Galpones, corrales, máquinas, cortes de carne…imaginá por un momento estar frente a un frigorífico en funcionamiento: un lugar donde la actividad nunca se detiene y toneladas de residuos orgánicos se generan cada día. Para muchos, estos desechos podrían parecer el final de un ciclo, pero son solo el principio de algo mucho más trascendente: en INTA Arrecifes (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), un equipo de profesionales está trabajando en transformar estos residuos en recursos valiosos, a través de la producción de biogás y compost.
Desde mayo de 2023, estos científicos han estado evaluando cómo convertir lo que parecía inútil en energía y fertilizante orgánico, un claro ejemplo de economía circular donde todo se reutiliza y se reintegra al ciclo productivo. Este tipo de proyectos no solo buscan disminuir el impacto ambiental, sino también aprovechar al máximo los recursos que muchos considerarían desperdiciados.
Se evaluaron dos sistemas de compostaje de baja escala, diferenciados por el sistema de aireación: volteo mecánico y aireación forzada (inta)
El biodigestor: generando energía a partir de residuos
El proceso comienza en un biodigestor anaeróbico, un enorme tanque donde los residuos orgánicos del frigorífico –como restos de alimentos de origen animal, estiércol y agua utilizada para limpiar los corrales– se descomponen sin oxígeno. Este proceso genera biogás, una mezcla de gases, principalmente metano, que luego se utiliza para generar electricidad. Además de producir biogás, el biodigestor genera diariamente 7 toneladas de residuos sólidos. En lugar de desecharlos, estos residuos son procesados para convertirlos en compost, un fertilizante natural que se utiliza para mejorar la calidad del suelo.
El biogás se está convirtiendo rápidamente en una fuente clave de energía renovable. De hecho, la producción mundial de biogás alcanzó los 18.3 millones de toneladas equivalentes de petróleo en 2020 y se espera que su contribución a la energía global continúe aumentando en los próximos años. Esto subraya la importancia del biogás como una solución para reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.
Transformando residuos sólidos en compost
Después de que los residuos orgánicos se descomponen en el biodigestor, lo que queda son residuos sólidos que aún tienen un gran potencial. En lugar de simplemente desechar estos desechos, el equipo del INTA ha estado trabajando en convertirlos en compost de alta calidad, un abono natural ideal para mejorar la fertilidad del suelo. Pero para garantizar que este compost sea seguro y cumpla con los estándares agronómicos, es necesario someterlo a un tratamiento adicional que elimine los patógenos y garantice la estabilidad del producto.
Laura Magri, del INTA Arrecifes, explica que este proceso es crucial: “Aunque el biodigestor degrada parte del material orgánico, los residuos sólidos que quedan aún requieren compostaje para asegurar que sean seguros y útiles para el suelo”. Este compostaje transforma los residuos en un abono rico en nutrientes que puede ser utilizado de forma segura en suelos agrícolas, horticultura y paisajismo.
Evaluación de dos sistemas de compostaje: resultados claros
Para lograr el compost de calidad deseado, el equipo del INTA ha estado evaluando dos sistemas de compostaje diferentes: el sistema de aireación forzada y el sistema de volteo mecánico. Ambos métodos tienen como objetivo oxigenar el material para acelerar su descomposición y garantizar que los residuos se conviertan en compost de manera eficiente.
Aireación forzada: en este sistema, el aire se inyecta de manera continua a través de tuberías perforadas que están enterradas bajo la pila de compost. El ventilador empuja aire hacia arriba, lo que ayuda a los microorganismos a descomponer el material orgánico más rápido. Es un sistema activo que necesita energía para funcionar y busca reducir los tiempos de tratamiento al incrementar el flujo de oxígeno. Volteo mecánico: este método implica remover y voltear el compost periódicamente usando maquinaria, como una pala mecánica o una volteadora, lo que permite que el aire entre en contacto con todo el material. Este método oxigena de forma regular el compost, promoviendo una descomposición más homogénea sin la necesidad de equipos eléctricos continuos como en el sistema de aireación forzada.
Resultados de la evaluación:
Aunque ambos métodos lograron reducir los niveles de patógenos en el compost, hubo diferencias notables en el tiempo necesario para alcanzar la madurez del producto final. El sistema de volteo mecánico se destacó, logrando que el compost alcanzara la estabilidad y madurez en solo 177 días, mientras que el sistema de aireación forzada no cumplió con los valores exigidos en el mismo periodo de tiempo. Esto significa que el método de volteo mecánico fue más eficaz para obtener un compost seguro y de calidad en menos tiempo.
El compost resultante, especialmente el producido mediante volteo mecánico, contiene niveles altos de materia orgánica estabilizada, lo que lo convierte en un recurso valioso para mejorar la estructura del suelo, aumentar la retención de agua y promover el crecimiento de plantas. Además, reduce la necesidad de fertilizantes químicos, haciendo que el proceso sea aún más sostenible.
La importancia de una gestión sostenible de residuos orgánicos
La correcta gestión de los residuos orgánicos es crucial, no solo a nivel local, sino también global. Según la FAO, los residuos orgánicos no tratados contribuyen significativamente a las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero. Al procesar estos residuos a través de biodigestores y compostaje, se ayuda a reducir las emisiones y se convierte lo que antes era un problema ambiental en una solución sostenible.
Este proyecto en Buenos Aires es un claro ejemplo de cómo la economía circular puede ser aplicada con éxito. Transformar los residuos en energía y abonos orgánicos no solo reduce el impacto ambiental, sino que también crea nuevas oportunidades económicas para reutilizar lo que antes se consideraba desperdicio. Con el biogás y el compostaje, estamos viendo cómo el concepto de economía circular se convierte en una realidad tangible que beneficia tanto al medio ambiente como a las personas.
FUENTE: inta