Miguel Merentiel necesitaba un rendimiento así. Quizás no lo demostró con el énfasis que se esperaba luego de que su bombazo de media distancia se clavara en el fondo del arco de Mansilla. Sin embargo, el uruguayo entendió internamente que ese sablazo fue también un desahogo. Y una forma de redondear un partidazo para meterle presión a Fernando Gago justo en la previa del superclásico contra River.
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