A tres meses del incendio que provocó la muerte de Christopher Arsenault y de cerca de 150 gatos que vivían en el Happy Cat Sanctuary, su compañera de labores y mano derecha, Lisa Jaeger, asumió el compromiso de continuar con el legado del hombre que dedicó casi dos décadas al rescate y cuidado de felinos abandonados. El santuario, ubicado en Long Island, había sido el proyecto de vida de Arsenault, quien lo fundó en 2006 tras la trágica pérdida de su hijo Eric.
Arsenault, que entonces tenía 46 años, transformó su duelo en una misión personal al crear un refugio donde más de 300 gatos encontraron protección, alimentación y atención veterinaria. Durante 19 años, Happy Cat Sanctuary se convirtió en un punto de referencia en Nueva York para la atención de felinos en situación de vulnerabilidad, desde animales callejeros hasta aquellos con enfermedades graves o discapacidades.
Tras el incendio del 31 de enero, en el que el propio Arsenault perdió la vida al intentar rescatar a los gatos atrapados, Jaeger anunció su decisión de tomar las riendas del proyecto, con el objetivo de honrar su memoria y seguir prestando ayuda a los animales que aún dependen del santuario.
Una comunidad de gatos rescatados que no tenía otro lugar adonde ir
El trabajo en Happy Cat Sanctuary abarcaba mucho más que proveer alimento y techo. El sitio web oficial del refugio destaca que recibía gatos “que no tienen otro lugar a donde ir, incluso gatos que han sido víctimas de situaciones de acaparamiento, a los que se les ha disparado, que han sido blanco de pandillas para usarlos como cebo en peleas de perros, gatos ciegos, gatos con VIF y gatos de dueños abusivos y negligentes”.
La filosofía de Arsenault se centraba en ofrecer una segunda oportunidad a felinos en estado crítico, muchos de los cuales eran considerados no adoptables. En Long Island, el refugio era reconocido por su trabajo con animales con condiciones especiales y por ofrecer una atención personalizada a cada gato, sin importar su edad, estado físico o historial.
A lo largo de los años, Arsenault invirtió sus propios recursos económicos y su tiempo en mantener operativa esta red de rescate, llegando incluso a planificar una expansión del santuario hacia una granja en el norte de Nueva York, donde pretendía trasladar entre 60 y 80 gatos. Este nuevo espacio habría proporcionado un entorno más seguro y con mayor capacidad para albergar a los felinos.
Durante casi dos décadas, el santuario ofreció asistencia a animales con enfermedades, lesiones y antecedentes de maltrato. (Crédito: Facebook / @happycatsanctuary)
La tragedia que marcó el fin de una etapa y el inicio de una nueva lucha
El 31 de enero de este año, un incendio arrasó con las instalaciones del santuario. Según confirmó la policía, cerca de 150 gatos murieron en el siniestro, además de Arsenault, quien intentó sin éxito controlar el fuego. “Chris salió e intentó apagar el fuego. Al darse cuenta de que no podía, volvió a entrar en la casa por los gatos y volvió a salir. La segunda vez que entró, no salió”, declaró Lisa Jaeger al medio USA TODAY.
La pérdida humana y material fue devastadora. El lugar, construido a lo largo de casi dos décadas, quedó reducido a cenizas. Sin embargo, más de 200 gatos lograron sobrevivir y quedaron bajo la tutela de Jaeger, quien decidió no abandonar la misión que compartía con Arsenault.
“Chris era un hombre increíble con un corazón de oro. Dedicó su vida a salvar gatos. Estaba construyendo una increíble nueva ubicación para trasladar el santuario. Toda la situación es absolutamente desgarradora”, expresó Jaeger tras la tragedia..
Una campaña para salvar a los sobrevivientes y continuar el proyecto
Consciente de los enormes desafíos logísticos y económicos que implicaba mantener a salvo a los gatos sobrevivientes, Jaeger inició una campaña de recaudación en la plataforma GoFundMe. Allí solicitó el apoyo de la comunidad para financiar los cuidados veterinarios, la vacunación y la alimentación de los felinos que lograron escapar del incendio.
“Tenemos más de 200 gatos que aún están siendo protegidos y necesitarán atención veterinaria, vacunación y rescates para ayudarnos a protegerlos. Por favor, donen lo que puedan. Estamos completamente devastados y consternados por la pérdida de Chris y del santuario”, escribió Jaeger en la descripción de la campaña.
Más de 200 gatos permanecen bajo cuidado tras la pérdida de su principal protector. (Crédito: Facebook / @Happycatsanctuaryinc)
El futuro del santuario en manos de su más fiel colaboradora
Aunque aún no se ha determinado si el proyecto de expansión hacia la granja en el norte de Nueva York se llevará a cabo, Jaeger ha reiterado su intención de mantener vivo el espíritu del Happy Cat Sanctuary. En homenaje a Arsenault, su labor se enfoca ahora en preservar la comunidad felina que él protegió durante casi 20 años.
Las autoridades no han brindado detalles sobre el origen del incendio ni han confirmado si se iniciará una investigación formal. Mientras tanto, Jaeger trabaja en la reubicación de los animales y en la reconstrucción de una infraestructura que permita retomar la misión iniciada en 2006.
Para quienes conocieron la historia de Arsenault y la filosofía detrás del Happy Cat Sanctuary, la continuidad del refugio representa más que una labor de rescate: es un acto de lealtad a una vida dedicada a los más vulnerables.