La edición, realizada el jueves en el Centro de Convenciones, abordó el tema “Desarrollos urbanos: ciudades en evolución”, destacando el equilibrio entre expansión urbana, revitalización y sostenibilidad como eje central de las intervenciones.
Ruiz de Gopegui destacó la importancia de la sinergia entre el sector público y el privado para impulsar proyectos exitosos y sostenibles. “Cuando el Estado requiere que el privado acompañe, tiene que tener una lógica económica. Tienen que convivir ambas cuestiones: la normativa y la economía”, afirmó, enfatizando que el desarrollo urbano solo es posible mediante un enfoque colaborativo y planificado.
Los enfoques
El gerente de IRSA describió dos enfoques principales para la transformación urbana: expandir los límites de la ciudad hacia nuevas áreas o revitalizar zonas existentes en desuso. Según explicó, ambos métodos permiten no solo renovar espacios, sino también generar un efecto positivo en su entorno inmediato. “Podemos cambiar la ciudad expandiéndola o generando nueva ciudad dentro del ejido urbano. También podemos poner en valor una zona existente mediante cambios de uso que generen un efecto cascada”, sostuvo.
Los casos
Entre los ejemplos presentados, Ruiz de Gopegui destacó dos casos emblemáticos:
1. Revitalización del microcentro porteño: Tras la pandemia, muchos edificios del microcentro quedaron subutilizados. Frente a esta problemática, se impulsó una ley que incentiva la reconversión de oficinas en viviendas y otros usos, como educación o gastronomía. Un proyecto notable en este contexto fue la transformación de un edificio frente al Obelisco en un complejo residencial con 721 monoambientes diseñados para nómades digitales y estudiantes. “Es prácticamente un programa hotelero, pero de vida”, describió.
Hacer ciudad implica un trabajo conjunto entre el público y el privado; es el desarrollista arriesgando capital y el Estado acompañando con normativa, infraestructura y planificación”.
2. Ramblas del Plata: Este megaproyecto de 10 a 15 años reimagina la antigua Ciudad Deportiva de Boca como un nuevo barrio en la ribera del Río de la Plata, con más de un millón de metros cuadrados construidos. “Incluye parques públicos, una peatonal comercial de dos kilómetros y una escuela. Va a ser una ciudad más grande que San Telmo”, señaló, destacando el modelo de convenio urbanístico que permitió concretar esta ambiciosa iniciativa.
Para Ruiz de Gopegui, los desarrollos urbanos deben adaptarse a las nuevas formas de vida, integrando tecnología y flexibilidad. “Hoy, mucha gente no concibe la vivienda como algo fijo, sino como algo que les permita moverse y vivir en distintas ciudades”, reflexionó.
Las cocheras
Proyectos innovadores como el edificio sin llaves, que utiliza reconocimiento facial, o la incorporación de puntos de carga para autos eléctricos y lockers para compras en línea, son ejemplos de cómo los desarrollos modernos pueden responder a las necesidades de sus habitantes. “Cada cochera está preparada para cargar autos eléctricos; el edificio está pensado para la vida moderna”, puntualizó.
Podemos cambiar la ciudad expandiéndola o generando nueva ciudad dentro del ejido urbano; también podemos poner en valor una zona existente mediante cambios”.
En su cierre, Ruiz de Gopegui subrayó la importancia de la planificación a largo plazo y el trabajo conjunto entre desarrollistas y el Estado. “Hacer ciudad implica un trabajo conjunto entre el público y el privado. Es el desarrollista arriesgando capital y el Estado acompañando con normativa, infraestructura y planificación. Ese equilibrio es clave para construir ciudades que ofrezcan desarrollo y bienestar”, concluyó.