirtió en el gran magnate de su tiempo a nivel mundial. Llallagua y Huanuni han quedado en el imaginario colectivo y en toda una novelística minera boliviana.

El estaño se conocía desde tiempos preincaicos y con él se realizaron las aleaciones con cobre para dar los distintos tipos de bronces. Sin embargo, su uso para el estañado de las latas de comida en tiempos de las guerras mundiales llevó a que se incrementara su producción y se pusieran en valor esas enormes reservas de metal en el corazón de los Andes. Y dentro de esos metales hay que sumar el antimonio, bismuto, plomo, zinc y tungsteno de los cuales los Andes Centrales de Bolivia tienen recursos de clase mundial.

El cobre de Chuquicamata

Otra mina emblemática es Chuquicamata. Ubicada en el híper árido desierto del norte de Chile, al lado de la ciudad de Calama, es probablemente la concentración individual de cobre más grande del planeta. Por muchos años su gran explotación en anfiteatro, a cielo abierto, fue el mayor rajo u “Open Pit” del mundo. La mina se explota mecánicamente desde hace más de un siglo y continúa en forma subterránea en la actualidad.

Se trata de un gran yacimiento diseminado del tipo pórfido de cobre. La antítesis del sistema vetiforme subterráneo de Potosí. Chuquicamata es la raíz de un antiguo volcán emplazado en la falla oeste de la Cordillera de Domeyko. La súper estructura del volcán fue borrada por la erosión y los climas sucesivos de las últimas decenas de millones de años se encargaron de lavar los minerales y concentrarlos en profundidad.

Se diferenciaron así tres zonas mayores, una de minerales oxidados superficiales, otra de minerales cementados y enriquecidos intermedios y finalmente el mineral no alterado o primario hacia el fondo. Las dos zonas superiores ya fueron explotadas y actualmente se lleva adelante en forma subterránea en la llamada zona primaria o “protore”.

Además de cobre, los pórfidos están acompañados por oro y molibdeno. A su vez el molibdeno contiene el renio, del cual Chile es el primer productor mundial. El renio es un metal raro con un punto de fusión extremadamente alto y una estructura cristalina termoestable. Se utiliza en súper aleaciones de alta temperatura para fabricar aspas de turbinas para motores de aviones a reacción y es un catalizador para el refinado del petróleo.

Ahora bien, Chuquicamata está allí desde hace millones de años y el hombre empezó a circular por esos lares a partir del Pleistoceno superior. Desde muy antiguo fue un proveedor de turquesas para collares, de charquis de cobre nativo, de otros minerales azules y verdes de cobre que se usaron para adorno. O sea que el depósito se conoce desde miles de años atrás.

¡Hasta se encontró un antiguo minero fosilizado en cobre! El norte de Chile daría luego otras importantes y valiosas minas de cobre, entre ellas La Escondida en cuyo hallazgo participó Nivaldo Rojas, el explorador que daría con el cobre profundo en Taca Taca en la década de 1990 cuando exploraba para la minera BHP.

Y siguiendo con el cobre, no solo el norte de Chile, sino también el sur del Perú, contienen algunos de los yacimientos cupríferos que forman uno de los mayores recursos del planeta. Y todo como producto de la particular metalogenia andina. Al igual que las grandes acumulaciones de nitratos, fosfatos, litio y boratos.

La guerra del Pacífico

El norte de Chile y el sur del Perú contienen juntos la mayor concentración mundial de nitratos naturales, o sea de sales de nitrógeno. Al igual que los fosfatos de origen orgánico por el guano de las aves marinas. Fenómeno relacionado con la corriente oceánica fría de Humboldt y el freno de la humedad en la cara oriental de los Andes que dan origen a la aridez extrema del desierto.

Decenas de metros de fosfatos se acumularon en las covaderas y a su vez grandes extensiones de nitratos, asociadas con yodatos, se depositaron en la pampa calichera de la Depresión Central. Fosfatos y nitratos dieron la gran riqueza del norte de Chile en el siglo XIX y ello trajo consecuencias como la Guerra del Pacífico de 1879 que llevó a la mediterraneidad de Bolivia y la pérdida de importantes territorios costeros del Perú.

En esa guerra peleó como soldado Roque Sáenz Peña que más tarde se convertiría en presidente de los argentinos. Él y el salteño Indalecio Gómez participaron activamente de la guerra del lado peruano-boliviano, fueron tomados prisioneros y escaparon fortuitamente de ser fusilados. a epopeya del guano y los nitratos cambió el curso de la historia de América del Sur. Desde el norte argentino partieron miles de animales en pie, toros herrados, que cruzaron los Andes para alcanzar la pampa salitrera y servir de alimento a los mineros del caliche.

Recursos con futuro

Los salares andinos contienen las mayores concentraciones mundiales de litio en salmueras. Se destacan Uyuni en Bolivia, Atacama en Chile y Hombre Muerto en Argentina. Atacama es el mayor productor mundial de litio en salmueras. Pero además es la mayor concentración puntual de sal gema con más de 3.000 km cúbicos de cloruro de sodio. Los magmas y sus fluidos endógenos, en la interacción dinámica con el clima, dieron nacimiento a algunas de las minas más emblemáticas. Los núcleos de los volcanes son aún grandes reservorios profundos de metales. Decenas de nuevos yacimientos esperan su turno de ser descubiertos y puestos en valor. Tenemos minería activa desde hace más de 500 años y poseemos recursos mineros para sostener la civilización moderna por varios siglos todavía. Los Andes fueron, son y seguirán siendo una de las grandes reservas planetarias de minerales comunes, especiales, raros y críticos.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

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