Es una apuesta disruptiva y novedosa la de San Lorenzo, de incorporar a un europeo que llega sin ritmo porque no juega desde abril. Y es disruptiva la decisión de Iker, que llega a un equipo que no juega copas internacionales, que no tiene el anzuelo del Mundial de Clubes ni está en un gran momento.
Claro que es uno de los grandes, con una de esas hinchadas que a lo largo de la historia fue diferente y es un club con tradición e identificación. No será como el aterrizaje de De Rossi, que pudo vivenciar Boca, pero es de los pocos europeos que se suman a nuestra liga, y distinto de otros casos de extranjeros más desconocidos, como Takahara (Japón), Tchami (Camerún), Orode (Nigeria), Bennett (Honduras)…
Más allá de qué resulte, siempre son bienvenidos personajes como Muniain, que ya demostró ser un gran actor en el video de presentación. Fue dirigido por Bielsa, de quien dijo que “es el que más sabe de fútbol”; también tuvo a Berizzo. Más de 500 partidos en el Bilbao, cerca de 60 goles (el último, al Sevilla de Acuña). Un dato: en un compilado de LaLiga, la mayoría son dentro del área.
Un 10 (camiseta pesada, que viene generalmente con talento y personalidad), ganador de la Copa del Rey en abril, que vino por pasión, para descubrir en primera persona lo que es el fútbol argentino. Y que, sin ser una superestrella, pone a San Lorenzo en la vidriera mundial.
Su despedida del Bilbao en San Mamés. Los vascos lo adoran (EFE / Miguel Toña).
Con el buzo cuervo, le firmó camisetas a la gente.
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