Un reclamo de libertad para los soldados

0
43
La sociedad argentina debe comprender que parte de sus integrantes, cada vez en mayor cantidad, posee una lectura distinta al discurso vociferado, por más de cuatro décadas, cargado de intencionalidad ideológica (y económica) con consecuencias inauditas para las repúblicas occidentales, porque la obligó a una defección de su propia esencia convalidando argumentos antidemocráticos y antijurídicos. Esa derrota de carácter y cultural permitió que no se pueda saber la verdad de todo lo sucedido en los años de plomo del Siglo XX, es decir, la década del 70.

La sociedad argentina debe comprender que parte de sus integrantes, cada vez en mayor cantidad, posee una lectura distinta al discurso vociferado, por más de cuatro décadas, cargado de intencionalidad ideológica (y económica) con consecuencias inauditas para las repúblicas occidentales, porque la obligó a una defección de su propia esencia convalidando argumentos antidemocráticos y antijurídicos. Esa derrota de carácter y cultural permitió que no se pueda saber la verdad de todo lo sucedido en los años de plomo del Siglo XX, es decir, la década del 70.

Parte de la sociedad sabe que:

1. Fue una guerra revolucionaria (y contrarrevolucionaria).

2. Existió un “conflicto amado sin carácter internacional” según la tipificación de la ONU (aunque hubo combatientes de todas partes del mundo en las selvas tucumanas).

3. Permitió que ejércitos irregulares organizados, adiestrados y equipados en general desde Cuba y apoyados por la ex URSS asolaran el país.

4. Produjo que parte de las generaciones del siglo XX consideraran a los terroristas como criminales de la peor calaña, homicidas de tropas convocadas por las leyes y verdugos de cuantos no se ajustaban a su “justicia revolucionaria”.

5. Obligó a que el poder democrático de turno ordenara unívocamente “aniquilar” a la subversión en sendos decretos de febrero y octubre del año 1975.

6. Al menos tres administraciones trataran de pacificar el país con amnistías e indultos legítimos.

7. Causó el surgimiento de una política que utilizó este drama argentino para sus fines en contra del bien común, adhiriendo a una normativa internacional que declaró imprescriptibles los crímenes de lesa humanidad y abrió las puertas a una aberración incorporada al plexo normativo en el 2001.

8. Tuvo consecuencias injustas porque ya no existen en nuestro país los principios de cosa juzgada, irretroactividad de la ley penal, ley penal más benigna, juez natural y de “Non bis in Ídem”.

9. Privó a parte de la sociedad a reconocerse merecedora de la sangre derramada al invisibilizar y negar a tropas que la defendieron.

10. Consintió el mantenimiento de mentiras manifiestas y claudicaciones de políticos de aceptar la cifra de “30.000”, y si no se hace, escrache “negacionista”, con rémoras que lo identifican con el holocausto del nazismo, y otras analogías, como calificar al juicio a las juntas como “el Nüremberg argentino”.

Con ello, fueron al menos cuatro o cinco generaciones influidas por una visión sesgada y tomaron posiciones tan radicalizadas que es imposible poder acordar al menos en los intereses comunes. Una sociedad donde las posiciones se vuelven irreductibles y es improbable pasar del discurso a la verdad histórica. Un amplio sector de la sociedad reconoce como una injusticia mantener soldados presos y a sus familias, en cualquier tipo de cárceles, por el solo hecho de aplicar en nuestro país una doctrina “Roxin” (*) ya perimida (incluso por el propio intelectual europeo). Una doctrina utilizada arbitrariamente para evitar que los argentinos, al menos en los tiempos finiseculares del siglo pasado y ya adentrado el siglo XXI, puedan dedicarse en unión y libertad a alcanzar los objetivos nacionales. El retraso que impuso esta narrativa utilitaria de la tragedia nacional habrá que evaluarla en el futuro. Lo cierto es que pesaron para muchas instituciones, estas épocas de máxima oscuridad. Durante cuatro décadas, las Fuerzas Armadas padecieron injustamente la ignominia y el descrédito.

Muchos hoy deberán preguntarse a la propia conciencia: ¿Dónde estábamos, en las épocas más oscuras? Tras el oprobio, con fundamentos inmorales, muchos uniformados debieron violentar un pasado glorioso por el condicionante de la vergüenza impuesta por políticos u organizaciones “ad hoc” que siguieron los pasos de Horacio Verbitsky, de pasado extremista, y su persecución.

Hoy siguen presos militares que repelieron victoriosamente una agresión de ejércitos subversivos e irregulares en el contexto de la Guerra Fría, ocultando la valentía de soldados, suboficiales y oficiales que lucharon, muchos, heroicamente. Ejemplos hay múltiples, como el Teniente Primero Cáceres en el Combate de Pueblo Viejo, la autodefensa en la Escuela de Manchalá, o la defensa de los cuarteles de Formosa, entre tantos otros hechos. En esa guerra murieron también conscriptos, no de 18 años malvineros, sino de 21, que ocuparon sus puestos para defensa del país, gritando: í”Viva la Patria, aquí no se rinde nadie”!. Hoy, injustamente olvidados, negados por el discurso dominante.

Todo ello, si bien iniciado antes, casi desde el mismo momento en que ganó el radicalismo luego del gobierno de facto, tuvo su cenit en el año 2003, mismo año en que retiraron a las Fuerzas Armadas y a la Gendarmería Nacional de Kosovo, por el solo hecho de participar en un teatro de operaciones con la OTAN.

En esa conflictiva región balcánica, los soldados argentinos impusieron la paz en operaciones y fueron reconocidos y admirados por su desempeño. En vez de continuar por esa senda de máxima operatividad, a las tropas argentinas se las asoció a fuerzas bolivarianas o venezolanas y de tintes similares, retrasando una vez más el esfuerzo profesional, porque esos ejércitos no eran los necesarios para nuestro acervo militar técnico-profesional, moral y de progreso. Lo que sucede hoy en el país de Nicolás Maduro basta para ejemplificar a donde nos conducían esas políticas nefastas.

Con esta y muchas acciones más, intentaron quitarle el alma a las Fuerzas Armadas y a parte de las de Seguridad, heridas por una derrota impuesta por el discurso que prevaleció desde el poder, borrando de la memoria colectiva los clamores para que las Fuerzas Armadas frenaran al terrorismo, instalando a la vez valores espurios, autoritarios y antimilitaristas.

La anulación parcial del indulto dispuesto de una administración peronista dejó en libertad a los líderes guerrilleros condenados. La misma decisión política forzó en aquel tiempo la salida de cuatro jueces de la Corte Suprema de Justicia para lograr una mayoría afín al kirchnerismo y así dar paso a la persecución de militares que lucharon, a los hijos de militares bajo la advocación de “portación de apellido” (en todas las profesiones) y a la destrucción o disminución moral y hasta económica de familias enteras de estas personas. Pese a que algunos de los militares fueron privados de su libertad en domicilio, ese aislamiento en la ancianidad solo precipita la muerte; así la justicia se transformó en injusticia al hacer morir a muchos de nuestros soldados que antes lucharon por la Patria y postrándolos a las tinieblas más infames, privándolos inclusive, de tener una bandera argentina como mortaja.

El costo de todo lo afrontan los militares presos con y sin condena, por delitos de lesa humanidad, quienes fueron arrastrados a un lugar que no querían por imperio de las leyes y reglamentos militares. El resto, los terroristas cobardes y otros aprovechadores, gozan de la paz y muchos, con indemnizaciones millonarias y puestos políticos y de poder.

La ideología, muchas veces, es mero pretexto para justificar un poder sin límites. Se pretende tipificar el “horror de terrorismo de estado”, pero lo cierto es que cuando la violencia invade la sociedad, se desatan los Cuatro jinetes del Apocalipsis, es decir, la guerra, la muerte, el hambre y la peste. Un lugar llamado infierno incomprensible para muchos teóricos y que alimenta espurios intereses, donde no hay lugar para dudas existenciales ni múltiples interpretaciones. Abierta la Caja de Pandora, parte de la sociedad alentó la contraguerrilla a través de organizaciones extrañas, como la “Triple A”.

No hubo “un ataque generalizado y sistemático contra una población civil”. De ninguna manera se atacó a la sociedad. Lo que se produjo fue un enfrentamiento contra unos 25 mil milicianos del Ejército Revolucionario del Pueblo y Montoneros, entre otros.

El aparato estatal, opino, inició un “terrorismo de lesa jurídica”, sometiendo arbitrariamente a los “soldados del 70” que aún viven. Como los aires cambiaron, menguan las diatribas contra ese “ejercito genocida” panfletario de un discurso vil; en cambio, se considera que todo aquello “es cosa del pasado”, continuando con la injusticia y “mirando para otro lado”, cuando las consecuencias son actuales. Es decir, culpables intelectualmente de arruinar a muchos argentinos, hoy octogenarios o de mayor edad, y a sus familias.

La maquinaria judicial acosa sin piedad a una población militar de casi 3000 personas y sus familias, y da como resultado, detenidos sin condenas, cuyos promedios de edad que impiden ser “riesgo para la sociedad”, con fugas imposibles. Inocentes detenidos con más de 16 años de cárcel. Casi un millar de muertos en prisión y sin condena obliga a reasumir el compromiso con los principios de la libertad y justicia para todos los ciudadanos y habitantes de nuestro país.

Nuestro pueblo, si pretende que los anteriores ex subversivos sigan gozando de la paz ganada, debe recuperar su valor moral y liberar a sus soldados presos injustamente. Argentina siempre produjo buenos soldados. Pero hoy se invisibiliza a cuadros militares postrados en sus sillas de ruedas, con sus cuerpos mutilados por aquellos terroristas; también hubo suicidios, como consecuencia de aquellos terribles momentos en que el país se debatía entre ser un satélite o una república. Los padres fundadores de la Patria así lo consagraron: ¡Libertad!

· Claus Roxin, abogado y jurista alemán que teorizó sobre la autoría mediata a través de los aparatos organizados de poder.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí