Gabriel Rabinovich, el bioquímico argentino de 52 años, uno de los científicos más prestigiosos del mundo y candidato al Premio Nobel, recibió el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Salta.
Rabinovich tiene su reconocimiento por el descubrimiento de una proteína clave para combatir el cáncer, ponderó el desarrollo de la ciencia a nivel nacional y enfocó su filosofía de vida en base a las “oportunidades”.
El acto en la UNSa estuvo encabezado por el vicerrector, Nicolás Innamorato; y el decano de la Facultad de Ciencias de la Salud, Carlos Portal. Sucedió el jueves último en el Anfiteatro G-400 del complejo académico.
Luego de recibir el título de Doctor Honoris Causa, Rabinovich se mostró profundamente agradecido con la comunidad universitaria de Salta, y en un discurso, ante más de 200 personas, se refirió al estado actual de la ciencia y la tecnología en el país.
Calificó de “desprecio” a las políticas actuales en materia de ciencia y tecnología y confirmó que la única salida para las nuevas generaciones es la educación pública.
Refiriéndose al Gobierno nacional y a los funcionarios, sostuvo que estos “no pueden diluir sus responsabilidades de generar políticas de Estado que cuiden la educación, preserven la salud de la población y defiendan la ciencia y la tecnología”.
“En Argentina no sólo podemos importar o generar tecnologías asociadas a descubrimientos de países centrales, sino que tenemos el talento humano y la potencia para desarrollar ciencia innovadora y original que impacten el conocimiento universal y que transformen el tejido social”, precisó.
Lamentó que actualmente la realidad muestra que ejercer “la ciencia es cada día más difícil”. Dijo que el desfinanciamiento en materia de ciencia y técnica afecta notablemente los compromisos asumidos desde la Agencia Nacional de Promoción Científica y el funcionamiento del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), en relación al grupo de becarios, investigadores y fondos para la subsistencia de los institutos.
A este escenario, sumó “la falta de cuidado de nuestras queridas universidades públicas, nos plantea un horizonte muy complejo y nos convoca a una lucha colectiva para preservar lo logrado y no bajar los brazos”, afirmó y bregó por un país justo, federal e inclusivo, con educación, cultura y ciencia, sumando la importancia del “cuidado de nuestros pacientes, de nuestros jóvenes y de nuestros queridos jubilados”.
El doctor Gabriel Rabinovich dialogó con El Tribuno.
Desde su trabajo en el ámbito científico ¿Qué es lo que viene a contar en Salta?
Lo que yo vengo a contar a los salteños es lo que hicimos en estos 30 años. Hemos construido un paradigma, hemos descubierto desde un hecho completamente inesperado una proteína que está en nuestro sistema de defensa de nuestros sistema inmunológico. Este paradigma que se construyó alrededor de eso. Los tumores producen una proteína para evadir la respuesta inmune y para frenar la respuesta inmunológica. Y con esto generamos una nueva terapia en cánceres y en enfermedades autoinmunes.
¿Todo es desarrollo de ciencia argentina?
Es así. Cuento cómo desde un descubrimiento inesperado se puede llegar a una terapia. Cómo se puede hacer eso desde la Argentina y sobre todo cómo se hace en estos momentos difíciles del país, en el que estamos viviendo un desprecio a la educación y la ciencia. Tenemos que revalorizar esto tan maravilloso que es la educación pública, la ciencia y la tecnología argentina.
¿Cuando dice nosotros, hace referencia a su grupo de investigación?
Nosotros somos primero un grupo de investigación de 30 personas, que trabajamos en el Instituto de Biología y Medicina Experimental en el Conicet, y yo que además trabajo en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Pero toda esta historia comenzó en Córdoba, porque yo soy cordobés. Allí fue el descubrimiento central, en la UNC, y luego en el año 99.
¿Usted se formó en la educación pública?
Yo hice toda mi trayectoria en la Universidad pública y todo esto lo pudimos hacer gracias al Conicet, al Ministerio de Ciencia y Técnica, de la Agencia de Promoción Científica, estamentos e instituciones del Estado que en este momento están completamente abandonados.
Vuelvo porque impacta la palabra. ¿Usted habló de “desprecio”?
Porque esto va más allá del desfinanciamiento. Porque hay una enorme diferencia entre lo que uno puede decir: yo valoro lo que hacen por el país, pero en este momento no hay dinero. A decir: todas las personas que trabajan en el Conicet, o en las universidades públicas, son ñoquis. Hay una diferencia fundamental donde se justifica el desfinanciamiento por la falta de productividad. Por supuesto que hay personas que podrían trabajar más, pero son más las personas que todos los días, con salarios muy bajos, tienen un sacrificio enorme. Y yo creo que gobernar significa dar oportunidades. Yo pensaba en la famosa frase: si uno lo puede soñar, lo puede lograr. Pero ahora, a esta edad, estoy convencido que los sueños no se pueden lograr si no se les da oportunidades; y gobernar es brindar oportunidades. Las oportunidades a nuestra gente que ha trabajado tanto como los jubilados, oportunidades a los chicos jóvenes para que puedan salir adelante. Oportunidades a que haya desarrollos del país; ahora los están aprovechando los que vienen desde el exterior. Debemos luchar colectivamente para preservar lo que científicamente conseguimos.
Usted habla de ciencia para una sociedad equitativa…
¿Cómo podemos concebir un país justo, digno, libre, sin educación, sin cultura y sin ciencia? Como hombre de ciencia estoy convencido que debemos luchar por una sociedad más equitativa que contribuya a erradicar la desnutrición y la pobreza creando alimentos, nuevas fuentes de energía y aliviando nuestro trabajo con millones de pacientes en los hospitales a lo largo y ancho del país. Esta debe ser nuestra misión, independientemente de los vientos políticos, de las mareas económicas y de los objetivos individuales. Un gran ejemplo de estas condiciones fue el doctor Arturo Oñativia, un salteño multifacético y ejemplar como médico, docente investigar, político y hacedor de obras trascendentes.
El descubrimiento de la Galectina-1
Gabriel Rabinovich es reconocido por el descubrimiento de mecanismos de escape tumoral y de regulación de la respuesta inflamatoria, que permitieron el diseño de nuevos agentes terapéuticos en cáncer y enfermedades autoinmunes basados en la modulación de la interacción entre galectinas y glicanos.123 Se desempeña como investigador superior del Conicet y profesor titular regular plenario de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.
Desde 2016 es miembro asociado extranjero de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NAS), y desde 2022 miembro de la Organización Europea de Biología Molecular (EMBO). También es miembro de la Academia de Ciencias del Mundo en Desarrollo (TWAS), de la Academia de Ciencias de América Latina, de la Academia de Ciencias Argentina y de la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (ANCEFN) de Argentina.
Su investigación busca comprender la compleja relación entre el sistema inmunológico y el cáncer. Su trabajo permitió descubrir cómo y por qué el sistema inmune no identifica al tumor como extraño y por qué no lo ataca.
Observó que el tumor produce una proteína -la galectina 1 (Gal-1)- que ataca a los linfocitos del sistema inmune, y demostró que, si se bloquea dicha galectina, disminuye considerablemente la capacidad inmunosupresora del cáncer. En consecuencia, el sistema inmune se potencia y el tumor reduce su crecimiento. Este descubrimiento abre las posibilidades de un nuevo blanco terapéutico en cáncer. A su vez demostró que esta proteína permite restaurar la tolerancia inmunológica y la homeostasis de tejidos, suprimiendo de esta manera respuestas inflamatorias crónicas y autoinmunes.
En agosto de 2023, anunció el lanzamiento de Galtec, empresa biotecnológica con inversión público-privada. Su objetivo es brindar nuevas oportunidades terapéuticas a los pacientes mediante el desarrollo de terapias innovadoras dirigidas contra el cáncer y otras enfermedades autoinmunes. Estas terapias se fundamentan en esta proteína clave: la Galectina-1. Rabinovich participó, junto con otros investigadores, en el descubrimiento de por qué el organismo de la mujer embarazada no rechaza al bebé en gestación.