Un cacheño usa saberes ancestrales y nuevos materiales para construir un invernadero

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Aldo Arjona es un agricultor innovador que utiliza los viejos saberes de los Valles Calchaquíes para mejorar la producción.

Aldo Arjona es un agricultor innovador que utiliza los viejos saberes de los Valles Calchaquíes para mejorar la producción.

El hombre siempre tuvo la idea de construir un invernadero para obtener plantines que luego sembrará en los suelos de Cachi. Sabe que la construcción le agrega valor a su producción.

El concepto es el siguiente: si él puede obtener plantines de tomates durante el invierno, en primavera los puede sembrar y en verano los cosechará antes que nadie. El impedimento reside en las características del clima de la zona norte de los Valles Calchaquíes: extrema aridez, frío y mucho viento.

Si bien integra la Asociación de Pequeños Productores de Fuerte Alto, el hombre en su parcela se dedica a la producción de tomates. También tiene hortalizas, pero es para consumo familiar. Con el tomate se hace ganancia monetaria que le permite transcurrir el año.

Para eso tenía que construir un invernadero con el tamaño suficiente, para la cantidad de plantines que luego serán sembrados. Calculó que el espacio conveniente es de 10 metros por 4, con techo parabólico. Un amigo le prestó un espacio y lo comenzó a construir en Fuerte Alto, un barrio muy cerca, al oeste de Cachi.

La estructura se construyó rápidamente, pero el proyecto también se vino abajo prontamente ¿el motivo? los costos del plástico. Es casi imposible para su estructura económica adquirir el material con los micrones necesarios para soportar los persistentes vientos y la radiación UV.

Entonces se detuvo en ese espacio infinito de los Valles a pensar en el silencio que se enciende cuando se apaga el viento, y llegó a la conclusión de que podía armar el invernadero con otro plástico que abunda en los pueblos: las botellas descartables.

La técnica sería la más sencilla, es la que utilizan los vallistos para armar los techos de adobe. Colocan las hileras de cañas atadas con alambres. Es una técnica ancestral con un material nuevo que es como una plaga contaminante en los valles.

“Yo tenía que hacer algo para que soporte la fuerza de los vientos calientes de los Valles, pero que además sea barato. Comencé a apilar botellas de gaseosas y atarlas y vi que tomaban consistencia, luego las até a los postes del invernadero. Vi que tomaban más resistencia y firmeza, y eso fue todo un descubrimiento. A esta técnica me la enseñó mi papá y es la que utilizaban nuestros nuestras viejas generaciones”, le dijo Arjona a El Tribuno.

“Puse como un aviso en el estado de WhatsApp para pedir botellas y la gente cacheña me ayudó porque es muy solidaria: en una tarde me consiguieron una cantidad impresionante de botellas. Hoy ya tengo las paredes, pero me falta el techo”, contó el agricultor.

El hombre habla poco, pero le van saliendo los datos de a poco. Aseguró que las botellas deberían estar atadas con alambre fino galvanizado, pero que él las ató con hilo plástico. Si consiguiera los materiales necesarios terminaría cuanto antes su proyecto.

Para comunicarse con Aldo Arjona para saber y conocer lo que necesita lo pueden llamar al 0387 135 131889. Siempre es mejor primero un mensaje porque muchas veces la comunicación no es buena.

Lo que necesita entonces es una donación generosa de botellas descartables, mucho alambre fino galvanizado y también alambre San Martín para ir plegando las estructuras.

No lo dice, pero se sabe. También necesita semillas, cemento, maderas y plásticos para plantines.

Asociación, emblema colectivo

Aldo Arjona integra la mítica Asociación de Pequeños Productores de Fuerte Alto, Cachi. Son más de 20 familias de todos los parajes de la zona que realizan un trabajo colectivo.

Son productores hortícolas que generan ingresos para sobrevivir con la venta de tomate, cebolla, morrón y pimiento para pimentón, zapallito y demás hortalizas. Además producen condimentos de calidad premium, a precio competitivos. Sus productos: porotos, pimentón, comino, apio y ajo en polvo, el picante, etc. son de exportación y el dato es que se pueden conseguir en la ciudad de Salta, en Punto Artesanal, Mitre 31.

Originalmente nació en 2004 (cuando obtuvieron la personería jurídica), pero los proyectos que se implementaron por esos años no tuvieron continuidad; aunque la idea siempre quedó. Luego se rearmó en el año 2016 y fue muy duro el segundo comienzo. En 2018 se suma Alfredo Benitez y al poco tiempo gana la Presidencia de la Asociación. Eso fue como un tercer comienzo, todo desde el principio.

La organización, de ese tercer inicio, tuvo un proceso de trabajo en la conciencia colectiva por lo menos de 4 años hasta se empezó a consolidar. Trabajaron fuerte con una Comisión Directiva de lujo, que está en la conducción hasta la actualidad.

Alfredo Benitez, presidente de la Asociación de Pequeños Productores Fuerte Alto.

Se debe decir que la gestión se consolidó gracias al acompañamiento y las políticas publicas de la Secretaría de Agricultura Familiar y de Desarrollo Social de la Nación; hoy desmanteladas.

Al día de hoy, es uno proyectos que está organizado, consolidado, equipado y que hoy funciona administrativamente de manera autónoma.

Lo que hace Aldo es darle una vuelta de rosca más al proceso de innovación del noble oficio de trabajar la tierra. Su invernadero le agrega de valor a su trabajo, controla y mejora el rendimiento, pero lo mejor es que demuestra que combinar los viejos saberes con lo que se tiene a mano es beneficioso.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales