Su creciente popularidad como alternativa para el andar diario resalta sus ventajas. Pedalear hacia el trabajo, el colegio o la universidad no solo contribuye a reducir la congestión vehicular y la contaminación ambiental, sino que también se traduce en una mejora significativa de la salud física y mental. El ciclismo fortalece el sistema cardiovascular, tonifica los músculos, reduce el estrés y fomenta un estilo de vida activo y saludable.
En Argentina el Día del Ciclista se celebra el 5 de diciembre en homenaje a Remigio Saavedra y sus innumerables hazañas. La mayor fue en 1981, cuando repitió la gesta que había concretado 38 años antes: unir Mendoza con Buenos Aires pedaleando.
“La bicicleta no es solo un medio de transporte, es libertad, aventura y un estilo de vida. Cada pedaleo cuenta una historia, cada kilómetro es un desafío y cada rodada nos deja una anécdota imborrable”, contó Oscar Aramayo, uno de los impulsores del MTB en la región.
El respeto muto es la clave
Sin embargo, esta celebración también nos invita a reflexionar sobre la importancia de la seguridad vial. Compartir la vía pública exige precaución y respeto mutuo entre ciclistas, conductores y peatones. Es fundamental que los ciclistas utilicen elementos de seguridad como cascos y luces, respeten las señales de tránsito y se hagan visibles en el tráfico. Asimismo, los conductores deben ser conscientes de la presencia de ciclistas y mantener una distancia prudencial al adelantarlos.
En este Día Internacional del Ciclista, se destacan los beneficios de esta actividad que conecta a la persona con el entorno y mejora la calidad de vida. Pero hay que hacerlo con responsabilidad, promoviendo una cultura de respeto y seguridad en las calles y rutas.