A partir de este hecho, Argentina se convirtió en el único país de América Latina que ha llevado adelante un proceso continuo y estructurado de juicios por lesa humanidad, sin amnistías permanentes.
Los juicios se realizaron en tribunales civiles desde 1985 y se reabrieron en 2003, abarcando no solo a militares de alto rango, sino tambien a policias, empresarios y médicos cómplices.
Argentina ha condenado sistemáticamente el secuestro y apropiación de bebés, con un fuerte apoyo de Abuelas y Madres de Plaza de Mayo y organismos de derechos humanos, convirtiéndose en un modelo internacional de justicia transicional.
El trabajo de los equipos de antropología forense en la búsqueda de personas desaparecidas logró la identificación de restos humanos. Además, gracias a la genetista Mary Claire King y la colaboración de un grupo de científicos, a mediados de 1980 se logró el índice de abuelidad, pedido por las Abuelas de Plaza de Mayo. Este índice establece la posibilidad de parentesco entre un nieto y sus abuelos a partir del análisis del material genético.
El juicio fue televisado, por lo que la sentencia fue seguida por toda la sociedad. Los testimonios de las víctimas, los argumentos de la fiscalía y la contundencia del fallo, permitió que se tomara real dimensión de los acontecimientos.