¿El plan funciona? ¿Qué plan?

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Después del famoso “Día de la Liberación” en el que Donald Trump anunció una abrupta e inconsciente suba de aranceles a nivel global y tras la confirmación del 10% de aranceles a la Argentina; desde cuentas del gobierno se postearon mensajes que decían “TMAP” y el consabido VLLC. La sigla TMAP -en la jerga de la secta digitalizada- significa: “Todo Marcha Acorde a Plan”.

Después del famoso “Día de la Liberación” en el que Donald Trump anunció una abrupta e inconsciente suba de aranceles a nivel global y tras la confirmación del 10% de aranceles a la Argentina; desde cuentas del gobierno se postearon mensajes que decían “TMAP” y el consabido VLLC. La sigla TMAP -en la jerga de la secta digitalizada- significa: “Todo Marcha Acorde a Plan”.

Me sorprendió. Mucho. Primero, porque estoy convencido de que haber llegado a la presidencia fue una sorpresa incluso para ellos mismos. Obvio que el camino fue allanado por las inacabables tropelías de un kirchnerismo acabado, decadente y corrupto; por las torpezas de un peronismo perdido y más fragmentado que nunca; por personas inadjetivables como los Manes, Losteau y Yacobitti de la vida que travistieron a un radicalismo per-se agónico; por una izquierda patética y jurásica; y, sobre todo, por la mentalidad liliputiense de Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y la siempre oportunista Patricia Bullrich. Sé que es contra fáctico pero, imagino que sin los ridículos e innecesarios combates a muerte en el Coliseo del PRO, Milei no hubiera ganado.

Esta convicción alimenta otra igual de férrea: que el oficialismo carecía de todo plan cuando accedió al poder. Sólo tenía a mano el discurso simplista y demoledor según el cual, o se estaba del lado del cambio, o se era parte de la política prebendaria, obstaculizadora y retrógrada que quería seguir dañando a los argentinos buscando mantener privilegios mal habidos. O se es “casta” o se es “anti-casta”; en el medio nada. Pero, salvo por esta táctica paleolítica en términos políticos, sociales y humanos; no había “plan”. No hay plan.

Slogan

La motosierra no es un plan. Es un slogan de campaña; una muestra de barbarie y de enanismo social; pero no es un plan. En el mejor de los casos es una táctica económica cortoplacista que sirve para comenzar a ordenar los gastos estatales. No mucho más.

Tanto carecían de plan que salieron a reclutar cuadros técnicos -que tampoco tenían- y planes económicos antes de asumir. Se hablaba del “plan de Melconian” -hoy tildado de “mandril econochanta”-; del “plan de Redrado”; del “plan de Sturzenegger”; del “plan de Patricia”. Todos tenían un plan; menos los paleo libertarios electos.

“¿Era parte del plan no ser recibido por su “amigo” Trump en Miami, luego de un viaje oficial “con la nuestra” para ir a recibir un premio inventado?”

Así que el “TMAP”; ¿a qué plan se refiere? ¿Acaso era parte del plan la torpeza del $LIBRAGATE? ¿Era parte del plan salir desesperados a acrecentar deuda con el FMI, “el prestamista de última instancia” por antonomasia? ¿Era parte del plan haber demorado tanto en cerrar ese tan escurridizo acuerdo con lo que esto significa en términos de incertidumbre y de volatilidad; en una situación de precariedad, incertidumbre y volatilidad como la que toca atravesar? ¿Es parte del plan que la inflación no ceda y que, al contrario, comience a amenazar con subir otra vez? ¿Es parte del plan seguir sin salir del cepo que aleja inversiones genuinas; trabajo formal y alguna posibilidad de crecimiento?

Volviendo al principio, ¿era parte del plan el 10% de aranceles anunciado por Trump, que festejamos como si se tratara de un logro para el país?

Déficit

Entre los años 2015 y 2023, el déficit anual promedio entre Argentina y Estados Unidos fue de 2.700 millones de dólares. O sea, importamos de Estados Unidos más de lo que les logramos exportar. De más está decir que exportamos materias primas, algunos productos semielaborados, carne, frutas y alimentos básicos; e importamos bienes de capital y tecnología; una balanza comercial no sólo deficitaria en términos económicos sino también en términos cualitativos. ¿Es una victoria, quedar arancelados igual que cualquier otro país de Sudamérica; igual incluso a aquellos que están en las antípodas del pensamiento mileísta como son los “sucios comunistas” de Petro; “Lula” y Boric?

¿Era parte del plan no ser recibido por su “amigo” Donald Trump en Miami, luego de haber pagado un viaje oficial “con la nuestra” para ir a recibir un premio inventado – “León de la Libertad” – y recibirlo en la soledad de un acto al cual ni el propio anfitrión asistió?

¿Era parte del plan que, mientras tanto acá -en Macondo-, se cayeran los pliegos del juez Lijo? ¿O que el juez Mansilla -alguien con muchos mejores antecedentes-, cosechara más rechazos que el propio Lijo? ¿Era parte del plan que García Mansilla tuviera que renunciar 40 días después de haber asumido?

El gobierno tiene la espantosa costumbre de gritar los goles cuando la pelota no está ni cerca del área contraria. Y luego, de enojarse con el arco contrario cuando la pelota pasa a centenares de metros por encima o por los costados de la valla rival; o peor, cuando él mismo se hace, en contra, un gol.

Me parece que el método del “coraje”, de los caprichos; de la imposición violenta y del redoblar la apuesta cuando todo falla se va agotando; y que “nada marcha acorde a plan”. Que sólo vamos improvisando tras cada cordonazo en cada curva pronunciada y que, lanzados a mayor velocidad, sólo atinamos a rezar para no llevarnos puestos autos, camiones, peatones y bicicletas a nuestro alrededor.

* NMAP: Nada marcha acorde a plan. Sería bueno que alguien se lo hiciera notar a Conan, al “Ingeniero del Caos” y al oráculo presidencial. Quizás todavía haya tiempo de cambiar de método; de rumbo y de velocidad. No sé; quizás.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/salta