Un convenio educativo para celebrar

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El sufrido pueblo argentino recibe una diaria avalancha de noticias inquietantes, que giran en torno del radicalizado enfrentamiento entre facciones políticas inconciliables que profundiza un abismo que se tornó insondable. Se imputa a la vertiente opositora más dura, el tejido de maquiavélicos acuerdos de cúpula para iniciar un juicio político que fulminaría al gobierno democrático. Los más radicalizados sueñan en un “Coup D´Etat” poco clásico: un levantamiento popular al estilo cordobazo. Este clima tóxico muestra una historia recurrentemente vivida y un camino transitado hacia la frustración nacional y la crisis perpetua.

El sufrido pueblo argentino recibe una diaria avalancha de noticias inquietantes, que giran en torno del radicalizado enfrentamiento entre facciones políticas inconciliables que profundiza un abismo que se tornó insondable. Se imputa a la vertiente opositora más dura, el tejido de maquiavélicos acuerdos de cúpula para iniciar un juicio político que fulminaría al gobierno democrático. Los más radicalizados sueñan en un “Coup D´Etat” poco clásico: un levantamiento popular al estilo cordobazo. Este clima tóxico muestra una historia recurrentemente vivida y un camino transitado hacia la frustración nacional y la crisis perpetua.

Pero en medio de este fárrago de hechos negativos, trascendió una iniciativa que merece ser acogida con esperanza por la ciudadanía: el día 14 de agosto del corriente año se firmó un convenio educativo firmado entre el Decano de la Facultad de la Armada y el Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral, que tiene por objeto implementar un ciclo de Conferencias sobre la Constitución y la República; que incluye un sistema de Becas y descuentos que la Universidad Austral reconoce a los profesores y cadetes de la Escuela Naval con ansias de perfeccionarse y asegura un fluido intercambio de docentes y alumnos, entre las instituciones firmantes. El convenio fue ratificado por Resolución rectoral N° 262 del 9/9/24 de la Universidad de la Defensa Nacional.

Este convenio que firma por parte de la Armada, el Contraalmirante (RE) Magister Juan Carlos Bazán, explicita un objetivo trascendente de la Marina por fortalecer la formación de excelencia de sus integrantes, no sólo en lo estrictamente profesional, sino también en lo referido a la dimensión cultural, que “plenifica” el desarrollo integral de las personas que la reciben y proporciona a la institución armada cuadros profesionales de gran calidad humana.

Es destacable que el convenio –un ejemplo a imitar- ponga un énfasis especial en los Cursos sobre la Constitución, que incluye una profundización sobre las virtudes del orden republicano, que constituye la garantía institucional para contrarrestar un mal moderno: la tentación del personalismo autoritario.

Nuestra marina de guerra, fiel a sus tradiciones históricas, cree en la formación permanente de sus hombres, que deben estar preparados para responder con inteligencia, integridad y firmeza las contingencias que se presenten en un mundo progresivamente convulsionado. La sabiduría ancestral nos advierte que, si la nación quiere la paz, debe estar preparada para la guerra. El axioma para que la nación pueda afrontar los riesgos y los peligros inminentes o futuros y las amenazas aún inciertas, es lograr un firme orden institucional, conducido por patriotas inteligentes y honestos.

Firma este convenio, como decano de la Universidad Austral, el Dr Manuel García-Mansilla, descendiente de Manuel García Aguirre, diplomático quien por orden de Sarmiento, dirigió la construcción de “la primera escuadra argentina de vapor y acero” y del intrépido contraalmirante Manuel José García-Mansilla, figura señera de la armada argentina, a quien el presidente de Francia condecoró el 28 de diciembre de 1878 con la “Cruz de Caballero de la Legión de Honor”. Esta distinción le fue otorgada al joven cadete argentino por haberse arrojado al puro estilo homérico, “al proceloso piélago”, para salvar la vida de un marinero francés de la fragata “Victorieuse”.

“El impulso destituyente evoca la historia de la frustración nacional y la crisis perpetua”.

La relación entrañable de esta tradicional familia argentina con la Armada se mantuvo hasta el presente y se expresó siempre con diversos gestos de una constante “affectio” patriótica. Los García-Mansilla han entregado los premios anuales a los egresados de la Escuela Naval Militar, formalizaron donaciones como la bitácora del contraalmirante García- Mansilla y dan apoyo editorial para las publicaciones históricas navales. El “animus donandi” que se reitera a lo largo del tiempo, confirma la adhesión espiritual de esta bendecida familia a la Marina de Guerra y reitera la vocación patriótica de sus integrantes.

Reflexionando sobre este hecho auspicioso que propugna sin estridencias el respeto irrestricto por la Constitución, podemos augurar que se abre una era de paz y prosperidad. Los cambios culturales que se insinúan son tendencialmente firmes. La Argentina de las grietas insanables y de los brotes de violencia extrema que aún escandalizan a la opinión pública, pertenecen a un pasado, que se eclipsa paulatinamente. El sol de nuestra bandera, símbolo de la luz y de la vida plena, vuelve a iluminar a nuestro país, sumido anteriormente en la oscuridad. Nuestro pueblo, desde el sepulcro virtual al que fue precipitado, finalmente escuchó la imperiosa voz redentora que le ordena: “Levántate y anda”.

Fuente: https://www.eltribuno.com/salta/seccion/policiales

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