A pesar de los constantes esfuerzos de la comuna local por mantener la limpieza del lugar, el problema persiste. Apenas horas después de cada operativo de recolección, el camino vuelve a llenarse de escombros, neumáticos en desuso, muebles rotos, cajas de pollo vacías, colchones viejos y desperdicios domésticos. La situación genera indignación entre los vecinos, quienes ven afectada su calidad de vida y la imagen del barrio.
“Una verdadera mugre. Y todo desparramado. Con el viento vuelan los papeles y la basura por todas partes. No se puede vivir así. Esa calle colinda con el barrio y una finca rural. Podría ser un hermoso paseo, pero la gente se empecina en transformarlo en un basural”, expresó con enojo Juan A., vecino y enfermero del lugar.
La problemática
La acumulación de residuos no solo genera contaminación visual, sino que también representa un peligro para la salud pública. Los desechos orgánicos en descomposición y la proliferación de plagas como ratas, cucarachas y mosquitos aumentan el riesgo de enfermedades en la zona. Además, los residuos plásticos y otros materiales no biodegradables afectan gravemente el medio ambiente.
Algunos vecinos como Juan A., piden que se apliquen sanciones económicas y se pongan en marcha campañas de concientización. Sin embargo, hasta el momento, los esfuerzos no han dado los resultados esperados. Algunos vecinos proponen la instalación de cámaras de seguridad para identificar y sancionar a quienes arrojan basura de manera irresponsable.
“Necesitamos una solución urgente. No podemos permitir que esto siga así”, manifestó otra residente del barrio. Mientras tanto, la comunidad sigue luchando por recuperar ese espacio y transformarlo en un área de recreación y disfrute para todos.