Ocho minutos, nada más, le bastaron al Colibrí para picar por primera vez. Para olfatear sangre y abalanzarse sobre la presa: la pelota que Ezequiel Muñoz dejó corta, número cinco inflada a 1,6 atmósfera que Borja domó con calidad dándole una cucharadita de botín, gesto técnico que dejó pagando a Alan Aguerre y que facilitó la resolución de la acción: el killer después sólo tuvo que empujarla con el arco vacío.
Borja demostró ser un facilitador de complejidades: con enorme sencillez halló el gol en contraste con las dificultades que había mostrado River, hasta ahí, para patearle francamente a Lanús. Apenas un remate de Franco Mastantuono y otro de Santiago Simón habían inquietado al cuadro de Ricardo Zielinski, más allá del ataque que a los ocho segundos desperdició Pablo César Solari tras un toque sutil de Manu Lanzini.
Un facilitador de goles
Miguel Angel Borja – Empate agónico de Borja
Lo hace fácil, Miguel Ángel. Que en el año está encendido como artista: con el que marcó en el reinicio de la Liga Profesional alcanzó los 24 en los 26 partidos que disputó en 2024, ya con cinco dobletes en seis meses de competencia. Un bestial promedio de 0,92 por encuentro jugado que mantiene viva la esperanza del colombiano de igualar su mejor performance en la red: los 39 que metió durante el 2016.
“Le dije a Martín (Demichelis) que tenía muchas ganas de jugar. Venía con ese deseo de sumar minutos. Lo importante fue que ayudé al equipo de que cosechara al menos un punto. Ahora tenemos que pensar en llevarnos los tres de Mendoza”, reflexionó el MVP, “nos vamos con el sinsabor. Gracias a Dios pudimos empatar sobre la hora, era difícil. El partido se tornó así pero el punto también suma”.
Borja incluso pudo haber hecho más que dos. Porque esa media vuelta desde el suelo, entre varios pares de botines y después de hacerle sanguchito a la pelota con su cumpa de ataque Adam Bareiro, llegó después de otros dos intentos. Uno, post pase de Nacho Fernández, aunque su remate se fue elevado; el otro, tras un centro de Colidio, aunque le dio con la nuca y la pelota se levantó demasiado. Habría sido demasiado pedirle otra gema más al hombre que maquilla descompensaciones. Y que volvió a ser héroe.
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