Nuestro peor enemigo

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Los recientes galardonados con el premio Nobel a la economía 2025 Darom Acemoglu y James Robinson, en su libro “¿Por qué fracasan los países?”, inician conjeturas planteándose: ¿Qué es lo que hace que algunas naciones tengan progreso y tolerancia, y otras sufran con el absolutismo de élite y la ambición egoísta? Concluyen, tras décadas y siglos analizados, que fue el desenvolvimiento institucional lo que hizo que las naciones progresen o fracasen.

Los recientes galardonados con el premio Nobel a la economía 2025 Darom Acemoglu y James Robinson, en su libro “¿Por qué fracasan los países?”, inician conjeturas planteándose: ¿Qué es lo que hace que algunas naciones tengan progreso y tolerancia, y otras sufran con el absolutismo de élite y la ambición egoísta? Concluyen, tras décadas y siglos analizados, que fue el desenvolvimiento institucional lo que hizo que las naciones progresen o fracasen.

Los metales en Argentina, esa riqueza ya advertida por los pueblos originarios que los aprovecharon para apaciguar sufrimientos frente a carencias elementales, los europeos que llegaron a América en busca de los más valiosos, y nuestra incipiente nación que desde sus albores intentó a partir de la Asamblea del año XIII acertar en promociones que nos permitieran encontrarlos, producirlos y aprovecharlos. Sin embargo, no bastaron impulsos extraordinarios como los de Sarmiento para entender lo que había que hacer para desarrollar nuestra extraordinaria riqueza mineral, manteniendo en el tiempo acciones convertidas en política de Estado. No se entendió antes y no se entiende ahora.

Presentes populistas matan el pasado, nada sirvió antes y las indispensables inversiones vendrán porque gobierno yo. Los sanjuaninos no supimos valorar el impulso que significó la iniciativa del gobernador Carlos Enrique Gómez Centurión, geólogo, cuando, a fines de 1989 por unanimidad se aprobaba por ley la creación del Instituto Provincial de Exploraciones y Explotaciones Mineras.

También por unanimidad de los bloques mayoritarios en 1993, las Cámaras de Diputados y Senadores de la Nación aprobaban la ley 24.196 de inversiones mineras impulsada por el presidente Carlos Menem. Estableció la invariabilidad tributaria por 30 años y un tope a la facultad de las provincias de establecer regalías mineras. No mucho más que eso. Los resultados fueron inmediatos. A su amparo en 1997 arrancaron las minas de cobre del bajo de la Alumbrera y de Litio mina Fénix en Catamarca, de oro y plata Cerro Vanguardia en Santa Cruz.

Acompañé al presidente Fernando de la Rúa en el primer tramo de su gira comercial por Canadá y China promocionando la riqueza agrícola y mineral. El 9 de septiembre de 2000 participé de una reunión en Ottawa donde el CEO de Barrick, Peter Munk le transmitió la decisión de construir en San Juan una mina de oro y plata. Veladero arrancaría su producción en mayo del 2005 y se convertiría en un impulso sin igual para la provincia.

Nos preguntamos hoy ¿cuándo van a arribar esas inversiones de miles millones de dólares que necesita cada proyecto para que arranque la minería del cobre?; esa soja si comparamos en magnitud nuestros minerales con las exportaciones agrícolas.

Esa pregunta exige dos respuestas que no podemos eludir sobre: a) la Competitividad Fiscal y b) la Confianza que nos debemos para ser merecedores de esas inversiones irremplazables.

Para la primera debemos decir que el Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI) fue un paso en la dirección correcta, ya que pone al país competitivo en materia tributaria con los países que debemos competir como proveedores del rojo mineral. Llama la atención en este punto la torpeza del gobierno nacional que impulsó un 60% de aumento en la posibilidad de cobro de regalías mineras. Estas fundirían a cualquier productor de cobre en tiempos de bajo precio del commodity como lo enseña la historia reciente. Por un lado, el RIGI, por el otro anulándolo. No se necesita ser inteligente para saber que hacer, sólo mirar a Chile y Perú que en 2011 dejaron atrás regalías ad-Valorem y adoptaron regalías progresivas y móviles. Acompañar en los resultados económicos a las empresas productoras como viene sosteniéndolo el Grupo Sarmiento es puro sentido común. Raro silencio de la mesa del cobre que dicen quererlo aprovechar.

Ganarse la confianza de quienes deben arriesgar capitales en un negocio de muy largo plazo es una segunda cuestión que nos desafía. Por eso resaltamos cómo había arrancado la minería desde la democracia recuperada, en la provincia y en la nación. Entonces se votaba por unanimidad, el cálculo político personal o partidario quedaba fuera a la hora de pensar el Desarrollo minero en una provincia y del país. Destacamos aquí un clima que nos preocupa. El RIGI no tuvo aquel consenso de 1993 con la ley de Inversiones Mineras, la mitad de los Senadores Nacionales estuvieron en contra, entre ellos un ex gobernador de San Juan. El Grupo Sarmiento se anticipó a pedir qué los diputados de la provincia aprobaran una ley clave para potenciar el Desarrollo Económico como explicamos. Sin embargo 14 sanjuaninos votaron en contra de esa posibilidad.

La actividad minera no entiende de tiempos electorales, cada proyecto de cobre tendrá entre 30 y 50 años de producción. Pero los inversores sí lo saben. Estarán pensando seguramente ¿y si en un futuro gobiernan los que se oponen a las reglas fiscales y de promoción que necesitamos?

Es por esto también que gritos e insultos para tribunas propias no sirven, levantan barreras infranqueables. En política la desmesura atenta contra el bien común y el interés general, valores que consagra nuestro preámbulo constitucional. No vale ningún tipo de violencia verbal que excluya posibilidades de diálogos y consensos, comportamientos que juran solemnemente honrar al asumir el ejercicio temporal de sus responsabilidades.

Creo que acertó Ryan Holiday cuando nos advertía que la vida era una rueda donde aspiraciones, éxitos y fracasos se repetían una y otra vez. Donde el Ego nos aleja de poder alcanzar nuestros objetivos y lo convierten en nuestro peor enemigo.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

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