El Gobierno busca hacer equilibrio en el marco de la tensión abierta entre China y Estados Unidos, que están enfrentados en el plano geopolítico por la guerra comercial desatada tras la imposición de aranceles a las importaciones que anunció el norteamericano Donald Trump.
“Se están matando entre ellos, nosotros no tenemos por qué meternos”, definió un funcionario tras la visita al país del secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Scott Bessent, en un raid que incluyó una reunión con el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, y una entrevista con el presidente Javier Milei.
Al término de esa agenda de actividades, Bessent se despachó contra el gigante asiático, al que acusó de haberse apropiado de derechos mineros y de haber promovido el endeudamiento de la región africana, además de deslizar la posibilidad de que Argentina se encamine a cancelar el swap con China.
La Embajada China en Argentina no tardó en responder y ayer manifestó su “profundo descontento y categórico rechazo a las maliciosas difamaciones y calumnias” del Secretario del Tesoro de Estados Unidos.
“Es falsa la afirmación sobre los acuerdos calificados de rapaces y las supuestas grandes cantidades de deuda en los que ha incurrido la República Popular China. Lo que sí es verdad es que algunas personas con motivos encubiertos están intentando sembrar discordias en las relaciones sino-argentinas y sino-africanas”, sintetizó China a través de un comunicado en el que enumeró una serie de cuestionamientos contra el gobierno norteamericano.
Tras el fuego cruzado, una importante voz con acceso al despacho presidencial detectó que “la administración Trump decidió ir frontalmente contra China”, aunque anticipó que la Argentina se mantendrá al margen.
“El Presidente siempre dice que tiene una relación de índole comercial con China y que no ponen ningún condicionamiento”, se escudó.