Ganar, sin embargo, es un objetivo optimista al que a River le venía resultando difícil darle continuidad. Tal es así que el mismo equipo que ante Barracas logró hilvanar tres victorias después de todo un semestre ahora intentará en Mendoza estirar a cuatro juegos la onda verde, un registro que no logra hace siete meses (Táchira, Central, Nacional e Instituto).
El plantel de River en el Camp junto a Gallardo. Prensa River.
Vaivenes mediantes, la oportunidad se le vuelve a presentar en aquella tierra que fue una especie de oasis fértil durante la era MG1 -sólo perdió tres puntos de 44 y ganó tres finales; ahí mismo se despidió en 2022- pero que se transformó en el ring de las piñas deportivas que noquearon a Martín Demichelis.
Frente a la Cordillera se dio la goleada 0-4 en el amistoso ante el mismo rival de esta noche, luego la eliminación de la Copa Argentina frente a Temperley y posteriormente el 1-2 ante Godoy Cruz, donde se empezó a escribir el réquiem del ciclo MD.
Del bajón a la mística de antaño en Mendoza
Gallardo necesita reeditar sus antiguas costumbres. Ahuyentar en esa tierra que lo recibió con fiesta en el hotel la penumbra mendocina que afectó a River en 2024 reconfirmando lo que viene consiguiendo.
Intentando, de ese modo, que se consolide el equipo de memoria, amén de la baja de Paulo Díaz (en su lugar estará Daniel Zabala o Federico Gattoni) para sostener el envión. Para que fluya mucho más ese juego que el deté buscó aceitar durante el parate. Y que esto coincida con una nueva victoria de visitante en su ciclo: fuera de Núñez, con él sólo perdió ante Mineiro.
El test drive será contra Independiente Rivadavia. Un rival favorecido por la abolición de los descensos (va último en los promedios y penúltimo en la general) en el que está ganando minutos un ex River -Ezequiel Centurión, a préstamo hasta diciembre de 2025- y donde juega un ex Boca como Sebastián Villa.
Las sonrisas en el Camp. Prensa River
Un equipo mendocino que apenas ganó tres de los últimos 15 partidos en el plano doméstico, diez de ellos con Alfredo Berti como entrenador (reemplazó a Martín Ciccotello). Pero que, así y todo, en el Gargantini ya les ganó a dos grandes: San Lorenzo e Independiente.
Que eso se repita no está en los planes de un River que sabe de la importancia de ganar. Porque se juega con todo por la Copa en la Liga. El lío, por ahora, debe que hacerlo ahí.
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