Los yacarés del Cabra Corral y el peligro de desinformar

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Los caimanes o yacarés pertenecen a la familia Alligatoridae y no son cocodrilos. Ocho especies habitan en el planeta, de las cuales dos se encuentran en Argentina: el yacaré ñato (Caiman latirostris) y el yacaré negro (Caiman yacare). El primero es el que presenta una distribución más amplia, habitando desde el norte de Salta hasta el delta del río de la Plata, en la provincia de Buenos Aires. Esta es la especie más frecuente en el NOA.

Los caimanes o yacarés pertenecen a la familia Alligatoridae y no son cocodrilos. Ocho especies habitan en el planeta, de las cuales dos se encuentran en Argentina: el yacaré ñato (Caiman latirostris) y el yacaré negro (Caiman yacare). El primero es el que presenta una distribución más amplia, habitando desde el norte de Salta hasta el delta del río de la Plata, en la provincia de Buenos Aires. Esta es la especie más frecuente en el NOA.

Aunque en nuestra provincia se los asocia más a los grandes ríos y madrejones del Chaco Salteño, la especie está presente en la mayoría de los ríos de la provincia, incluidos el Mojotoro, el Juramento, el río de Las Pavas, entre otros. Las circunstancias por las cuales aparecieron en un embalse artificial, como el dique Cabra Corral, pueden ser diversas y, ante la ausencia de estudios, puramente especulativas. Es sabido que los caimanes son capaces de recorrer largas distancias por tierra, especialmente durante la estación seca, por lo que podrían haber llegado de manera espontánea siguiendo cursos de agua que desembocan en el embalse. También es posible que sean producto del tráfico ilegal de fauna, una situación más frecuente; al hacerse grandes y difíciles de mantener, muchas personas los liberan irresponsablemente en ambientes silvestres. Ahora bien, muchos titulares hablaban de una “invasión” y de que son “una amenaza para la población humana” o “un peligro”. Pero ¿es esto real? Existen muy pocos casos de accidentes con estos animales, y todos son producto de acciones negligentes por parte de las personas. Aunque potencialmente pueden lastimar a las personas, no lo harán de manera espontánea; solo pueden reaccionar agresivamente si se los molesta. Estos organismos se alimentan principalmente de peces e invertebrados, y solo algunos ejemplares muy grandes pueden depredar sobre pequeños mamíferos.

¿Pueden “invadir” el embalse? Esta respuesta es más difícil de precisar. Como toda especie, necesitan sitios con características particulares para construir sus nidos, además de hembras fértiles y fecundadas, datos que actualmente no tenemos. Es cierto que cada puesta puede variar entre 30 y 40 huevos por hembra, pero esto dependerá del tamaño de la hembra y de las características ecológicas de los sitios de nidificación (densidad de individuos, recursos alimenticios, latitud, temperatura, contaminantes en el agua, etc.), pudiendo ser menores en ambientes no óptimos. A esto debemos sumar que, durante el primer año, la supervivencia de los pichones es de apenas un 50 %, lo que reduce enormemente la posibilidad de una “invasión”.

Como podemos observar, aventurar conclusiones es algo muy irresponsable e impreciso. Sin estudios de base, es imposible saber qué puede pasar con estas poblaciones. Hablar de invasiones es poco ético desde un punto de vista profesional, y desinformar es aún peor. En este sentido, la participación de profesionales formados en el manejo de fauna y en ecología es clave. No solo existe en la provincia una Facultad de Ciencias Naturales con biólogos especializados en ecología, sino también institutos de investigación con grupos de expertos en reptiles. En un momento en el que se pone en duda el valor de la investigación, este caso muestra claramente para qué sirve y cuál es la aplicación del conocimiento científico en la resolución de problemas para la sociedad. El “problema” de los yacarés es el mejor ejemplo, y deberíamos tomarlo como una oportunidad para demostrar un correcto actuar como sociedad.

* Doctor en Ciencias Biológicas, investigador y docente de Biología de la Conservación de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNSa

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales