Alejandra Maglietti con María Laura: “Tengo prejuicios conmigo misma, creo que por rubia y por mi físico no me toman en serio”

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María Laura Santillán con Alejandra Maglietti

Vive tres vidas simultáneamente Ayelén Alejandra Maglietti. Nació en el Chaco y se crió en Formosa, es una mujer de río, de calor, de siesta, de tereré. Fue modelo, fue tapa de la revista Playboy, trabajó en cine, teatro y hasta en un grupo de música. Estudió periodismo, es panelista en Bendita tv desde hace 15 años y en la primera mañana de radio Pop con Lizy Tagliani. Y además desde 2012 es abogada y hoy trabaja en un estudio jurídico.

– Durante el día soy la abogada. A la noche soy la periodista sexy cuando voy a Bendita, también aprovecho para jugar un poco con el vestuario.

– Hoy de la cintura para arriba sos abogada.

– Sí, y me voy con la pollerita tableadita para ponerle un poco de onda, el look preppy es tendencia. A veces termino muy cansada porque arranco muy temprano, a las seis en radio con Lizy y después hago algo de gimnasia dos veces por semana y arranca mi día. Estoy laburando en un estudio ahora, veo las cosas que hay que preparar. La semana que viene tengo que presentar una demanda y me tengo que ocupar a full de eso.

– Desde que te recibiste te fuiste acercando a la profesión, pero ahora ejercés.

– Sí, desde hace un par de años, me encontré con un mundo totalmente distinto al que yo esperaba. La teoría es hermosa, a mí me gustaba mucho el derecho penal. Yo quería estudiar Filosofía o Comunicación y mi mamá me terminó convenciendo de que Derecho estaba buenísimo y que era lo mismo prácticamente. Sí, me mintieron. Cuando me di cuenta ya estaba en tercer año, no iba a dejar la carrera, no tenía sentido y decidí terminar. Cuando terminé estudié periodismo, que era lo que yo quería estudiar originalmente.

– ¿Después de estudiar abogacía?

– Sí, después de abogacía, porque no quería perder el envión del estudio, cuando cortás a veces te cuesta mucho volver a concentrarte, hacerte el tiempo para. Cuando estaba estudiando derecho dejé de rendir un año y medio, lo que me costó volver fue terrible. Al margen de que tuve algunas situaciones en la facultad que me hicieron no querer ir.

“Durante el día soy la abogada. A la noche soy la periodista sexy cuando voy a Bendita”, reveló Alejandra Maglietti

– ¿Situaciones de qué tipo?

– Yo iba a una universidad muy conservadora, a la UCA y a algunos profesores no les gustaba lo que yo hacía. A mí se me ocurrió también, estuvo un poquito heavy, salir en Playboy. Hoy las cosas se ven de una manera, en ese momento no era tan simple.

“UN PROFESOR ME DIJO: TENGO UN PREJUICIO CON VOS, TE VOY A PONER UN 4, ANDATE, VAS A ESTAR APROBADA. FUE TAN HUMILLANTE”

– Vos trabajabas como modelo y simultáneamente estudiabas. Hiciste entonces la tapa de Playboy cuando ibas a la facultad.

– Claro, iba a la facu y un compañero que me perseguía con la revista, lo quería matar. Y tuve algunos profesores, dos profesores… Soy muy responsable en mi vida en general, venía con muy buen promedio y no lo quería perder. Tenía mi libreta y la iba mirando, era un orgullo. Un profesor me dijo: mirá, yo no puedo ser objetivo con vos. Teníamos que rendir un parcial, me sacó de clase y me dijo: yo no puedo juzgarte, no te puedo evaluar con objetividad porque tengo un prejuicio con vos. Te voy a poner un cuatro, vos ándate, vas a estar aprobada. Pero a mí me reventaba tener un cuatro porque para mí era un fracaso tener un cuatro aunque estuviese aprobada, no era para lo que yo me había preparado.

– ¿Cuál era el prejuicio?

– Haber salido en la revista.

– ¿Haber salido en Playboy? ¿Aunque rindieras un buen examen?

– Es que ni siquiera llegué a rendir, antes de que se tomara la evaluación me pidió que me retirara. Para mí fue una humillación tan grande con el resto de mis compañeros que me costó mucho volver a amigarme con todo. Tengo que reconocer que las autoridades de la universidad fueron súper amables, me permitieron cambiarme de cátedra y me acompañaron.

– Este señor te puso un cuatro para que directamente no rindieras el examen!

– Claro. Estuve casi un año y medio sin poder ir, hasta que en un momento dije: yo no puedo dejar. Otra profesora que me quería mucho y con la que tenía muy buena relación, me decía: no podés dejar que por esa situación se pierda lo que te costó tantos años.

– ¿Al día siguiente no fuiste?

– No y después me costaba volver, no quería volver a rendir. Me cambiaron de cátedra, pude rendir, me fue bien, terminé. Pero ese tiempo me costó mucho, porque me sentía mal, me sentí humillada. La situación fue horrible, hoy no hubiera pasado eso. Era otro mundo, era otra sociedad.

María Laura Santillán con Alejandra Maglietti – UN PROFESOR ME DIJO: ‘NO PUEDO SER OBJETIVO, TENGO UN PREJUICIO CON VOS, TE VOY A PONER UN 4’. FUE TAN HUMILLANTE

“OTRO PROFESOR ME PONÍA DE EJEMPLO COMO SI FUERA ESTÚPIDA, HUECA, POR MI ESTEREOTIPO FÍSICO”

– Si pasara sería una un episodio muy público, muy condenable y le hubiera traído problemas a la universidad. Es un problema que un profesor decida que porque saliste en una revista desnuda…

– No fue el único, ¿eh? Hubo otro y también tuve que cambiarme de cátedra porque era constante que pusiera ejemplos conmigo, haciéndome sentir mal. En ese momento muchos profesores decían: abogacía estudian los hombres, las mujeres no son abogadas. Prácticamente el 80% éramos todas mujeres en la universidad.

“TENGO UN PREJUICIO CONMIGO MISMA PORQUE SOY RUBIA Y PORQUE AL TENER MI FISONOMÍA CREO QUE NO ME VAN A TOMAR EN SERIO”

–¿Por qué te ponía de ejemplo?

– Como si fuera estúpida, como hueca. Era una manera de denostarme constantemente por mi estereotipo físico. Esa forma de mirarme me repercutió muchos años, hasta hoy te diría. Porque muchas veces tengo un prejuicio conmigo misma porque soy rubia, porque al tener una determinada fisonomía creo que no me van a tomar en serio.

– ¿El tipo públicamente decía que eras hueca?

– Sí, algunos compañeros me avisaban por Twitter después. Che, tal profesor todavía te sigue nombrando en las clases y yo nunca ni siquiera rendí con él. Terminé la universidad gracias a una profesora que me acompañó durante toda la carrera.

– ¿Había un tema religioso también?

– Sí, por supuesto, sin duda. Yo vengo de Formosa, la primera vez que entré a esta ciudad no podía creer lo que estaba viendo, era todo una locura. Estuve tres años solamente estudiando. Siempre había querido ser modelo, me gustaban las luces, era un anhelo tan grande también. Una tía que venía me decía: Ale, no podés estar todo el día encerrada estudiando, nadie te va a venir a buscar, a tocarte la puerta, andá y buscá vos la posibilidad de lo que te gustaría hacer. Obviamente mis viejos no querían saber nada y me costó un montón tomar la decisión de empezar. Mis viejos se enojaron tenían un montón de miedos como padres. Pegó una publicidad que se hace muy popular, la de Doritos y acompañé a unas amigas que querían hacer el casting de Gran Hermano 4 y terminé quedando. Playboy había llegado a Argentina y me llamaron para ofrecerme salir en la tapa de Playboy. Era importante, la habían hecho muchas actrices, estaba buena la propuesta. Hablé con mi papá y le dije que tenía esas dos posibilidades, Gran Hermano y la tapa de Playboy. Mi papá se quedó mudo y me dijo: creo que prefiero que hagas Playboy (risas). No confiaba en mí, tenía miedo. Tomé otro camino más largo y más difícil y hoy estoy feliz.

– ¿Te costó hacer esas fotos? Desnudarte, verte.

– Me acompañó mi mamá y obvio, sí me costó. No mostré todo, pero hasta hoy las veo y me chocan un poco. Ni siquiera siento que haya sido yo, porque pasaron tantos años que lo siento como un pasado lejano. Mi abuela ni te cuento cómo se puso cuando se enteró. Era como un secreto, fue re difícil familiarmente todo.

Alejandra Maglietti recordó que un profesor la humillaba en clases por su tapa en Playboy: “Era constante que pusiera ejemplos conmigo, haciéndome sentir mal”

“CUANDO ME VIO EN PLAYBOY MI ABUELA CAYÓ CON AGUA BENDITA A LA CASA PARA HACER UN EXORCISMO. ¡EL DEMONIO ENTRÓ A ESTA FAMILIA!”

– ¿Cómo se enteró tu abuela?

– Porque alguien cayó con la revista. En Formosa se agotó a los dos minutos, no había redes sociales. Mi abuela cayó con agua bendita a la casa a hacer un exorcismo.

– ¿Tenías el demonio?

– ¡Obvio! ¡El demonio entró a esta familia! Y empezó a tirar agua bendita. Ahora lo recordamos con gracia, el humor aparece con el tiempo. Lo que a uno le dolió después le causa gracia.

–¿Vive tu abuela?

– Si. 97 años. Vive en Formosa. Hablo todo el tiempo con mi abuela, imaginate, es re canchera.

– ¿Tiene WhatsApp?

– Tiene Whatsapp, tiene Instagram, me manda reels, cosas de moda para que haga. Una genia. Mira bendita haciendo bicicleta y me manda la foto.

– ¿Bicicleta a los 97? Es como Mirtha.

– Es como Mirtha, le decimos nuestra Mirtha formoseña. Me ve todos los días. Juega al solitario o a la loba y mira Bendita.

– En Bendita tenés un protagonismo desde hace rato.

– Estoy hace 15 años en Bendita, mejor que no se den cuenta la cantidad de tiempo (risas). Me dura mucho más que las parejas. Tengo mucha más estabilidad laboral que emocional, Bendita para mí es como un como un oasis de la vida, más no puedo pedir. La vida tiene vaivenes, obviamente, pero es llegar a Bendita y olvidarme de todo, pasarla súper bien, mi día cambió y vuelvo con otro semblante, contenta.

– ¿Saben que te llamas Ayelén?

– Sí, sabés por qué lo tuve que cambiar? Porque cuando vine a vivir a Buenos Aires y llamaba un taxi, por ejemplo, nadie me entendía. Yo soy Ayelén todavía, empecé a decir Alejandra para hacerlo más simple.

“Tengo mucha más estabilidad laboral que emocional, Bendita para mí es como un oasis de la vida, más no puedo pedir”, expresó Alejandra Maglietti durante la entrevista con María Laura Santillán

“SIGO SIENDO INSEGURA. NADIE DICE PEORES COSAS DE MÍ MISMA QUE YO”

– Ayelén, la otra personalidad de Maglietti. Ayelén sos una bomba personalmente, dicen que sin maquillaje, más bomba.

– Muchas gracias.

– Vos lo sabés. Sé que eras muy insegura cuando eras muy joven, pero ahora ya no.

– No, sigo siendo insegura. Muchos me dicen, ¿por qué te maquillás tanto? Nadie dice cosas peores de mí misma que yo misma, así que los haters ni siquiera son tan originales.

– ¿El maquillaje es como una máscara que te protege?

– Sí, es como el álter ego mío. Durante todo el día estoy a cara lavada y soy más yo. Y después el personaje se arma con el maquillaje, me gusta, las luces van con maquillaje.

– ¿Te presentás súper lookeada como abogada?

– Depende del día. Pero sí, me visto de una manera más formal, lógicamente.

– Cada vez ocupa más tiempo la abogacía y el derecho. ¿Te apasiona tanto como los medios?

– Depende del tema, no necesariamente todo. Me cae algo de contencioso administrativo y no me divierte nada. Pero derecho de familia, libertad de expresión, derecho a la intimidad, esas cuestiones me gustan mucho y me gusta prepararme. Me gusta mucho leer, en la vida, en general.

– En Instagram hablaste de la decisión de la Corte en el caso de una mujer que no puede usar el semen de su marido muerto.

– Sí, trato de buscar fallos que sean distintos, novedosos. El derecho está vivo como el lenguaje, como todo, los criterios van cambiando. La Corte consideró que el consentimiento no estaba dado para utilizarlo para utilizar el material genético post mortem.

“CONGELÉ ÓVULOS. TENÍA MUY PUESTO EN LA CABEZA CRECER PROFESIONALMENTE”

– El tema de la maternidad es un tema que te interesa y es un tema pendiente.

– Sí, me interesa y todo lo que tiene que ver con el derecho también, la ciencia avanzó tanto que es interesante toda la cuestión legal que rodea estas cuestiones. Además, yo congelé óvulos, criopreservar sería la palabra correcta. Todo el mundo me preguntaba, ¿y después qué pasa con eso? ¿Lo podés donar? Me transformé en una especie de referente, me gusta esa faceta de poder ayudar a otras mujeres. En el Instagram que tengo de derecho trato muchos temas que tienen que ver con mujeres. Por ejemplo, una mujer pidió que le cambien el estado civil para volver a ser soltera porque no quiere ser más divorciada. Y fue un debate increíble, tenía miles de comentarios de gente a favor y en contra, todo el tiempo el derecho es controvertido.

– ¿Cuándo fue que congelaste los óvulos?

– En la pandemia fue. Era un momento difícil para el mundo y yo estaba congelando óvulos, era medio raro. Sentí que era el momento porque antes de la pandemia los fines de semana me la pasaba viajando, estuve diez años de mi vida viajando todos los fines de semana al interior. Era prácticamente imposible tener estabilidad en Buenos Aires para hacer el tratamiento como corresponde.

María Laura Santillán con Alejandra Maglietti – CONGELÉ OVULOS PORQUE TENÍA MUY PUESTO EN LA CABEZA CRECER PROFESIONALMENTE

– ¿Hay que ser joven para que los óvulos sean jóvenes?

– La idea es que sea antes de los 38 años, mientras más joven, mejor calidad. Todo lo aprendí en la clínica. A partir de los 38 hay una baja importante de la calidad y de la reserva ovárica. Nosotras nacemos con 450.000 ovocitos aproximadamente que se van liberando ciclo por ciclo. Lo que hacen es madurar los ovocitos para extraer la mayor cantidad, mientras más cantidad tenés es mejor.

– Imagino que haber tomado esa decisión te trajo tranquilidad.

– Sí, es como una reserva, puedo tomarme mi tiempo para pensar, el reloj biológico no está en la cabeza. Quizás uno tiene ganas y puede hacerlo mucho más joven. Yo siempre la estiré. ¿Por qué? Porque tenía muy puesto en la cabeza crecer profesionalmente. Lo tenía tan presente, tan importante era esa parte, que fui postergando todo lo otro. Me encontré en un avión con una médica amiga y ella me convenció, yo ni siquiera lo veía como posibilidad porque no tenía información. Eso es lo más importante, la información.

– ¿Hay un límite de edad para usar esos óvulos congelados?

– Los 50 años, por una cuestión de ética médica. Lo que me explicaba mi médica es que el útero no envejece, si se hace una fecundación in vitro podés usar tu cuerpo tranquilamente hasta esa edad aunque tus óvulos sean más jóvenes. Es como un pequeño engaño al cuerpo.

– Dentro de vos, ¿hay algún límite de edad?

– No, no sé. Quizás a los 50 no, a veces pienso que la decisión de un hijo no solamente es de uno, porque sería muy egoísta. Pero cada vez se ven más casos de mujeres que eligen hacerlo más a los 50 y para mí está perfecto. No lo tengo muy claro.

– ¿Cuál es el momento ideal para decidir tenerlos? ¿Cómo tendría que ser tu vida?

– Tampoco lo sé, porque el momento ideal no existe. Creo que es cuando te nace, cuando tenés la necesidad y cuando el universo se alinea para que las cosas pasen.

– ¿Con un señor?

– Sí, con un señor. Yo estoy en pareja hace un año y medio más o menos.

– El ideal sería que los dos quisieran en cierto momento.

– Sí, estamos conviviendo, está todo bien. Pero tampoco es que dijimos ‘tal fecha o tal momento’.

– ¿Sí fantaseaste la posibilidad de tener un hijo sola cuando congelaste los óvulos?

– Sí, obvio. En algunas cosas todavía no soy tan deconstruida, me gustaría ser un poco más. Hablo con amigas que tienen mi edad y me dicen que consideran que la maternidad es un proyecto y otro proyecto es la pareja, separados. Cada vez veo más esa postura y también me parece que está muy bien. Yo no sé, yo puedo cambiar, quizás en un año pienso eso, pero ahora estoy en pareja y estoy contenta, no se me ocurre esa posibilidad.

“Sentí que era el momento porque antes de la pandemia los fines de semana me la pasaba viajando”, dijo Alejandra Maglietti sobre su decisión de congelar óvulos

“ESTOY MUY PENDIENTE DE MI SALUD MENTAL Y AFERRARME A LA FE ME TRAE BUENAS COSAS”

– Hablamos de tu abuela con el agua bendita y me pregunto si vos creés tanto en Dios como tu abuela.

– ¿Sabés que sí creo? Estoy muy pendiente de mi salud mental y aferrarme a la fe me trae buenas cosas. Obviamente uno tiene algunos reparos, tiene dudas, como todo el mundo. Estudié mucha teología en algún momento, eso me acercó más. Me gustó mucho, fue una de mis materias preferidas estudiar teología y entender algunas cuestiones de manera racional hizo que creyera más. Me acercó más desde lo racional que únicamente a través de la fe, lo pude pensar de otra forma.

– ¿Y sos de símbolos? ¿De virgencitas?

– Sí, soy muy devota de la Virgen de Lourdes y fui con mi abuela a Francia cuando me recibí. Porque cada vez que tenía que rendir llamaba a mi abuela, si la abuela no iba a la gruta de la Virgen de Lourdes, yo sentía que me iba a ir mal. Entonces, cuando terminé la carrera, fuimos juntas mi mamá, mi abuela y yo, las tres, a la Virgen de Lourdes, en Francia.

– ¿Y cómo fue esa experiencia?

– Increíble, también estaba mi otra abuela, Angélica, que falleció hace cinco años. Pudimos hacer ese viaje que fue fantástico. Siempre fantaseo con algún momento irme de nuevo, la abuela está re grande, pero en algún punto me gustaría llevarla.

– Es muy lindo lo que contás. El viaje con las dos abuelas fue muy emotivo, ¿no?

– Sí, yo viajé siempre para estar el máximo tiempo posible con mis abuelas. La extraño a mi abuela Angélica, siempre tuve un vínculo re fuerte con mis abuelas. Eran re amigas, ésa era la mejor parte. Eran tan amigas que estar con la abuela era como estar con todas las abuelas y con las otras abuelas del grupo de amigas.

– ¿Hace cuánto no está la abuela Angélica? La extrañás mucho

– Hace cinco años. Sí, a mi abuelo también, que falleció hace tres años, yo tuve a mis abuelos mucho tiempo. Mis papás también eran muy jóvenes cuando me tuvieron, estudiaban, estuve mucho tiempo conviviendo con mis abuelos que fueron un pilar importante. Mi mamá tenía 19 años, estaba estudiando y tuve un vínculo extremadamente fuerte con ellos y mi abuelo a los 94.

– Antes de la maternidad tenés que hacer otro viaje con la abuela.

– Sí, mi mamá tiene un poco de miedo de llevarla porque siente que está muy grande, le cuesta un poco más caminar o andar sola. El papá de mi abuela era francés, no sé cómo terminó llegando a Formosa. Tuvo un hijo cuando empezó la Primera Guerra Mundial. Volvió a Francia, estuvo cinco años en la guerra y sobrevivió a la Primera Guerra Mundial con todo lo que eso implica. Volvió e incluso fundó una escuela en Formosa. Entonces mi abuela quiere volver al pueblo de donde era su papá.

“Soy muy devota de la Virgen de Lourdes y fui con mi abuela a Francia cuando me recibí”, confesó Alejandra Maglietti con María Laura Santillán

“EN UN MOMENTO ME PUSE ÁCIDO HIALURÓNICO. LE DIJE: SACAME TODO, TE LO PIDO POR FAVOR”

– ¿Cómo te llevás con las cirugías, los cambios y el paso del tiempo?

– Ay, de todo un poco, es un tema complicado. Me hice las lolas, me hice una lipo, pero en la cara cirugía no me hice. Sí, en un momento me puse ácido hialurónico, después lo disolví, hialuronidasa se llama, es una enzima con la que podés disolverlo. No me gustó.

– ¿No te encontrabas?

– No me encontraba. En los labios me lo sigo poniendo, pero en el resto de la cara no.

– ¿Estabas muy pepona?

– Sí, me disolví todo, en un momento fui y le dije: sacame todo esto, te lo pido por favor.

“UNO SE VA PONIENDO CADA VEZ UN POQUITO MÁS Y NO SE TERMINA DANDO CUENTA”

– ¿Fue fácil eso?

– No, duele un poco, pero no me gustó el resultado. Botox sí uso, botox y los labios Sí, cremas, me preocupo por verme bien la piel. Cuando tenés 20 ni te importa, te ponés una cremita y ya está. Me gusta verme la piel luminosa, lo mejor posible, tampoco me vuelvo loca.

– ¿Labios carnosos a lo Angelina Jolie?

– Uno se va poniendo cada vez un poquito más quizás y no se termina dando cuenta. Pero después, cuando veo mis fotos me gusta con más labios.

– ¿Sos de las que se obsesionan o no?

– No, no me obsesiono. Voy a la esteticista a cada seis meses, dos veces por año.

María Laura Santillán con Alejandra Maglietti – ME PUSE ÁCIDO HIALURÓNICO Y NO ME GUSTÓ. LE DIJE “SACAME ESTO, TE LO PIDO POR FAVOR”. ME DOLIÓ

“SOY PETISA Y ME TOCABA ESTAR CON CHICAS QUE MEDÍAN 1,80. YO ERA COMO UN CHIHUAHUA, ME SENTÍA ENORME”

– Una lipo no se entiende, sos muy joven, muy linda.

– Pero me molestaba, cosas del momento también. Ahora mi vida es muy distinta, antes cuando trabajaba como modelo estaba todo el tiempo expuesto mi cuerpo. No era fácil, porque todo el tiempo estabas al lado de otras y tendés a compararte. Yo tenía mucha inseguridad porque soy petisa y me tocaba estar con chicas que medían 1,80. Yo era como un chihuahua, yo me sentía enorme, salía a la pasarela y estaba en mi mundo. Después cuando veía la foto, era más bajita. No sé si me discriminaban, pero sí sentía que había muchas cosas que no me dejaban, no me ponían el vestido y sufría porque sentía que era por mi tipo de cuerpo, también porque me decían que tenía las piernas gordas. Más de una vez estaba preparada para salir y la productora empezaba: ‘tápenle las piernas a esta nena! Tápenle las piernas!’ Obviamente a los 20 años eso te afecta, es imposible que no te afecte. Si no te gustan mis piernas que no me termine dando cuenta.

– Toda tu época de modelo estuviste pendiente del cuerpo porque era tu herramienta.

– Por supuesto, era mi herramienta de trabajo y además. Desde hace varios años, no. Ahora cada tanto hago algo de modelaje pero dije: listo, yo quiero disfrutar. Hace poco estuve con un compañero que también era modelo en esa época, los dos comiéndonos una hamburguesa, siendo felices y decíamos, ‘viste lo que es esto? ¡Antes vivíamos a pollo!’ Estuve un par de años pasándola bomba, comiendo todo lo que quería, un día me fui a hacer los análisis y tenía resistencia a la insulina, la glucosa alta. Tuve que volver…

– ¿Colesterol?

– Colesterol, todo. Tuve que volver a la senda. La prescripción médica era gimnasio para bajar la glucosa, tratar de no comer tantos hidratos. Hago el mix: durante la semana tengo una dieta balanceada y el fin de semana me doy todos los gustos. No me como cinco hamburguesas, pero me como mis papas fritas que me encantan. Me gusta comer, disfruto comer, pero tuve que volver a ese equilibrio. No estaba bueno lo que estaba me estaba pasando a nivel físico, todos los días me comía 1/4 de helado mirando la tele.

“SI BETO CASELLA NO HUBIERA CONFIADO EN MÍ, NI YO HUBIERA CONFIADO”

– Recuerdo que dijiste varias veces que Beto Casella es el mejor jefe que tuviste.

– Sí ¿Por qué te digo que Beto para mí fue un antes y un después en mi vida? Porque cuando empecé en Bendita todavía no era abogada, estaba estudiando, yo hablaba de algunas cosas más serias y tenía vergüenza de hablar porque no me creía capaz de poder hablar. Yo misma me autocensuraba pensando que nadie me iba a tomar en serio y Beto me dio la seguridad y la posibilidad de que hablara de otras cosas y que empezara a creer en mí. Más allá de todo lo que es Bendita, que es hermoso, de tener la posibilidad de estar en ese grupo genial, la confianza que él me escuchó y me prestaba atención. Siempre tuve ese espacio, ese lugar para poder hablar de temas que a mí me interesaban, él me dio la posibilidad de poder lucir esa parte de mí. Quizás si él no confiaba en mí, ni yo hubiera confiado en mí.

– ¿Cómo está el grupo ahora después del episodio de Tamara Pettinato y el video con Alberto Fernandez?

– Volviendo a la normalidad. Pero bien, porque Bendita es un programa de humor y de diversión, de pasarla bien y ya ahora estamos pasándola muy bien.

– Hubo varios días difíciles que atravesar para todos.

– Por supuesto, para todos, nos agarró como ese tema al aire.

– Todo el mundo se sorprendió.

– Sí, eran las ocho y veinte y estábamos a punto de salir al vivo. En ese momento todos nos quedamos muy sorprendidos y ese día fue complejo porque no entendíamos nada y tampoco sabíamos, nos enteramos como todo el mundo. Y salió así.

– Y terminó mal porque son como una familia. Es fuerte que alguien no esté más de un día para el otro.

– Sí, pero a veces las cosas son como son y no como uno quiere que sean. Las cosas se decantaron de esa forma.

Durante la entrevista con María Laura Santillán, Alejandra Maglietti habló sobre su relación con Beto Casella: “Me dio la seguridad y la posibilidad de que hablara de otras cosas y que empezara a creer en mí”

“YO NO VOLVÍ A HABLAR CON TAMARA DESPUÉS. NO LA VOLVÍ A VER”

– Uno deja de verse, no tenemos mucha dimensión de que también convive todo el tiempo con los compañeros de trabajo. Se termina y no los ves más.

– Sí, yo no volví a hablar con Tamara después de… Antes chateé un poco, pero no la volví a ver. No estuve en el programa el día que volvió, no hablé con ella. Solamente hablé previamente. Hubo siempre buena relación, pero las cosas se dieron de una manera que no era la manera que yo esperaba que se dieran.

“PARA MÍ NO HAY VIDA SIN SIESTA. NUNCA PUDE SOPORTAR NO DORMIR LA SIESTA”

– ¿Cuánto te queda de Formosa en el paisaje de la Capital, en esta escenografía? ¿La siesta?

– La siesta sí, obvio. Yo sin siesta no existo. En algún momento, media hora o 40 minutos, me duermo, necesito. En cualquier lugar, hasta en el auto me tiro hace un ratito y es como que reseteo mi cabeza. Es una manera de que el disco duro vuelva a arrancar. A mí me encanta. Para mí no hay vida sin siesta. Nunca pude soportar no dormir la siesta.

– Eso no lo perdiste. ¿El tereré?

– Tampoco. Cuando empieza el calorcito, arranca el tereré, obviamente. La chipa me gusta mucho. Ahora en Buenos Aires se consigue, antes no había, ahora cada vez hay más. Está muy de moda, así que yo lo disfruto.

– ¿Cada cuánto vas?

– Cada tres meses, más o menos voy. Me cuesta porque por ahí estoy cansada. Y siempre en Formosa hay tormenta.

– Pero ahí está la abuela.

– Sí, está la abuela, y por eso me banco todo. La abuela Lila, te quiero, abuela. Voy ahora porque ahora hace la fiesta de cumpleaños, en dos semanas, los 97.

Fuente: https://www.infobae.com/tag/policiales

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